En este primer número destaca sobremanera la caída del índice de ventas de alimentación en el comercio y la escalada ascendente de los costes de producción.
Desde los primeros meses de 2009, las caídas del índice de ventas de alimentación en el comercio menor han mostrado un comportamien to diferencial y más favorable que las de ese mismo índice calculado para las grandes superficies, las cuales ostentan un creciente poder de mercado en el sistema agroalimentario español y mundial. No obstante, en España siguen siendo las cadenas de supermercados las que con centran la mayor parte de las ventas de alimentación, encabezadas por algunas insignias de carácter nacional.
La mayor parte de los capítulos de consumo han sufrido descensos de cantidades en el conjunto de los dos primeros meses del ejercicio, lo que implica que las empresas españolas deben buscar más allá de los hogares, e incluso de las fronteras nacionales si quieren ampliar sus ventas. No obstante, en términos de ingresos ha habido capítulos que se han comportado de forma contraria (esto es, aumentando). Entre ellos, destacan por volumen de consumo, las hortalizas, cuyo volumen de compra se redujo un 2,4% entre enero y febrero de este año, mientras que en términos monetarios la variación para idéntico período fue del 2,3%. El caso del café, té y cacao también es muy llamativo, ya que mientras que las toneladas se reducen un 0,9%, el importe gastado aumenta hasta un 9,8%, lo que debe estar muy correlacionado con el incremento del precio de los alimentos en los mercados internacionales.
Los indicadores relacionados con los costes de producción tocaron fondo a mediados de 2009. Desde entonces se ha producido una recuperación de los mismos, en parte relacionada con el aumento de la demanda de las materias primas, y en parte como consecuencia del incremento de la factura petrolífera y sus efectos en cascada sobre el conjunto de la economía española.
Así, el índice de precios pagados por la agricultura por sus bienes y servicios ha seguido una senda creciente durante todo el ejercicio de 2010. Siendo este nivel muy elevado, aún no alcanza los obtenidos a lo largo de 2008, aunque la tendencia que muestra es francamente preocupante, pues no se produce una recuperación de los márgenes por el lado de los ingresos en casi ninguno de los eslabones de la cadena de distribución y transformación de los productos agrarios.