Investigadores del Instituto Universitario de Investigación en Arqueología Íbera de la Universidad de Jaén afirman haber localizado en el municipio de Mengíbar el ‘Jano Augusto’ (Ianus Augustus), la considerada puerta de entrada a la nueva provincia romana de la Betica sobre la principal vía de comunicación de toda Hispania, la Vía Augusta.
Aunque esta entrada está ausente en las referencias de los principales documentos históricos que describen el trazado de la Vía Augusta, los testimonios epigráficos, en concreto los miliarios de la provincia Betica, hacen continua alusión al ‘Ianus Augustus’ como punto de inicio de la vía en la provincia, desde donde se comenzaba a medir las distancias en milia pasum. Se trata, por tanto, de un elemento constructivo tangible, asociado a la Vía Augusta, que ha generado un relevante debate historiográfico sobre su situación aproximada. “Su localización disipará muchas incógnitas sobre el pasado romano de Andalucía y ayudará, como punto de referencia, a resolver aspectos más o menos oscuros de la geografía antigua, entre otros campos”, ha asegurado en la presentación de este hallazgo la vicerrectora de Promoción de la Cultura y Deportes, María Dolores Rincón.
Una presentación en la que también participó la delegada de Cultura, Turismo y Deporte, Pilar Salazar; el alcalde de Mengíbar, Juan Bravo; el director del Instituto Universitario de Investigación en Arqueología Ibérica, Manuel Molinos y el investigador responsable del proyecto, Juan Pedro Bellón. Este último explicó que el arco “monumentaliza una frontera, un camino, establece un punto cero y resalta la importancia que el Alto Guadalquivir tenía para Roma en ese momento, al igual que otras zonas como Iliturgi y Cástulo”. En este sentido, la creación de esta nueva provincia Betica estaría asociada a la idea de dotarla de unos límites propios y también una concepción propia del espacio provincial. Por ello, la principal vía de articulación de toda Hispania, la Vía Augusta, fue el lugar idóneo para emplazar el célebre ‘Ianus Augustus’, situado en el inicio de la provincia Bética, tal y como revelan los miliarios (ab arcu unde incipit Baetica), era el punto de arranque para contar las millas de la Vía Augusta en todo el territorio bético. Se trata del único caput viae, es decir, final de camino, que es citado en la documentación epigráfica viaria, relacionado estrechamente con la propaganda que Augusto quiso hacer, no sólo en este punto concreto, sino a nivel provincial.
En concreto, los investigadores localizaron en primer lugar los cimientos de uno de los pilares del arco al lado del denominado ‘Camino de los Romanos’, en el municipio de Mengíbar. Mediante las excavaciones, han podido corroborar que se encuentran los cimientos y la vía. “Obviamente no se conserva entero y tenemos la hipótesis de que pudo ser utilizado en la construcción, como base, de la Torre de Mengíbar”, ha asegurado Juan Pedro Bellón. Durante las excavaciones, los arqueólogos han podido encontrar molduras y otros restos arquitectónicos, que aportan informaicón suficiente como para restituir la estructura del arco. “Con este material tan fragmentado vamos a ser capaces de conocer aproximadamente cómo era la estructura. Podemos saber el estilo, el orden, las proporciones y los módulos que tenía. En cuanto a su volumetría, calculamos que tendría un alzado de entre 6 y 7 metros”, ha explicado el investigador responsable del proyecto.
En los trabajos arqueológicos, realizados gracias a la financiación del Ayuntamiento de Mengíbar, participan, además de investigadores del Instituto Universitario de Arqueología Íbera de la UJA, el Departamento de Ingeniería Cartográfica, Geodesia y Fotogrametría de la UJA, la Universidad Complutense de Madrid, el Instituto de Arqueología de Mérida y la Escuela Española de Historia y Arqueología en Roma. A los trabajos de excavación se sumarán ahora otros con georrádar para determinar si junto al arco pudo ubicarse un templo. Además, ya se han iniciado los trámites para solicitar la inclusión del sitio como BIC en el expediente incoado sobre el territorio de Iliturgi.
El director del Instituto Universitario de Investigación en Arqueología Íbera de la UJA afirma que se trata de un elemento “importantísimo” que se buscaba desde hace muchos años, “que va a servir para fijar muchos conceptos del Imperio Romano y está llamado a ser uno de los descubrimientos más importantes de las últimas décadas, en relación con el final del mundo íbero y el comienzo de la presencia romana”. Además, ha asegurado que este resultado no es fruto del azar, “sino de una larga trayectoria de investigación enmarcada en el proyecto Iliturgi”.
En este sentido, el alcalde de Mengíbar ha destacado el trabajo “minucioso” y los resultados que este proyecto está reportando al municipio, “resultados apasionantes y beneficiosos para la localidad que van a poner en el mapa a Mengíbar en el lugar que se merece tanto desde el punto de vista arqueológico como histórico”.
Por su parte, la delegada de Cultura, Turismo y Deporte Delegada ha afirmado que con este hallazgo “conseguimos que el municipio de Mengíbar siga siendo objetivo de atención arqueológica y de atracción de todos aquellos que hacen del conocimiento, como la Universidad de Jaén, el inicio de una de las vías de desarrollo y promoción del territorio”.
Sobre la Vía Augusta
La Vía Augusta se convirtió en el principal eje de comunicación a partir del s I d.C. en Hispania, siendo la calzada romana más larga de la península, con una longitud aproximada de 1.500 km. Su trazado discurría desde los Pirineos hasta Cádiz. Sus etapas, distancias y mansiones quedaron grabados en los célebres ‘Vasos de Vicarello’, en los que fueron grabados los nombres y millas de éstos, partiendo de Gades hasta finalizar en Roma. La Vía Augusta rinde homenaje a su impulsor, el primer emperador, Octavio Augusto, plenamente consciente de la importancia de la red viaria como infraestructura vital para el desarrollo imperial de Roma en Hispania.
La primera referencia escrita a la Vía Augusta aparece en la Geografía de Estrabón, en el siglo I a.C. En ella, el geógrafo griego hace mención a un itinerario del Levante mediterráneo que conectaba las provincias de Hispania: la Ulterior, al sur del Ebro y que en el 19 a.C. se dividió en Bética y Lusitania y vio reducidos sus límites, quedando bajo dominio senatorial y la provincia Citerior, situada al norte, que pasó a denominarse Tarraconense, y que vería aumentado su tamaño, ya que pasó a administrar la zona minera oriental de la Ulterior (hasta el distrito minero de Linares), de grandes posibilidades económicas.