Estuvieron al frente de la Universidad de Málaga cuando ésta empezó a andar, se consolidó y proyectó su futuro, por lo que ahora, cuando la institución académica celebra el 50 aniversario, es hora de entregar su medalla de honor a las personas que han presidido los equipos de gobierno desde su creación, en 1972. Han sido seis rectores y una rectora los que han precedido al actual, José Ángel Narváez: José Antonio Gallego Morell (1972-1975), José María Smith Ágreda (1975-1980), Antonio Pérez de la Cruz (1980-1984), José María Martín Delgado (1984-1994), Carlos Camacho (rector en funciones en 1994), Antonio Díez de los Ríos (1994-2003) y Adelaida de la Calle (2003-2015).
La imposición de medallas ha tenido lugar en el Rectorado, en una ceremonia en la que también se ha hecho entrega de la medalla de honor a las personas que han presidido el Consejo Social de la UMA en este tiempo. Tanto en este caso como en el de los rectores, algunos de los representantes institucionales han fallecido, por lo que han recogido la distinción a título póstumo sus familiares.
Los presidentes del Consejo Social de la UMA han sido José Pérez Palmis (1987-1992), Pedro Pérez Fernández (1992-1995), Salvador Moreno Peralta (1995-2000), José Manuel Cabra de Luna (2000-2004), Francisco José Barrionuevo Canto (2004-2011), Francisco Mochón Morcillo (2011-2014), Antonio Morales Lázaro (2014-2016), Juan de Dios Mellado Morales (2016-20) y Antonio Luis Urda Cardona (actual).
Fraternidad UMA-UGR
La rectora de Granada, Pilar Aranda, ha sido la encargada de pronunciar la ‘laudatio’, con un discurso aderezado por el sentimiento de fraternidad de ambas instituciones, dado que, en sus primeros años, la de Málaga dependió de la de la ciudad de la Alhambra. Como ha resaltado Aranda, el lazo “que nos une tiene una realidad incontestable y constatable: la Universidad de Málaga y la Universidad de Granada compartimos una misma alma”.
Porque antes de la fundación de la UMA, la actual Facultad de Económicas dejó su semilla en 1965, bajo la denominación de Facultad de Ciencias Políticas, Económicas y Comerciales, dependiente de la Universidad de Granada. Así lo ha recordado la rectora de la UGR, que ha asegurado que aquellos primeros estudios trajeron una consecuencia ineludible y esperada: “el deseo y la necesidad de ampliar aquel proyecto a algo que fuera genuinamente malagueño”.
Es por esto por lo que Málaga apostó por una universidad propia. En 1968 se constituyó la Asociación de Amigos de la Universidad, que luchó en la calle por esta realidad, y en 1972 llegó el decreto gubernamental de creación de la UMA, a la que se sumó la Facultad de Medicina.
Han pasado cinco décadas para una institución que ha tenido seis rectores y una rectora. Como ha detallado Aranda al hacer una semblanza de cada uno de ellos, con Antonio Gallego Morell, presidente de la Comisión Rectora, se dieron los primeros pasos “en la complicada década de los 70”. En la mitad de esa década presidió la Comisión y luego se convirtió en el primer rector como tal José María Smith Ágreda, “quien puso en marcha el desarrollo del nuevo campus de Teatinos”.
Le sucedió en el cargo Antonio Pérez de la Cruz, que vivió “la gran década de consolidación de Teatinos, con más facultades, escuelas y bibliotecas”. Tras él, llegó el mandato de José María Martín Delgado, “cuyo periodo de gestión supuso un nuevo avance hacia la modernidad de la UMA, con la incorporación a redes de investigación nacionales e internacionales y la llegada de fondos externos ajenos al presupuesto ordinario”.
Por lo que se refiere a Antonio Díez de los Ríos “profundizó en la internacionalización de la Universidad y en la dotación de protagonismo a las titulaciones tecnológicas”, algo esencial para la universidad y, sobre todo, para el futuro de la ciudad y su entorno y, ya entrando en el nuevo milenio, tomó el bastón de mando Adelaida de la Calle, la primera mujer en hacerlo. “Su gestión –en palabras de la rectora de Granada- fue definitiva para la expansión y consolidación de las relaciones con el PTA”.
De la Calle ha tomado la palabra en nombre de los rectores y ha pronunciado un discurso en el que se ha mostrado emocionada y agradecida “por el hecho de que Málaga me acogiera en su momento y me diese la oportunidad de conocer el gobierno de su universidad”. La ex rectora ha hecho una defensa de la universidad pública y ha asegurado que la UMA, en sus 50 años de vida, “ha impartido un conocimiento riguroso, una investigación de calidad y una transferencia del conocimiento a la sociedad, la cultura y la empresa”.
Por su parte, Antonio Urda ha resumido en su discurso el agradecimiento de los presidentes del Consejo Social por esta distinción y ha puesto el acento en la importancia de este organismo “como punto de encuentro entre la Universidad y la sociedad”.
Plantar raíces
José Ángel Narváez ha concluido el acto agradeciendo a todos los presentes, en nombre de los malagueños que pidieron la creación de la Universidad de Málaga, “el ser los auténticos artífices de lo que hoy somos: una universidad reconocida, valorada y pegada a la sociedad”. “Le habéis dado el alma a esta institución. Tenemos fortalecido el pasado y asegurado el futuro, pero podemos asegurar que la Universidad de Málaga se adaptará a los nuevos tiempos porque vosotros plantasteis las raíces de la mejor manera posible”, ha añadido, para hacer bandera de la universidad pública y de la capacidad de “formar profesionales y ciudadanos que luchen por hacer una sociedad mucho mejor”.
La Universidad de Málaga cumple 50 años y homenajea a todos los que han estado al frente de ella. Como ha señalado en su laudatio Pilar Aranda el papel de las universidades es crucial en los tiempos convulsos que vivimos, “ya que necesitamos tener acceso al conocimiento, única posibilidad de entender los instrumentos con los que operan las grandes corporaciones financieras para poder comprender mínimamente el modo en el que funciona el mundo que nos construyen”.
Para ello, la ética es el valor fundamental y, como ha quedado de manifiesto en esta ceremonia protocolaria, tanto la UMA –en su 50 aniversario- como la UGR –en su 500 aniversario- “son instituciones públicas fundamentales en la construcción de una sociedad y un futuro mejor”.