El Laboratorio de Antropología Física y Forense de la Facultad de Medicina de la Universidad de Granada (UGR) ha desarrollado un estudio paleoparasitológico en colaboración con la Universidad de Cambridge que permite aportar luz sobre los parásitos existentes en las aguas de la sociedad granadina entre los siglos XVI y XVIII, y han descubierto que se consumía agua en mal estado.
Los investigadores han analizado los restos fecales procedentes de pozos ciegos de una antigua corrala. La investigación está encabezada por Ramón López Gijón, PhD en Biomedicina de la UGR y Sylvia Jiménez Brobeil, profesora titular de Antropología física de la UGR. La investigación ha sido publicada en la revista Journal of Archaeological Science: Reports.
El estudio de parásitos antiguos –paleoparasitología– permite una aproximación bioarqueológica muy detallada ya que hace posible reconstruir las condiciones higiénicosanitarias de un momento concreto, además de hacer visible la presencia o no de animales domésticos o, en su caso, salvajes aunque capaces de convivir en las cercanías de los humanos. En este caso, la investigación se ha centrado en el estudio de las redes hidráulicas que pasaban por las edificaciones de un yacimiento arqueológico descubierto en 2022 en la granadina calle Ventanilla, lo que ha permitido conocer los problemas derivados de ellas por la contaminación que presentaban.
Qué han demostrado los análisis de los pozos ciegos de los siglos XVI y XVII
El estudio de los pozos ciegos existentes en la planta baja de la edificación, donde defecaban sus moradores, ha mostrado la presencia de huevos de Ascaris sp., Trichuris sp. y Fasciola sp. en el agua. Los dos primeros parásitos, según los investigadores, aparecen en zonas con problemas de higiene y de aguas contaminadas. El último es susceptible de infectar a los humados por el consumo de verduras o agua contaminada.
La contaminación alcanzó momentos de tal gravedad que llevaron a la aparición de las llamadas Ordenanzas del Agua, que prohibían expresamente arrojar animales muertos al agua bajo multa de 3.000 maravedíes.
La investigación no solo se queda en los resultados paleoparasitológicos, sino que, con la colaboración del catedrático de Historia Moderna, Francisco Sánchez Montes, se consigue ahondar en los resultados. Su investigación permitió conocer la construcción de un nuevo modelo constructivo multifamiliar que recibe el nombre de corralas. A su vez, se identificó la manzana en cuestión en el mapa de Dalmau, el segundo gran plano de la historia de la ciudad, realizado por el catalán Francisco Dalmau, que presenta un índice de calles ordenado alfabéticamente e incluye una breve descripción de la ciudad de Granada según se hallaba en el año 1796.