La Fundación Renovables y la Asociación nacional de productores de energía fotovoltaica (Anpier) han organizado y participado en el curso de verano de la Universidad Internacional de Andalucía, «Cambio global: colapso o resiliencia ¿qué hacemos con la ciudad?», celebrado en Málaga del 8 al 11 de julio.
Este curso ha reunido a reconocidos expertos en economía social, energía y biodiversidad. Durante el mismo se ha puesto de manifiesto la necesidad urgente de hacer realidad la transición energética, con el fin de mitigar la crisis climática global que padecemos. Una transición energética que debe comenzar con un cambio profundo en la manera de consumir energía en las ciudades, ya que en las mismas se produce ¾ partes del consumo mundial de energía. Sobre cómo hacer posible este cambio y así disminuir los impactos en la biodiversidad que ya está provocando la crisis climática han versado las diferentes intervenciones de los ponentes en las jornadas, poniendo el énfasis en el empoderamiento del consumidor y su responsabilidad en el cambio del modelo energético.
Todos los ponentes han coincidido en afirmar la necesidad de medidas favorables por parte de la administración pública para conseguir ciudades resilientes ante el cambio global, debiendo ser el Ayuntamiento el líder ejemplarizante en la transición energética. Durante las jornadas, que resumimos a continuación, se ha debatido sobre la situación actual de las ciudades, así como sobre las medidas que deben implementarse de forma urgente.
A modo introductorio, Fernando Prieto del Campo, CEO del Observatorio de Sostenibilidad y Doctor en Ecología, presentó datos que muestran cómo las temperaturas medias en Málaga han aumentado más de 1,6 grados en 75 años, señalando además que “la contaminación del aire ha llegado a niveles tóxicos en algunas ciudades, siendo fundamental la aplicación de soluciones al transporte y al sector energético de manera inminente” e indicó la urgencia en evitar los desastres naturales venideros ya que, solo en la última década, afectaron a más de 220 millones de personas y causaron daños económicos de 100 mil millones de dólares por año.
En la línea de cómo reducir los impactos y mejorar los beneficios ecosistémicos en las ciudades, Ángel Enrique Salvo Tierra, doctor en Ciencias de la UMA, definió los efectos biológicos del cambio climático y la variación del clima en la configuración territorial del área de la ciudad de Málaga y de Andalucía y explicó la necesidad de una planificación territorial inclusiva de infraestructuras sostenibles verdes, con una lógica económica que genere servicios más rentables y beneficiosos, comentando como ejemplo el futuro proyecto “Bosque Urbano de Málaga”, 172.000 m2 que transformarán la ciudad de Málaga a través de una mejora en los aspectos económicos, sociales y ambientales.
Para terminar la primera jornada, Andrés F. Alcántara Valero, coordinador de relaciones institucionales de IUCN Mediterráneo, hizo hincapié en la importancia de corredores verdes para mejorar la distribución de especies en las grandes ciudades, no impidiendo su movimiento ni dispersión en los ecosistemas. Para cumplir el objetivo 11 de los ODS, señaló la importancia de la restauración de ecosistemas degradados en ciudades, basándose en soluciones ecosistémicas como son las islas de biodiversidad.
La segunda jornada comenzó con la intervención de Fernando Ferrando, presidente de la Fundación Renovables, quien insistió en la emergencia climática y social en la que vivimos, señalando especialmente el factor clave de las ciudades: “en las ciudades se produce el 75% del consumo de energía y en ellas se produce el 80% de las emisiones de CO2 por las necesidades de climatización y transporte, si bien el potencial de ahorro por mejora de la eficiencia podría ser del 50%”. A su vez, indicó como fundamentales la mejora en la eficiencia energética de las edificaciones, los cambios para implantar una movilidad sostenible y la gestión en consumo de la demanda para mejorar el estatus de calidad del aire y disminuir la dependencia energética.
Mariano Sidrach de Cardona, catedrático de la Universidad de Málaga y vicepresidente de la Fundación Renovables, habló de la complejidad actual de las ciudades y de la necesidad de abordar los cambios de manera global y con plena participación de los ciudadanos. A su vez, destacó la importancia de resolver los problemas de movilidad en las ciudades, de reducir el uso del vehículo privado y de apostar de forma decidida por el transporte público eléctrico.
En el ámbito del autoconsumo, Llanos Mora, catedrática de la Universidad de Málaga y patrona de la Fundación Renovables, destacó la importancia de un modelo energético distribuido con más actores para conseguir el objetivo 7 de energía de los ODS, siendo clave el autoconsumo fotovoltaico, principalmente por ser actualmente una de las tecnologías más barata. Explicó también los diferentes modelos de retribución para las instalaciones de autoconsumo y su funcionamiento, así como todas sus ventajas tecnológicas y ambientales, unidas a la regulación estatal del vertido de excedentes a la red.
