Los costes económicos de las furgonetas eléctricas ya igualan el de las diésel

El tráfico, sobre todo del parque móvil diésel, es el responsable de más de la mitad de la contaminación de las ciudades.
La contaminación en las ciudades se aliviaría en gran parte con la potenciación del uso de furgonetas eléctricas.

Un estudio de la consultora CE Delft, asegura que en la actualidad, las furgonetas diésel pequeñas, las más utilizadas en ciudades y que constituyen el 40% del total de las ventas de este tipo de vehículo en la Unión Europea, tienen el mismo coste que las furgonetas eléctricas y libres de emisiones. Para ello se ha analizado tanto el precio de compra, como los impuestos, el gasto en combustible y los costes de mantenimiento a lo largo de 6 años de uso.

El estudio asegura que la caída acelerada de los precios de las baterías –un 24% sólo en 2017- es el factor principal que ha conseguido igualar los precios.

“La electrificación de las furgonetas es particularmente atractiva porque son las utilizadas por negocios. Estos compradores tienen en cuenta el precio total (compra y uso) y no sólo, como hacemos la mayor parte de los particulares, el precio de compra” – dice Míriam Zaitegui, de la ONG ECODES.

Las furgonetas más pequeñas, además, juegan un papel importantísimo en la lucha contra la contaminación en las ciudades ya que, en este ámbito, son las más usadas en el transporte de mercancías. Sin embargo, a pesar de los beneficios económicos de las furgonetas eléctricas, estas no constituyen ni un 1% del total de las nuevas matriculaciones en Europa ya que no existe una capacidad de elección real. Existen en el mercado 10 modelos de furgoneta con batería eléctrica, frente a 200 modelos diésel.

Julia Poliscanova, de la Federación de ONGs Transport and Environment manifiesta “hay capacidad para que 800.000 furgonetas eléctricas puedan ser conducidas en las carreteras europeas sin suponer un coste adicional a sus dueños respecto a las furgonetas diésel. La demanda no es el problema. Es bastante ilustrativo que el gigante de mensajería alemán DHL tuviera que fabricar su propio vehículo eléctrico StreetScooter para poder compensar la falta de oferta por parte de los fabricantes. El problema es que la industria no ofrece lo que el mercado ya demanda, así que, en favor de un aire limpio, nuestros políticos, mediante políticas adecuadas, deben requerir a los fabricantes que inviertan esfuerzos en tecnologías limpias”.

Las furgonetas son responsables del 12% del total de las emisiones de transporte en carretera. El actual estándar para furgonetas de 147g/km CO2 en 2020 es poco ambicioso comparado con el establecido para coches (95g CO2/km). Haber establecido un objetivo de 113g CO2/km para 2020 hubiera motivado mejoras en la eficiencia de combustible. La consecuencia de esta falta de ambición ha sido que las mejoras en las furgonetas han sido mínimas, lo que se ha traducido en que los compradores han pagado más, sin necesidad.

La actual propuesta de la Comisión Europea refleja que no ha aprendido de sus errores. Propone reducir las emisiones de furgonetas en un 15% para 2025 y en un 30% para 2030, a pesar de que su propio estudio de impacto concluye que una reducción de un 40% en 2030 es mejor, teniendo en cuenta que las furgonetas se usan en negocios y que por tanto recorren más kilómetros que los coches.

“Si se sabe que las furgonetas pequeñas recorren más kilómetros que los coches, que son las más utilizadas en nuestras ciudades y que ya es viable, tecnológica y económicamente, fabricar vehículos de este tipo sin suponer un coste adicional, incluso lo contrario, a las empresas, es difícil comprender por qué en un contexto global de lucha contra el cambio climático nuestros políticos, europeos y nacionales, cierran los ojos y no asumen el papel de las furgonetas en la contaminación de la ciudades y en la reducción de emisiones que necesitamos para cumplir con los acuerdos internacionales firmados” – explica Míriam Zaitegui.

El uso de furgonetas se ha visto incrementado desde mediados de los 2000 porque son las grandes olvidadas en las regulaciones de transporte como demuestra que, desde 2006, el número de kilómetros realizado por estos vehículos ha aumentado en un 23% en el Reino Unido y en un 17% en Bélgica. Por el contrario, el uso de camiones pequeños se ha estancado en los últimos años. La consultora CE Delft identifica en su estudio un gran número de normas que afectan a camiones, pero no a furgonetas, lo cual está alterando el mercado de mercancías con graves implicaciones sociales y de seguridad, así como consecuencias ambientales negativas, como se explica en este informe.

Julia Poliscanova concluye “Europa necesita unos estándares de CO2 ambiciosos de un 25% en 2025 y al menos de un 40%-60% en 2030, estos estándares han de complementarse con objetivos de venta de furgonetas libres de emisiones para que los fabricantes pongan en el mercado una cantidad de vehículos suficiente que satisfaga la demanda existente. La Euroviñeta debe ser también revisada para que un peaje desde 3.5 tn compense las furgonetas más grandes en carretera”.

“España infringe actualmente la normativa de calidad del aire, la Comisión Europea ya ha dado un ultimátum a nuestro país. Promover mayor ambición en la regulación de los estándares de emisiones para furgonetas sería toda una declaración de intenciones de nuestro gobierno por acabar con el problema de la contaminación y es por ello que pedimos a los Ministerios de Industria y Medio Ambiente que se posicionen a favor de una reducción del 40-60% para 2030” requiere Míriam Zaitegui.

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