Investigadores de la Universidad de Jaén (UJA) ha realizado un proyecto de cooperación internacional para el desarrollo gracias al cual han instalado la patente de reforestación conocida como ‘Árbol de lluvia’ en los cultivos de cinco comunidades en el corredor seco oriental de Guatemala.
Esta patente de la UJA está ideada para acumular agua de la precipitación y cederla cuando el suelo está seco y las raíces de las plantas a las que apoya comienzan a demandar agua. A pesar de que el año 2022, en el que se desarrolló el proyecto, estuvo influenciado por el fenómeno de La Niña, con la instalación de este sistema se consiguió aumentar la producción del cultivo de yuca en un 16% en la media global de la cosecha obtenida en las cinco comunidades.
En concreto, este proyecto se ha desarrollado en cinco comunidades campesinas del departamento de Chiquimula (Guatemala). En el Corredor Seco de Guatemala (CSG) 1,5 millones de personas necesitan ayuda humanitaria, de las cuales 915.000 están en situación de inseguridad alimentaria según la FAO (2016). La mayoría de la población afectada se dedica a actividades agrícolas, produciendo sobre todo granos básicos para autoconsumo.
En esta área geográfica aparece una prolongada época seca con marcada aridez (octubre-abril) y existe un latente riesgo de sequías recurrentes, fundamentalmente cuando se prolonga la canícula (julio) o con retrasos en el inicio de las precipitaciones.
Para mitigar el efecto de estas sequías recurrentes desarrolló un diseño experimental con tres tipos de cultivos, chipilín, chaya y yuca, a los que se le instaló la patente de la Universidad de Jaén, un depósito autónomo captador de agua de lluvia que cede agua a la planta sólo cuando el suelo se encuentra con déficit hídrico.
Además de la instalación de este sistema, se han realizado las siguientes acciones: se colocaron trampas entomológicas para conocer los parasitoides que existen en los cultivos con la idea de elaborar un control integrado de plagas; se han elaborado encuestas a la población meta para conocer las principales plagas que atenazan sus cultivos, realizándose asimismo análisis fitopatológicos en diferentes épocas del año, tanto de cultivos como de suelos, para conocer las plagas que afectas a estos cultivos, detectándose plagas a nivel fúngico, entomológico y bacteriano.
Resultados obtenidos del proyecto
Se ha conseguido obtener una información muy real de los recursos agroforestales y de los beneficios ecosistémicos que la población local usa del bosque seco en las localidades de actuación, elaborándose 160 muestreos de campo, y recopilando un listado de 123 especies vegetales diferentes que forman parte de estos ecosistemas; se realizaron 5 talleres de información para asesoramiento y conocimiento dirigidos a toda la población local.
Asimismo, como parte de las medidas de corrección, los responsables del proyecto han sugerido a las comunidades locales diversificar los cultivos con hortalizas de diferentes especies para disminuir las plagas, ya que la diversificación promueve un aumento de la disponibilidad de alimentos. De esta manera, se entregaron diferentes pilones de hortalizas a la finalización del proyecto dependiendo del requerimiento directo de los integrantes de los huertos comunitarios y de la superficie disponible.
Por otro lado, se ha logrado que las municipalidades de Jocotán y Camotán se impliquen en la creación de viveros destinados a la producción de especies arbóreas autóctonas para la reforestación de sus bosques comunales y aquellos privados que lo deseen. Estas instalaciones han sido preparadas y mantenidas a través de personal cedido por las propias
municipalidades.
Se han realizado encuestas a la población local para recibir información sobre sus impresiones y los posibles efectos beneficiosos del proyecto. Estas encuestas fueron llevadas a cabo por personal de Acción contra el Hambre (ACH), que no estuvo nunca en contacto con las comunidades. En general, hay un alto grado de satisfacción con el proyecto, y varias encuestados-as creen que les ha traído grandes beneficios el desarrollo del mismo.
También se observó que en la comunidad de El Cedral ha utilizado la patente “árbol de lluvia” para recuperar un aguacate (Persea americana) que se encontraba enfermo fuera de las parcelas de experimentación, lo hicieron de “motu proprio”. Esto manifiesta su convencimiento de que esta patente les es útil.
Cómo funciona la patente ‘Árbol de lluvia’
La patente de reforestación conocida como ‘Árbol de lluvia’ está ideada para restauraciones forestales en fincas agroganaderas, restauraciones de taludes o repoblaciones arbóreas y arbustivas en lugares con marcado déficit hídrico y de difícil acceso. Se trata de un depósito que capta agua de lluvia mediante su parte superior, que se forma por una cubierta horadada.
El agua queda almacenada en el depósito, y el dispositivo de salida de material cerámico está en contacto con las raíces de la planta. Mientras el suelo se encuentra saturado de agua, el dispositivo no cede agua. En el momento que la planta no encuentra humedad alrededor de las raíces, la salida cerámica del dispositivo comienza a aportar humedad.
En régimen de bioclima mediterráneo seco se ha comprobado que en verano suele ceder una cantidad de agua en torno a los 0,53 litros/día por planta, siendo suficiente para mantener en producción a la planta durante 56 días. Este dispositivo es totalmente autónomo y una vez situado en el emplazamiento de la planta, el dispositivo se recarga con el agua de la precipitación caída.
Todas estas acciones se han desarrollado en el marco del Proyecto de Cooperación Internacional para el Desarrollo titulado ‘Actuaciones agroforestales para generar resiliencias frente a los efectos del cambio climático en el corredor seco oriental de Guatemala’, financiado por la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AACID) de la Junta de Andalucía.
La AACID ha contado con la participación de los investigadores Antonio García Fuentes (Departamento de Biología Animal, Biología Vegetal y Ecología de la UJA), Joaquín Giménez de Azcárate Cornide (Departamento de Botánica de la Universidad de Santiago de Compostela), Óscar Ernesto Medinilla Sánchez (Facultad de Agronomía de la Universidad de San Carlos de Guatemala) y Gloria Floridalma Coy (Acción contra el Hambre en Guatemala), además de Jesús Muñoz, ingeniero mecánico de la empresa jiennense Somnum-Technologies, que ayudó al montaje del diseño experimental en campo.
Actualmente, el grupo de investigadores se encuentra desarrollando otro año de mediciones en estas comunidades o similares, en este caso gracias a otro proyecto financiado la Cooperación Galega de la Xunta de Galicia.