María José Márquez Ballesteros, arquitecta e investigadora que colabora con la Fundación Renovables, explicó el proyecto “Barrios Zero como germen de ciudades sin emisiones” realizado en el Distrito de Carretera de Cádiz en Málaga. Desveló algunos resultados como que la mitad de las emisiones de CO2 del distrito provenía de vehículos diésel. Por otro lado, puso de ejemplo el caso de Utrecht (Países Bajos) y cómo es posible adaptar la ciudad para el beneficio de las personas, contando con la opinión de todos y haciéndolos partícipes del cambio.
Para terminar la jornada, Juan Castro-Gil, vicepresidente de la Fundación Renovables y secretario general de la Asociación nacional de productores de energía fotovoltaica, Anpier, comentó que se tiene que aprovechar la modularidad de la fotovoltaica para integrar esa nueva situación tecnológica disruptiva en instalaciones públicas y visualizar, sin complejos, como sería un modelo energético futuro en el que, los ayuntamientos podrán actuar como comercializadoras de energía gracias al autoconsumo, en el que las plataformas de distribución estarán digitalizadas, se dispondrá de un parque móvil público eléctrico y, lo más importante, se podrán acordar precios más bajos para disminuir la pobreza energética.
Ciudadanía y Agenda 2030
El tercer día del curso estuvo dedicado al papel de la ciudadanía y la Agenda 2030 de las Naciones Unidas. En su intervención, María del Carmen García Peña, directora gerente de la Fundación CIEDES habló de la importancia de incorporar a la ciudadanía a la hora de tomar decisiones, ya que, de esta forma, se les anima a que controlen de forma real al gobierno. Tanto García Peña como Déborah Salafranca Vázquez, coordinadora del Centro DIFAL Málaga-UNITAR, hablaron de la Agenda 2030 y los ODS y destacaron la necesidad de que se lleven a cabo estos objetivos de forma correcta, realizando acciones tanto individuales como colectivas que permitan construir una vida y un mundo más sostenible. Puso como ejemplo que, según datos del INE, un 28,6% de los españoles vive en riesgo de pobreza y exclusión social.
El último día, José Luis Fernández Casadevante, sociólogo e integrante de la cooperativa GARUA, recopiló numerosas buenas prácticas y experiencias de ciudades en transición y presentó la necesidad de un enfoque ecosocial que aglutine las agendas ecológicas y las agendas sociales en las ciudades. Con relación a la soberanía alimentaria, Fernández Casadevante concluía que las ciudades han de producir sus alimentos mediante soluciones desde la agroecología urbana, destacando el boom de huertos urbanos que se está produciendo en España.
Juan Marcos Castro Bonaño, doctor en Economía, planteó la necesidad de un cambio estructural en la economía urbana, hacia un modelo más autosuficiente y desmaterializado, alejado de una economía financiarizada y con criterios de equidad y justicia climática por barrios. La idea de “desterciarizar la ciudad” implica ganar peso económico los sectores primario (producción de energía y alimentos) y el sector secundario (manufactura e industria) de cara a favorecer la soberanía energética y alimentaria. Asimismo, Castro plantea aprovechar lo bueno de las denominadas “nuevas economías” introduciendo criterios vía normativa municipal y acuerdos con empresarios desde la economía circular (no residuos), la economía colaborativa (no posesión, no intermediarios), la economía del bien común (balance bien común) o la economía social y solidaria (monedas sociales).
La última sesión del curso se centró en la transición ecosocial en las ciudades y la economía y resiliencia urbana, presentada por Jesús Iglesias Saugar, coordinador del SIC4Change, contó con una nutrida presencia de integrantes de colectivos ecosociales de la ciudad que profundización en metodologías participativas ciudadanas. Se debatió entre los asistentes sobre los movimientos sociales que se están dando en la actualidad como Fridays for Future o la activista Greta Thunberg. Además, se habló sobre la Alianza Malagueña por la Emergencia Climática basada en la unión de diferentes entidades para que se declare la emergencia climática en la ciudad y se tomen medidas reales para hacer frente al cambio climático.
La Agenda EcoSocial, elaborada desde y por la ciudadanía, integra la agenda ecológica con la agenda social, reconociendo la misma raíz de los problemas ecológicos y sociales: una forma de hacer y vivir en ciudad que genera daños ambientales y desigualdad o pobreza. Tenemos que dejar de considerarlas externalidades y buscar soluciones que no dejen a nadie fuera.