La conexión con el público se podía respirar desde el primer momento. El salón de actos del Museo de Almería estaba repleto. El silencio de los espectadores y la absoluta entrega por parte de los artistas, eran los ingredientes perfectos para disfrutar de una buena noche de guitarra flamenca. Después de cada canción, el silencio del público se rompía con “olés” y fuertes aplausos que hicieron que José Antonio Rodríguez agradeciese, en varias canciones, la buena acogida que estaba recibiendo. “El cariño que se nos da en Almería siempre es impresionante. Muchas gracias”, dijo el guitarrista emocionado.
José Antonio Rodríguez explicó a los asistentes que la primera vez que tocó en Almería era “un chiquillo” y que estaba “encantado” de volver con su guitarra. Tendría unos 18-20 años cuando tocó en la Peña El Taranto con Tomatito y José Sorroche, entre otros. Desde entonces, su música ha cambiado “muchísimo”. De aquel tiempo solo le quedan “las ganas y la ilusión” ya que “hay que hacer cosas diferentes para poder emocionarse uno mismo”.
Agustín Diassera y Chico Gallardo, vestidos de riguroso negro, acompañaron a José Antonio Rodríguez en la mayor parte de las canciones. Cuando llegó el turno de la Taranta y, más tarde, de la Soleá le dejaron solo sobre el escenario. No necesitaba nada más. José Antonio Rodríguez tiene la extraordinaria capacidad de transmitir todo tipo de sensaciones y sentimientos a través de las cuerdas de su guitarra. La guinda la pusieron con ‘Manhattan de la Frontera’, pieza con la que cerraron el concierto.