En ‘Las vidas posibles de Mr. Nobdy’, cinco desconcertantes minutos de inicio nos muestran a Nemo Nobody en el año 2092 siendo el hombre más anciano de la Tierra, el único mortal rodeado de felices inmortales. Sin saber cómo ha sido transportado en el tiempo, debe descubrir cuáles de sus recuerdos son reales y cuáles no. ¿Qué decisiones tomó en su vida? Cuando sus padres se separaron, ¿decidió quedarse con su padre o con su madre? ¿Eligió a Élise, a Jeanne o se casó con Anna?
Una compleja estructura narrativa que puede confundir al espectador para contarnos que mientras no elija, cualquiera de esas vidas son posibles y todas merecen ser vividas.
Según su director, Jaco Van Dormael, “Mr. Nobody’ es una película sobre la complejidad. También es una película sobre la vida. Mientras que en el cine todas las escenas son indispensables y todo converge hacia el final, mi vida, por el contrario, está llena de agujeros, de casualidades, de escenas inútiles. Pero sobre todo es una película sobre la elección. Cuando elegimos, ¿qué parte se debe a la casualidad? ¿Por qué elegimos una cosa en vez de otra? ¿Qué hace que nuestra vida sea lo que es? Cuando estoy locamente enamorado y me digo: “No podría vivir sin ella”, ¿Qué hubiera ocurrido si no la hubiera conocido?”.
“No hay que escoger, hay que experimentarlo todo porque al final todas las hipótesis son interesantes. Me gustaría que los espectadores lo comprendieran: “No hay buenas o malas decisiones sino formas de vivirlas”. En este sentido, la cuestión de la libertad es uno de los temas fundamentales de mi película. ¿Qué es el ‘libre albedrío’, dos palabras que me parecen contradictorias? Con Mr. Nobody he querido hacer una especie de cuento filosófico sin moraleja. El viejo Nemo, después de ver cómo desaparecen todas sus certezas, después de haber aprendido a vivir serenamente en la duda, habría podido concluir: “En la vida, las cosas son bonitas o no son bonitas. Si son bonitas, hágalas. Si no son bonitas, no las haga”.