Este trabajo reconoce la rentabilidad real de la educación superior y post obligatoria, y lo argumenta con números: rentabilidad de los estudiantes universitarios está en torno al 7%, al igual que el de los alumnos que sólo llegan hasta el bachillerato.
Estudiar se ha convertido en una inversión para el país, que va más allá del orgullo de contar con un elevado porcentaje de universitarios. Crematísticamente, esta rentabilidad se materializa en los impuestos que los universitarios pagarán una vez insertos en el mercado laboral.
“El aumento de ingresos tributarios derivado de un año adicional de escolarización permite recuperar una buena parte del gasto público directo en la mayor parte de los estudios post-obligatorios”, se asegura en el estudio.
Del mismo modo, las repeticiones de curso y el abandono escolar tienen una incidencia negativa en la rentabilidad, ya que aumentan en un 30% y un 63% el número de años de estudio para aprobar un curso, lo que se traduce en un incremento de los costes en educación.