Los olivos para aceituna de mesa se conforman con la mitad del agua que reciben ahora

Un equipo de investigación del Departamento de Agronomía de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica de la Universidad de Sevilla (US) ha comprobado que el riego deficitario controlado en olivos de mesa puede llegar a ahorrar hasta un 50% de agua sin disminuir la producción. Hasta ahora, el estrés hídrico en los cultivos superintensivos estaba ligado a una pérdida de calidad del producto. No obstante, los expertos del grupo HridroSOS han demostrado que se pueden obtener aceitunas de la variedad Manzanilla de Sevilla con características físicas similares a las cultivadas de forma tradicional, como su peso o el tamaño del hueso.

Toma de medidas en campo para evaluar el comportamiento del olivar con un riego reducido.

Tras el conocimiento proporcionado por este estudio, financiado por la Consejería de Universidad, Investigación e Innovación de la Junta de Andalucía y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER), los agricultores podrían llegar a reducir hasta la mitad el uso de los recursos hídricos, lo que supondría un ahorro de agua en este tipo de producciones.

El olivar superintensivo es un sistema de cultivo que permite maximizar la producción de aceitunas en áreas más reducidas, utilizando una mayor densidad de plantación y mecanización avanzada. Sin embargo, requiere una gestión cuidadosa de recursos como el agua, ya que las plantas están sometidas a un mayor estrés por la cantidad de árboles con las que conviven en un espacio reducido.

Qué resultados se obtienen con la mitad de agua

Los investigadores revelaron que el tratamiento de riego deficitario logró un rendimiento similar al del control, reduciendo el agua utilizada en un 50%. En cambio, el tratamiento de secano no fue eficaz. Los árboles sin riego mostraron una reducción significativa en el volumen de la copa y el tamaño de los frutos, lo que los hizo inadecuados para la producción comercial de aceitunas de mesa. “Incluso con intentos de rehidratación, los frutos no alcanzaron el tamaño ni la dureza requeridos”, explica a la Fundación Descubre, la investigadora del Departamento de Agronomía Marta Sánchez Piñero, una de las autoras del estudio.

Además de confirmar la viabilidad del riego deficitario controlado en el olivar de mesa, este estudio introduce nuevas oportunidades para gestionar los recursos de manera más eficiente. “La capacidad de ajustar el riego durante fases críticas del desarrollo del fruto podría ayudar a los agricultores a

. Además, los resultados destacan la importancia de una adecuada rehidratación del olivo tras los periodos de restricción de agua para asegurar un buen desarrollo en temporadas consecutivas”, señala Marta Sánchez.

Equipo de la US que estudiado cómo se comportan olivares superintesivos con menos agua.

Estrés hídrico

Como explican en un artículo publicado en Agricultural Water Management, los investigadores han analizado cómo diferentes niveles de estrés hídrico afectan a estos olivos, evaluando tanto la producción como la calidad del fruto.

Para ello, los expertos han aplicado el riego deficitario controlado limitando la cantidad de agua en fases clave del desarrollo del árbol, como el endurecimiento del hueso de la aceituna, un momento crítico en el que el estrés hídrico puede reducirse sin comprometer la calidad final del producto.

El experimento se llevó a cabo entre 2020 y 2023 en un olivar superintensivo de mesa en Coria del Río (Sevilla). Se establecieron tres tratamientos de riego: un control (sin estrés hídrico), un riego deficitario controlado (aplicando estrés hídrico en las fases fenológicas más resistentes) y uno de secano (sin riego). Durante este tiempo, los investigadores realizaron mediciones semanales en campo, registrando datos sobre el estado hídrico de las plantas, la cantidad y calidad del fruto,  inflorescencias, –es decir, las flores que se desarrollan en los brotes que crecieron durante la temporada anterior–, y la resistencia del hueso de la aceituna mediante una técnica de medición de la presión de rotura del hueso, entre otros indicadores.

A partir de estos resultados, los investigadores del grupo HidroSOS planean expandir sus estudios sobre el riego controlado a otros cultivos hortícolas. Actualmente, trabajan en un proyecto piloto que busca combinar plantas fotovoltaicas con cultivos agrícolas, intentando cultivar diferentes especies bajo placas solares para maximizar el uso de los recursos y optimizar la producción agrícola.