La noche del miércoles le tocó el turno a Lirón Man con su instrumento Hang en la Plaza Vieja. Instrumento creado en unos laboratorios suizos, en manos de Man, que estuvo arropado por su grupo. El concierto fue intenso y gustó mucho al público. Man se acompaño en el escenario por Ángela Solís, viola y voz, Carlos Merino a la percusión, Ricardo Piñero al bajo y María Sahara que fue la bailarina que protagoniza con sus movimientos el tema Arivaivai.
El artista hebreo hizo un extenso repertorio basado en músicas de Israel, India Irán, Sufí y países árabes en general. Su actuación comenzó con el tema Raki Tam, para continuar con Sand of Tohoughts e India. También hicieron Bulironerias, Desert Sung, Summertime, Rikitaun y cerraron con My Friends. Lo llamativo de la noche de este concierto de Alamar fue el instrumento musical Hang y el disfrute de ver a María Sahara con sus bailes.
El Hang es un instrumento musical de percusión creado en los laboratorios pertenecientes a la compañía PANArt, por Felix Rohner y Sabina Schärer en un cantón de Suiza en el año 2000. Hang significa mano en idioma Bernés. Fue el resultado de 25 años de investigación científica con acero y otros instrumentos de percusión resonante por todo el mundo, como el Gong, el Gamelan, etc.
Se puede tocar de varias formas: con la punta de los dedos, los pulgares o la palma de la mano, o mezclando las tres a la vez. La mayoría de las veces, el Hang se coloca sobre las piernas del ejecutante. Su sonido es metálico, armónico y con cierta capacidad melódica.
El instrumento se compone de dos hemisferios de metal soldados y los lados se llaman Ding y Gu. El lado Ding contiene 8 tonos musicales en forma de círculos que rodean a un círculo central mayor (el llamado Ding) y que tiene un sonido muy parecido al Gong. El otro lado, el lado Gu, tiene un agujero para la resonancia del sonido que se genera dentro. Es un instrumento muy portátil a pesar de su aparente volumen.
Liron Man tras el concierto explicaba que “no es fácil conseguir el instrumento porque hay muy pocos fabricantes y tienen lista de espera, más o menos unos cinco años. El instrumento lleva solo funcionando unos once años. Me encuentro muy cómodo con el Hang. Yo toco la guitarra flamenca, y es mil veces más difícil tocarla que el hang”.
ZAMBRA MORISCA EN LA PLAZA DE LA CATEDRAL ESTE VIERNES.
La tetuaní Samira Kadiri y la onubense Rocío Márquez, en compañía de sus respectivos músicos, unen flamenco y canto morisco- sefardí en una sola voz que, a su vez, se funde en un solo idioma que dialoga en busca siempre de los mensajes de amor y de paz. ‘Zambra Morisca’ es una invitación a un viaje que nos lleva de la Sierra de Tetuán a las Alpujarras. Este espectáculo de Alamar 2011 será mañana viernes, a las 22:00 horas en la plaza de la Catedral.
A través de los poemas anónimos del Romancero General (edición de Agustín Durán, UM al Kiram, Ibn Zumruk, Federico García Lorca), Samira y Rocío intentan unir afectos y sensibilidades. En sus composiciones, el español, el ladino y el árabe suenan como un himno a la diversidad y también una apelación al profundo sentido de la convivencia como el mejor modelo de vida.
Zambra Morisca no quiere ser una fusión. Es un diálogo y un deseo de volver a enlazar dos almas desde la perspectiva de dos mujeres: una morisca marroquí y una gitana española. La zambra es morisca porque deriva de la palabra árabe Zamara y significa exactamente lo mismo que significa en la actualidad en el Sacromonte: fiesta con música y baile. Recoge la memoria de la convivencia de los moriscos perseguidos que se refugiaron entre las comunidades gitanas, con los cuales habrían compartido y transmitido conocimientos y prácticas.
El concierto es una voz única que intenta construir un viaje artístico y espiritual, un viaje por la música y por el alma, a través de la interacción de la saeta andaluza y la saeta andalusí, del duende gitano y el mawal morisco, del Istikhbar gharnati y las seguiriyas.
Samira y Rocío presentan en Zambra Morisca un rico repertorio que va desde cancionero morisco-sefardí al canto arábigo andalusí, sin olvidar la contemporaneidad de los tarantos, las saetas y las seguiriyas del canto flamenco.