Lo que queda de la cultura crítica

    ImageHay una cultura relegada al silencio. Fundamentalmente, una cultura con proyección crítica de la realidad, que mantiene el espíritu de resistencia, la imaginación y algunos lugares recónditos de las ideas que permanecen a salvo. Ha terminado 2008 y se hace balance cultural en Almería, al igual que en otros lugares. En el escaparate comparece la dimensión que proyecta el teatro, el cine, la música, la literatura, la poesía, el arte, la arquitectura, la filosofía, la historia, el patrimonio y todo lo demás, por ejemplo, los libros. Lo esencial es que todos estos mundos se proyectan desde dos niveles: desde la capacidad de generar la atención sobre ellos desde los medios de comunicación, con sus guerras informativas y sensacionalismos particulares, por un lado, y el resultado de los mismos en el escaparate comercial, por otro lado. Tanto vendes, tanto vales; tanto espectadores te aclaman, así es tu verdad. Y luego resulta, que todo es relativo y que en la mayoría de los casos lo que comparece al exterior es casi todo mentira. Estamos pues ante una realidad que destaca por el éxito comercial. 

    El sensacionalismo informativo se ha instalado en el escaparate cultural. Es uno de los gérmenes para imponer a la opinión pública, que la cultura es según lo que vende. Cine, teatro, poesía, novela, todo lo literario está en función de listas y propaganda que la información se encarga de establecer. Viendo así las cosas, uno echa un vistazo a lo que ha pasado culturalmente en 2008 y permanece el desaliento. Eso no quita que haya cuestiones interesantes, que se repiten año tras año: Jornadas de Teatro del Siglo de Oro, Centro Andaluz de la Fotografía, Festival ‘Almería en Corto’, Cine-Club Universitario, Encuentros con directores de Cine, Jornadas ‘Pensar la Imagen’, los distintos caminos que configura el Instituto de Estudios Almerienses, Museo Arqueológico de Almería como espacio de diversidad cultural, Centro de Arte de Almería, Aula de Poesía, Jornadas del Cómic, Festival de Teatro de El Ejido en sus distintas vertientes, ciclos de conciertos de todos los estilos por la provincia, el rescate de la cultura popular del Museo de Terque, el mundo de arte, música y teatro de Roquetas de Mar, la proyección plural de Adra. Y los libros, qué libros, que se editan en y sobre Almería. Y así hasta el infinito. Todo lo que queramos poner en una lista kilométrica. Y aun así, a todo este balance hay que ponerle el filtro del análisis crítico, algo que los propios protagonistas, los promotores culturales, deberían ser los primeros interesados en ello. ¿Y qué permanece de todo esto? Las glorias sensacionalistas, el éxito, la realidad de la propaganda de la clase política y sus cómplices, que hipnotiza a los lectores, espectadores, público en general. Lo que importa es lo que se refleja en las estadísticas con su ‘glamour’ correspondiente. Esto es lo que hay, una realidad cultural surgida desde políticas institucionales para alimentar la consolidada cultura del ocio o del entretenimiento. No hay más. Lo más vital y sorprendente, es lo que se oculta en interiores y subterráneos, que apenas emerge a la luz pública, o si lo hace es de forma distorsionada.

    Ahora comienza 2009, y comienzan las nuevas referencias, con el mismo carácter. No hay alternativas, y a veces, si las hay, mejor que se callen. Sobreviviremos, eso sí, a pesar de todo, con ideas, textos y discursos emergentes en nuestra propia historia. Habrá que seguir con la poética de la realidad y el sabor de lo popular en la vida cotidiana; con el espíritu de la contemplación, que todavía existe, en lo que no nos muestran del cine, de la literatura, de la narrativa, del teatro que se niega rendirse. Y también a favor de un público que no claudica y permanece exiliado en el silencio.

    (PUBLICADO EN IDEAL-ALMERIA, martes 20 de enero, 2009) 

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