¿Ejercicio físico por la mañana o por la tarde? Esta es una pregunta recurrente que ahora tiene respuesta. Un equipo de la Universidad de Granada (UGR) describe los efectos de hacer ejercicio en la tarde-noche en personas con sobrepeso u obesidad y ha descubierto un conjunto de beneficios muy interesantes, especialmente para personas con sobrepeso u obesas.
El grupo de investigación PROFITH CTS-977, junto con el Hospital Universitario Clínico San Cecilio y el Hospital Universitario Virgen de las Nieves de Granada, la Universidad Pública de Navarra y el CIBER de Obesidad (CIBEROBN) y de Fragilidad y Envejecimiento Saludable (CIBERFES), ha investigado el impacto de acumular una mayor cantidad de actividad física de intensidad moderada-vigorosa sobre los niveles de glucosa en adultos con sobrepeso u obesidad.
Los investigadores Antonio Clavero-Jimeno y Jonatan Ruiz, del Departamento de Educación Física y Deportiva de la Facultad de Ciencias del Deporte y del Instituto Mixto Universitario Deporte y Salud (iMUDS) de la Universidad de Granada, lideran este estudio y explican que se desconocía si ser más activos en un momento del día (mañana o tarde-noche) puede maximizar los beneficios cardiometabólicos de la actividad física. “Escoger el momento del día ideal parece ser una estrategia emergente para potenciar los beneficios de la actividad física en el metabolismo de la glucosa, especialmente en personas con resistencia a la insulina y en riesgo de padecer diabetes tipo 2”, detallan los investigadores.
Qué beneficios tiene hacer ejercicio en la tarde-noche
Los resultados del estudio han puesto de manifiesto que acumular una mayor cantidad de actividad física de intensidad moderada-alta por la tarde-noche, es decir, entre las seis de la tarde y las doce de la noche, parece tener un efecto positivo en la regulación de la glucosa de hombres y mujeres con sobrepeso u obesidad. Además, los beneficios de la actividad física son mayores en las personas que presentan alguna alteración en el metabolismo de la glucosa, como niveles elevados de glucosa, hemoglobina glicosilada y/o el índice de resistencia a la insulina en ayunas. Los resultados son similares tanto en hombres como en mujeres.
En la investigación han participado un total de 186 adultos (50% mujeres) de 47 años de edad media, con sobrepeso u obesidad. Estas personas han llevado durante 14 días un acelerómetro y un monitor de glucosa continuo para medir la cantidad de actividad física y los niveles de glucosa durante 24 horas cada día, respectivamente.
Cada jornada se ha clasificado como “inactiva” si no se acumulaba nada de actividad física, y como “mañana”, “tarde” o “tarde-noche” si más del 50% de los minutos registrados de actividad física para ese día se acumulaban entre las 6:00-12:00, 12:00-18:00 o 18:00-00:00, respectivamente; o como “mixto” si ninguno de los períodos de tiempo definidos representaba más del 50% de la actividad física para ese día.
Los resultados pueden tener distintas aplicaciones prácticas, especialmente en una población en riesgo de padecer resistencia a la insulina o diabetes tipo 2, destacando la importancia de considerar el momento del día al prescribir ejercicio físico. Esta información puede ser crucial para mejorar la eficacia de las intervenciones de ejercicio en dichas poblaciones.