Hace años que se sospecha que un componente de las cuernas de los ciervos podría emplearse para tratar varios tipos de cáncer. Ahora, un estudio de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) ha permitido demostrar que el extracto de cuernas de ciervo tiene un efecto anticancerígeno en varios tipos de tumores y no tiene efectos secundarios.
El estudio ha sido realizado por el investigador de la UCLM, Tomás Landete, junto a la investigadora de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) Carmen Ramírez y el investigador de la Universidad L’Aquila, en Italia, Claudio Festuccia, y ha permitido demostrar que el extracto de cuerna de ciervo tiene potentes efectos directos en glioblastoma (tumor cerebral), cáncer de colon, mama y leucemia.
El extracto de cuerna de ciervo se ha probado en ratones y se ha demostrado que tiene una acción anticancerígena muy potente: con un tratamiento de 28 días redujo el peso del tumor hasta en un 66 por ciento y el resto presentaba “necrosis generalizada”, explica Tomás Landete.
Que componente de la cuerna de ciervo le da esa capacidad anticancerígena
Tal y como explica el doctor Tomás Landete “la sorprendente capacidad anticancerígena de la cuerna de ciervo en crecimiento (DVA) se debe a que tiene el crecimiento más rápido de cualquier tejido animal -de uno a cuatro centímetros al día-, lo que se basa en protooncogenes (similares a los oncogenes del cáncer). El peligro de derivar en un tumor ha evolucionado mecanismos anticancerígenos tan potentes que el DVA es efectivo en cultivos de tumores humanos”, a la vez que añade que hasta el momento hay pocos estudios.
Sin embargo, puntualiza, este es el primer estudio amplio que utiliza la misma metodología en cultivos celulares de distintos tipos de tumores y, además, en un estudio en ratones. Como explica el investigador Louis Chonco, “los estudios en cultivos celulares muestran los efectos directos del DVA en las células. Al realizar un estudio con glioblastoma en ratones, que es un tipo de estudio más complicado, no solo podemos ver cómo se modula el efecto anticancerígeno en el cuerpo, sino que podemos estudiar como interacciona el extracto con el sistema inmunitario, algunas de cuyas células atacan el cáncer, pero otras promueven la tolerancia del sistema inmunitario al tumor”.
El estudio, financiado por la Asociación Española Contra el Cáncer en Albacete, cuenta también con el doctorado de la UCLM Nicolás Alegría, quien indica los resultados que obtuvo en cultivos celulares. “Probamos el DVA en cuatro líneas de cáncer colorrectal, tres de cáncer de mama y, en colaboración con el grupo de L’Aquila, en glioblastoma y leucemia. “Algunas son de crecimiento rápido, otras lento; algunas son sensibles a la quimioterapia y derivan de un tumor primario (primera aparición), otras son quimio-resistentes y derivan de un tumor secundario.”, señala, mientras añade que el DVA fue efectivo en todas las líneas con un promedio de mortalidad del 20-40 por ciento, que, salvo algún caso puntual, no afectó a las células sanas. Además, redujo la movilidad (una estimación de la capacidad de metástasis) de todas ellas”.
El efecto que se describe como más impactante se encontró en el experimento con ratones con glioblastoma humano (injertado bajo la piel), como explica Tomás Landete, “en colaboración con el grupo del doctor Festuccia, administramos el DVA inyectado o vía oral. Contrariamente a lo que pensaba, a pesar de digerirse por vía oral, el DVA fue casi tan efectivo como inyectado, reduciendo el peso del tumor un 61% frente al 66% intraperitoneal, esto es importante porque una futura medicina basada en una proteína o biomolécula del DVA podría suministrarse en pastillas”.
Otra parte importante de los resultados provino del examen histológico y de la expresión génica, realizado por la doctora Carmen Ramírez Castillejo, quien indica que “el resto que queda del tumor muestra necrosis licuefactiva, es decir, se muere”. Algo que se comprobó tanto en las células del tumor como en los vasos sanguíneos rotos que lo alimentan. Además, el estudio de las citoquinas (moléculas utilizadas en comunicación entre células) mostró que el DVA aumentaba la expresión de genes relacionados con el ataque inmunitario al tumor, “mientras que redujo la de genes que inducen la tolerancia inmunitaria y permiten su crecimiento”.
Sobre la posibilidad de utilizar el extracto de cuerna como tratamiento, el doctor Andrés García, con una experiencia de treinta años en el estudio y manejo de los ciervos de la granja de la UCLM, explica que en Nueva Zelanda y otros países ya se venden píldoras de polvo de cuerna en crecimiento como complemento nutricional, sin embargo, el extracto no cumple con los requerimientos de una medicina. “El objetivo de esta línea de investigación es dar los primeros pasos para encontrar la molécula o moléculas que tienen el efecto, y que un día una empresa farmacéutica la produzca como tratamiento anticancerígeno de amplio espectro y sin efectos secundarios”.