Numerosas voces expertas en historia se están dando cita estos días en Cuevas del Almanzora participando en el Curso de Verano de la Universidad de Almería ‘II República y guerra civil en el Levante almeriense’, que comenzó ayer lunes y finalizará mañana miércoles. Entre sus ponentes estuvo Encarnación Lemus, catedrática del Departamento de Historia, Geografía y Antropología de la Universidad de Huelva, sobre cultura y educación durante la II República.
La principal idea que Lemus ha querido transmitir a los participantes ha sido que “hay que poner todos los procedimientos con los que se cuente para luchar contra el analfabetismo y contra la incultura. Ambos son el caldo de cultivo para el caciquismo. Los ha usado siempre para mantener posiciones ultraconservadoras y autoritarias y, sobre todo, para crear lo que necesitan estos sistemas que son súbditos o personas resignadas que no ven en el horizonte posibilidades de cambio porque ellos no tienen la posibilidad de observar el mundo con criterio de análisis, de reflexión y ver las posibilidades que hay siempre para cambiar la realidad. Y es lo que quiso la República: crear ciudadanos y desterrar el analfabetismo que llevaba a la resignación”.
Durante la II República, se hizo una gran inversión en educación. “Fue uno de los ejes fundamentales de la política republicana porque la idea de fondo era conseguir el cambio social, pero a través de la transformación del individuo con la educación, es decir, utilizar la educación para conseguir el cambio social. Ellos decían que se trataba de crear ciudadanos y no súbditos que se resignaban ante el poder. Los ciudadanos eran conscientes, opinaban y fortalecerían la democracia republicana”. Durante este período de la historia española se hicieron leyes para que la educación llegara a todos, “pues hasta entonces era un reducto para unos pocos y querían transformar España aplicando procedimientos educativos de la institución libre de enseñanza”, ha indicado la ponente.
El objetivo del gobierno republicano “era crear una escuela pública que fuera gratuita y laica que se rigiera por el principio de la coeducación. Los ciudadanos y las ciudadanas son iguales ante la ley y ante la Constitución, por tanto, deben recibir las mismas enseñanzas. Además, querían una escuela unitaria en la que desde primaria hasta la enseñanza universitaria los principios fueran los mismos y el principio básico era la igualdad de oportunidades. Había que pensar que todos los que estaban en primaria, desde pequeños, podían y debían tener la oportunidad, si valían intelectualmente, de llegar a la universidad”.
Para ello, explica Lemus, se hizo una gran inversión. “Se plantearon construir 30.000 escuelas, aproximadamente, para que España dejara de ser un país donde las mayorías eran analfabetas. En ese momento, había un 40% de analfabetismo general, el de las mujeres era muy superior. Se hicieron muchísimas escuelas durante el primer bienio, en la etapa del gobierno constitucional, con la construcción de unas 15.000. No se construyeron todas, por la tensión y clima político accidentado, pero la creación de escuelas fue un éxito”. También, señala, se crearon las misiones pedagógicas “que llevaban la cultura a todos los pueblos porque se considera un bien para todos los españoles. Una de estas misiones llegó a Cuevas del Almanzora y a pueblos cercanos con obras del Museo del Prado”.
En cuanto al papel que tuvo la educación en el origen de la Guerra Civil, Lemus ha explicado que el hecho de que la escuela fuera gratuita y laica “provocó furibundas reacciones por parte de la iglesia católica, desde el Papado a las órdenes religiosas propietarias de los colegios. No tanto por el factor económico, sino porque, efectivamente, para crear un nuevo ciudadano había que crear una nueva educación y había un gran entramado de sectores sociales, encabezado por la Iglesia, que no tenían ningún interés en crear ese nuevo ciudadano. Ellos preferirían seguir con la educación que mantenía a los españoles como súbditos y no como ciudadanos”.