La exposición constituye, asimismo, un buen arranque para una fructífera cooperación con instituciones, en este caso a varias bandas: por una parte, la Embajada de Rusia en España y por otra con la asociación NEVA, una agrupación cultural rusa de Almería cuyos objetivos principales pasan por difundir y afirmar la cultura rusa entre las familias de origen ruso y entre la sociedad almeriense en general.
¿Por qué una exposición dedicada, precisamente, a estos dos escritores? Principalmente, por la extraordinaria influencia que las obras de uno y otro han tenido en la literatura universal en los dos últimos siglos. Gógol está considerado como uno de los más grandes maestros del relato corto y sus obras de teatro (como El inspector), relatos (como El abrigo) y novelas (como Taras Bulba o Almas muertas) se encuentran entre las obras maestras de la literatura realista rusa del siglo XIX.
Qué decir de Tolstói. Se trata de uno de los más grandes escritores de Occidente y de la literatura mundial. Entre sus obras más famosas, Guerra y Paz, Anna Karénina, Los cosacos o La muerte de Iván Ilich, que son tenidas como la cúspide del realismo. Sus ideas sobre la “no violencia activa” (que expresó en libros como El Reino de Dios está en vosotros) tuvieron también un profundo impacto en gente como Gandhi o Martin Luther King.
Esta exposición fotográfica nos permite acercarnos a la figura de estos dos grandes maestros de la literatura y situar el contexto vital, histórico y también social en el que escribieron sus obras, libros que tuvieron después una enorme influencia en nuestra literatura. Por ejemplo, Leopoldo Alas Clarín, en una carta que le escribe a Benito Pérez Galdós en abril de 1887, cuando aún no ha leído la novela de éste Fortunata y Jacinta, le confiesa su admiración por las obras de ambos, de Gógol y de Tolstói y la fascinación que siente por la novela Guerra y Paz.
La muestra permite descubrir también algunos paralelismos en la vida de uno y otro. En sus últimos años, Tolstói se convirtió en una persona profundamente religiosa, como también ocurrió con Gógol. Tolstói rechazó toda su obra literaria anterior y no volvió a escribir; en el caso de Gógol, esa crisis religiosa le llevó a destruir una gran cantidad de manuscritos inéditos, entre ellos la continuación de su obra cumbre, Almas muertas, de la que sólo y lamentablemente conocemos la primera parte.