Los frisos, realizados en madera, son una de las piezas más valiosas del Renacimiento español. Fueron mandados a tallar por Pedro Fajardo Chacón, primer marqués de Los Vélez, y lo hizo para decorar las estancias más singulares de su castillo, construido entre 1506 y 1515.
La caída de esta familia y la crisis que padeció obligó a sus herederos a vender las piezas en 1903, un año antes de que se deshicieran de los relieves que adornaban el patio y que ahora cubren las paredes del Metropolitan de Nueva York.
En ese año, el mejor postor fue el Museo de Artes Decorativas de París, que tras un tiempo condenó a los sótanos a estas dos representaciones mitológicas de indudable valor. Fue en 1992 cuando se retomó la pista de estos frisos y fueron estudiados por Monique Blanc y catalogados como una de las piezas más significativas y valiosas de la escultura renacentistas del siglo XVI en España.
El próximo sábado 23 de julio se podrán contemplarl virtualmente por primera vez en gran formato, en su lugar de origen y con todo lujo de detalles, gracias a las explicaciones del eminente Ramón Corzo Sánchez, profesor, museólogo y uno de los más prestigiosos conocedores de la Antigüedad y el Renacimiento en España.