Investigadores de la Universidad de Jaén participan en un proyecto dirigido a implantar prácticas artísticas en los procesos educativos de diversos centros escolares como metodología de aprendizaje. El objetivo es generar experiencias, a través del trabajo con artistas, que permita al alumnado de primaria desarrollar un pensamiento crítico, contactar y trabajar con los medios del entorno, estimular el trabajo colaborativo y reforzar su motivación por asistir a clase y aprender.
La doctora en Bellas Artes y miembro del grupo ‘Estudios en Sociedad, Artes y Gestión Cultural’ de la UJA, María Isabel Moreno Montoro, lidera desde hace años esta línea de acción que aúna educación, investigación y prácticas artísticas, en la que colaboran con universidades de Portugal, Reino Unido, Chipre, Suecia o la Sociedad Internacional de Educación por el Arte (INSEA) entre otras entidades. La finalidad, según explica, es realizar prácticas artísticas en los centros educativos, a partir de la intervención de artistas profesionales, para fomentar en su alumnado procesos de aprendizaje basados en lo vivencial, y alejados de la organización académica y sistemática que siguen estos centros, así como analizar estas experiencias y contrastar resultados con otras universidades y centros. Todo ello con la idea de que la sociedad, y especialmente el profesorado, conozcan las ventajas de esta metodología y puedan aplicarla en las aulas.
De esta manera, diversos investigadores e investigadoras de la UJA han celebrado ya diversas actividades de este tipo en los colegios San Isidro de Guadalén, Nuestra Señora del Castillo de Vilches, Ruiz Jiménez de Jaén y Alcalá Venceslada de Jaén, además de en otros colectivos como la Comunidad Terapéutica de Drogodependientes de Alcaudete, la Asociación de Mujeres Flor de Espliego o la Asociación de Personas Sordas de Jaén (APROSOJA). “Este trabajo no es exclusivo del contexto formal educativo”, señala en este sentido María Isabel Moreno. “Una de nuestras metas es visibilizar los resultados tan positivos que tienen estas experiencias y demostrar que aportan un proceso de aprendizaje muy rentable desde el punto de vista de la educación”, añade.
“Los resultados que obtenemos de la implementación de estas prácticas artísticas son diferentes de unos centros a otros y en función del colectivo en el que lo aplicamos”, explica la profesora de la UJA, quien remarca que no obstante estos procesos siempre refuerzan la motivación del alumnado por asistir a clase y su talante crítico, además de redundar muy positivamente en el conocimiento que los participantes tienen sobre su entorno.
Un ejemplo de estas prácticas es ‘La deriva’, una iniciativa que diversos profesores y profesoras de la UJA pusieron en marcha en el colegio Ruiz Jiménez, con el objeto de que el alumnado participante recorriera el barrio desde un enfoque constructivo que le permitiera conocer mejor la sociología del entorno y sus características. Como resultado, el alumnado que tomó parte en esta dinámica participó en una exposición fotográfica que le sirvió, no sólo para conocer en profundidad su entorno más directo, sino también para visibilizar su propia perspectiva del espacio en el que habita.
María Isabel Moreno destaca, en este punto, que este trabajo se basa en definitiva en aplicar la metodología de la investigación artística a la educación. “La investigación artística es muy distinta de la científica, ya que no es un proceso cualitativo ni sistemático que persigue resultados objetivos. No se centra en lo que investigas, sino en el proceso, en la propia metodología. Es una investigación de carácter performativo, que valora la vivencia y la subjetividad frente a la objetividad de la investigación científica”, detalla la experta. Esta metodología de trabajo es precisamente la que este grupo de investigación de la UJA intenta trasladar a diversos centros escolares y sociales. “Cuando un artista elabora una obra o hace una acción artística investiga, se documenta, lee, estudia, trabaja y ve lo que han hecho otros artistas. Esta es la estructura básica de la investigación científica, aunque luego con su producto final no busque la misma claridad y evidencia que persiguen los procesos científicos”, añade Moreno Montoro.
En la actualidad, y según explica la experta, es muy difícil que este tipo de prácticas lleguen a convertirse en una formación reglada que forme parte del sistema educativo nacional, ya que supone mucho volumen de trabajo y no encaja con el conjunto de enseñanzas sistemático y reproductivo actual. De ahí la importancia de favorecer este tipo de iniciativas y de contrastar los resultados de estas experiencias en diversos centros de distintos países.