Los plásticos de la agricultura intensiva llegan hasta el estómago de las ovejas

Un equipo de investigadores del proyecto europeo Diverfarming, que coordina la UPCT, ha encontrado microplásticos en el 92% de las heces de ovejas que se alimentan en zonas de agricultura intensiva en la Región de Murcia.

El acolchado, la técnica agrícola de cubrir con plásticos las líneas de cultivo para aumentar la producción en campos de hortalizas, implica el uso de altas cantidades de plástico que es difícil retirar completamente de los campos y que, con el tiempo, se descompone en partículas más pequeñas que son absorbidas por el suelo, transportadas por el agua o el viento y también ingeridas por animales vertebrados e invertebrados, explica la nota de prensa elaborada por el proyecto Diverfarming.

Para conocer el estado de la contaminación por microplásticos en esta zona, investigadores de las universidades de Wageningen y Politécnica de Cartagena analizaron la presencia de estos plásticos en suelo agrícola, pero también en heces de ovejas, para conocer la posible ingestión de plásticos por parte del ganado que se alimentaba de los residuos agrícolas restantes de la cosecha. Encontraron que el 100% de las muestras de suelo analizadas contenían microplásticos, al igual que el 92% de las muestras de heces de oveja estudiadas. Esto, a su vez, se traduce en concentraciones de 2.000 partículas de microplásticos por kilo de suelo y 1.000 partículas por kilo de heces secas.

Alerta por la ingestión de plástico

Este análisis revela una concentración de plásticos relevante y alerta de la ingestión de este material por parte de las ovejas para que, próximos estudios, analicen cómo afecta esta ingesta al organismo de estos animales. “A pesar de los efectos negativos del plástico y su acumulación en zonas de agricultura intensiva, es muy difícil desprenderse de este material puesto que el uso de técnicas como el acolchado permite el ahorro de agua y de pesticidas, algo determinante en zonas semiáridas y con escasez de lluvias como es el caso de la zona murciana”, describen desde Diverfarming.

“Para revertir esta tendencia sería necesario, por tanto, un cambio de paradigma en la producción agrícola actual que relegue el cultivo intensivo a un segundo plano”, concluyen los investigadores. El proyecto Diverfarming, financiado por la convocatoria H2020 de la Comisión Europea, busca, en este sentido, un cambio en la agricultura europea hacia una agricultura más sostenible y respetuosa con el medio ambiente. Mediante la combinación de la diversificación de cultivos y las prácticas de manejo sostenible se busca cuidar del planeta y asegurar los beneficios económicos de los agricultores.

Diverfarming es un proyecto financiado por el Programa Horizonte 2020 de la Comisión Europea, dentro del reto de “Seguridad alimentaria, agricultura y silvicultura sostenibles, investigación marina, marítima y de aguas interiores y bioeconomía” bajo el acuerdo 728003 en el que participan las Universidades Politécnica de Cartagena y Córdoba (España), Tuscia (Italia), Exeter y Portsmouth (Reino Unido), Wageningen (Países Bajos), Trier (Alemania), Pècs (Hungría) y ETH Zúrich (Suiza), los centros de investigación Consiglio per la ricerca in agricoltura e l’analisi dell’economia agraria (Italia), el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (España) y el Instituto de Recursos Naturales LUKE (Finlandia), la organización agraria ASAJA y las empresas Casalasco y Barilla (Italia), Arento, LogísticaDFM e Industrias David (España), Nieuw Bromo Van Tilburg y Ekoboerdeij de Lingehof (Países Bajos), Weingut Dr. Frey (Alemania), Nedel-Market KFT y Gere (Hungría) y Paavolan Kotijuustola y Polven Juustola (Finlandia). El coordinador del proyecto es el investigador de la UPCT Raúl Zornoza.

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