El 64º Campamento Nacional de Montañismo celebró su primera jornada el pasado lunes, y lo hizo con un gran reto. Los participantes ascendieron al techo de Almería, El Chullo (2.606 metros de altitud), en una actividad en la que pudieron contemplar una ruta de gran belleza y neveros que no se han derretido tras las tenaces lluvias del pasado invierno.
El Campamento tiene su base de operaciones en Fondón y está organizado por el área de Deportes de la Diputación Provincial, la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada y la Andaluza de Montañismo, y el Ayuntamiento de la localidad, instituciones que han pugnado con firmeza para que el evento llegue a Almería por vez primera en sus 64 ediciones.
Cada jornada ofrece a los senderistas tres alternativas, con dificultades diferentes, alta, media y baja. La alta ha sido la citada ascensión a ‘El Chullo’, que ha requerido un firme esfuerzo a los deportistas. La de dificultad baja llevó a los participantes desde la Posada de los Arrieros, en Bayárcal, hasta El Cerecillo, a través del sendero de gran recorrido GR-240 Sulayr, y un bosque de encinas y castaños. El Puerto de La Ragua albergaba la ruta catalogada como ‘de dificultad baja’, junto al río, en un trayecto de cinco kilómetros. Los montañeros de la zona aseguraron que el río no portaba un caudal semejante en verano desde 1997 y las actividades proyectadas congregaron a más de 100 deportistas en sus diversas opciones.
La organización decidió variar el programa del martes y suprimir la ruta de dificultad alta, un trayecto de 23 kilómetros hasta Fiñana, para permitir a los participantes hacer acopio de fuerzas para emprender la siguiente actividad con mayor exigencia, la subida al pico Mulhacén. La de dificultad media llevaba a los deportistas hasta el Aguadero de Laujar, tras un recorrido de 19 kilómetros, mientras la de baja les conducía por un sendero entre Laujar, Benecid y Fondón, con seis kilómetros.
El Campamento Nacional de Montañismo se está desarrollando del 25 al 31 de julio y ofrece a los participantes la posibilidad de recorrer una ruta de dificultad alta, media o baja, según su estado de forma, así como varios recorridos culturales por los cascos históricos de Laujar y Fondón y a bodegas con solera de ambas localidades.