Expertos debaten en la Universidad de Jaén (UJA) los retos y las ventajas que suponen la participación española en la Defensa de Europa, dentro de un Congreso internacional, que se desarrollará hasta mañana martes.
El Congreso Internacional ‘Retos y ventajas de la participación española en la defensa europea. Repensar el futuro de la defensa 4.0’ se enmarca en el proyecto concedido a la Universidad de Jaén por el Ministerio de Defensa, habiendo recibido una subvención para la promoción de la Cultura de Defensa en la convocatoria de 2019, y que también cuenta con el patrocinio de la Facultad de Ciencias Sociales y Jurídicas de la UJA.
El congreso pretende analizar los retos y ventajas de la participación de España en la Cooperación Estructurada Permanente (PESCO por sus siglas en inglés), examinando igualmente las oportunidades que representa para el desarrollo de la industria de defensa de España y la ansiada racionalización de la política pública de defensa española.
La inauguración contó con la presencia de: la secretaria general de la UJA, Olimpia Molina Hermosilla, y del secretario de Relaciones con la Universidad del Mando de Adiestramiento y Doctrina del Ejército de Tierra (MADOC), Javier Ruiz Arévalo.
Ruiz Arévalo señaló que Europa tiene, de entrada, una capacidad económica e industrial “muy potente y lo que le falta, posiblemente, es integrar todas las capacidades en un esfuerzo coordinado”. Desde el Tratado de Lisboa de 2009, los países europeos han asumido el compromiso de actuar en defensa de cualquiera de los estados miembros que sean atacado, “con lo cual, la defensa europea se plantea, frente a amenazas al conjunto de Europa, o frente a amenazas a estados específicos, como fue el caso en 2015, cuando Francia sufrió los atentados de París e invocó la defensa mutua”, apuntó.
Asimismo, indicó que lo que se pretende con la defensa europea no es sustituir a la OTAN, “pero consideramos los europeos que necesitamos tener una capacidad de defensa autónoma, que debe estar coordinada y ser compatible con la de la OTAN, pero que tenemos que ser capaces de responder con nuestros propios medios a las amenazas que nos afecten a nosotros individualmente”.
El proceso de creación de un ejército conjunto europeo es lento, “porque Europa, a lo largo de su historia, ha avanzado mucho en su integración económica y política, pero poco, en términos relativos, en el ámbito de la defensa. Pero a día de hoy, hay voluntad por parte de la mayoría de los países europeos, de conseguir una mayor integración europea, que es, básicamente, lo que nos exige las amenazas que tenemos ante nosotros”, dijo.
Durante su intervención, Ruiz Arévalo explicó el contexto en el que Europa y España está presente en lugares como Mali u otros países centroafricanos, “ya que la estabilidad de nuestro entorno, afecta a la seguridad europea”, apuntó.
El Congreso está dirigido por Juan Manuel de Faramiñán, catedrático emérito de Derecho Internacional y Relaciones Públicas de la UJA, y Lucas J. Ruiz Díaz, profesor de Ciencia Política y de la Administración de la UJA. El congreso se prolongará hasta mañana martes, 9 de julio.
Juan Manuel de Faramiñán explicó que este congreso pretende dar a conocer a personas expertas y a la ciudadanía en su conjunto las ventajas y oportunidades que representa la participación de España en la PESCO, en el marco de la Unión Europea (UE), en particular para la industria de defensa española. Además, estas Jornadas pretenden poner en valor el papel histórico de las Fuerzas Armadas en la construcción de la defensa europea en ésta y anteriores iniciativas multilaterales, como Eurofor y Euromarfor, así como, en general, la contribución de nuestras Fuerzas Armadas a la Política Común de Seguridad y Defensa (PCSD) de la UE.
De Faramiñán aseguró que el crear un ejército europeo ha sido una “asignatura pendiente, porque la situación del mundo es compleja. Tenemos fronteras muy huidizas, hay un modelo de guerras asimétricas, a través del terrorismo, muy difícil de controlar… y Europa necesita un sistema de defensa propio”.
Por su parte, Lucas J. Ruiz indicó que la idea de la Cooperación Estructurada Permanente no es llegar al ejército europeo. “Es una meta que se prevé muy largo plazo. Ahora mismo se intenta racionalizar el gasto en defensa; crear capacidad conjunta, que pueda estar a disposición de la política común de seguridad y defensa, que es uno de los instrumentos de la UE para luchar contra las diferentes amenazas a la seguridad a nivel internacional”.
La PESCO, prevista en los Tratados, abre oportunidades de desarrollo inmensas para los Estados miembros participantes. Estos Estados podrán, a través de la puesta en común de recursos humanos y materiales, ver incrementadas la eficacia y eficiencia del papel de sus Fuerzas Armadas en la gestión de las crisis internacionales y en la respuesta a los desafíos a la seguridad común, además de progresar hacia una integración y refuerzo cada vez mayores de la cooperación en materia de defensa en el marco de la Unión Europea (UE), durante varias décadas en letargo. Sin embargo, también son muchos los desafíos a los que la PESCO ha de responder en términos de definición y concreción de compromisos, operatividad y gobernanza. Asimismo, los Estados miembros participantes han de definir el ámbito y objetivos de esta cooperación, definiendo las aspiraciones y utilidad de la PESCO para abordar los desafíos a la seguridad a los que ésta ha de responder.