En Análisis del Discurso se estudia algo que va mucho más allá de las palabras utilizadas, ¿no?
Claro. Ahora yo prefiero hablar de Estudio de Discurso que de Análisis, porque con el término análisis se tiende a pensar en un método práctico. Es mucho más interdisciplinario. Entonces, si tú miras el discurso no sólo debes quedarte en la lingüística o la gramática, las palabras o las oraciones, sino también el sentido, la significación que no se ve, y obviamente no sólo el discurso mismo y sus estructuras a todos los niveles, sino también el contexto, todo lo relacionado con su comprensión y los procesos mentales de producción de comprensión del discurso, la relación entre discurso y sociedad, centrado en conocer las relaciones de poder y el abuso de poder, cómo se produce el sexismo y el racismo… está muy relacionado con todas las disciplinas de Ciencias Sociales.
Muchas veces, los propios medios somos quienes viciamos el discurso hacia nuestro terreno e intereses, ¿no?
Es muy poco común que la prensa se autocritique, más bien son los periodistas en privado los que hacen este tipo de reflexiones. En mi experiencia de muchos años trabajando con la prensa, casi no he visto un análisis crítico de sus propias actividades. Es otra gente quien lo realiza, siempre externos a los medios.
Por ejemplo, El País ha abierto el camino de la autocrítica con su sección ‘El defensor del lector’, ¿no?
Para mí, ‘El defensor del lector’ es el defensor del periódico. Si analizamos sus artículos se puede ver que la mayoría de ellos son excusa para justificar la actuación del periódico en algún tema. Casi nunca emplean el mea culpa. Lo que hace falta para realizar un reflexión crítica de los medios es una institución independiente. La prensa no tiene un sistema de regulación de su trabajo, como sí lo tienen los médicos y otros colectivos, que controle el cumplimiento de una serie de normas relacionadas con las buenas prácticas en el periodismo actual. Por eso también, es la única profesión sobre la que nunca lees algo negativo, por razones obvias.
¿Se está dejando de creer en la prensa?
Yo creo que no. En los políticos sí, y no sólo en España, sino también en el resto de países del mundo, donde la crítica sobre la política es muy amplia. Aquí no existe la prensa tabloide que hay en Alemania, información de carácter general, pero con un marcado carácter sensacionalista. Los periódicos nacionales son de derechas o de izquierdas, pero periódicos serios, que publican no sólo mentiras y acusaciones. Comparado con Daily Mirror o The Sun, la prensa española es una prensa seria. Incluso la prensa gratuita también es seria. Aunque sí es verdad que en toda ella hay poco comentario y poca reflexión. Lo que sí veo en la prensa española es que hay mucha opinión, pero es un caso que también se da en Francia y en Italia, que además de ofrecer las noticias puras y duras, también aportan grandes artículos de análisis que son una mezcla entre opinión e información, algo que no ocurre en la prensa anglosajona. Me gusta más una prensa que mantenga más equilibrio entre opinión y noticias.
Ahora con redes sociales, cualquier persona puede hacer de informador, ¿qué pasa con los periodistas en ese contexto?
El hecho de que una prensa sea en papel no quiere decir que sea una prensa buena. Hay blogs muy confiables, hay que seleccionar bien, y es un entorno de información mucho más rica que antes. Tenemos más y se están captando nuevos lectores, como mucha gente joven que antes no consumían información de prensa y ahora sí toma información de los medios 2.0. Hay gente que nunca tuvo acceso a los medios tradicionales, y ahora sí pueden tener su propia voz gracias a los blogs, ya no sólo las élites como antes ocurría. Eso no quiere decir que haya blogs que no den buena información y sean poco confiables, pero eso también ocurre en la prensa tradicional. Y los medios tradicionales también se van adaptando, están empezando a escuchar a los lectores y a generar entornos de debate.
