Expertos del grupo almeriense de economía aplicada diseñarán un plan estratégico para reconvertir la actual economía del municipio de Cerro Sombrero, en la Tierra de Fuego, basada en la industria petrolera, en un modelo sostenible sustentado en la energía eólica. La idea es trasladar un sistema de economía social, centradas en el aprovechamiento de recursos propios como el viento, de gran potencia en la zona.
Se trata de un proyecto del Programa de Cooperación Interuniversitaria que la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) ha financiado con 17.600 euros y en el que participarán también las universidades de Santiago de Chile y la de Magallanes en el país chileno.
Actualmente, el desarrollo económico de la ciudad está muy vinculado a la Empresa Nacional de Petróleo de Chile (ENAP). Los alrededor de 2.000 habitantes de Sombreado dependen de esta fuente energética y de la compañía que explota el oro negro. No obstante, el futuro se tornará de este color si no se diversifica la actividad económica.
“Si la firma se plantea trasladar la producción a otra zona más rentable de Tierra de Fuego, la economía del municipio se resentirá, porque todo está planteado en torno a la empresa, que proporciona desde ventajas de ocio, hasta las viviendas”, explica el responsable de la investigación, Jaime de Pablo.
De ahí la necesidad de las autoridades del municipio de planificar estrategias de reconversión de actividades productivas generadoras de empleo, como las basadas en las energías renovables. De esta forma, la utilización del potencial del viento no sólo constituye una cuestión medioambiental para Sombreado, también puede resultar su principal nicho de mercado en el futuro.
Así lo han planteado los expertos de la UAL que persiguen aplicar su experiencia en desarrollo rural y local para elaborar unas recomendaciones que ponen de manifiesto la urgencia de explotar otros sectores como el ganadero, el turístico o el agroalimentario y, sobre todo, el de las fuentes energéticas alternativas al petróleo. “La idea es que se constituyan empresas de economía social, centradas en el viento. Para ello, tomaremos como referencia a una cooperativa eléctrica chilena denominada CREO, que está ubicada en Osorno. Esta ya explota la energía hidráulica y distribuye los beneficios de su actividad entre sus socios”, explica De Pablo. De esta forma, se aprovecharían los recursos propios, además de constituir un entramado empresarial que redunde en la propia población