La Sala de Grados del Aulario IV de la Universidad de Almería deja paso al Teatro Apolo de la capital. El trabajo ya acumulado para la generación de una cultura de divulgación científica realizado por la Universidad de Almería desde varios de sus vicerrectorados está dando sus frutos, y buena muestra de ello es el nivel que tiene la primera edición del concurso ‘Tesis en 3 minutos’.
Lanzado a primeros de abril por el Secretariado de Divulgación Científica y por la Escuela Internacional de Doctorado de la UAL, ha visto cumplida este jueves su primera fase con la elección de diez finalistas y tiene fechada su gran final para el próximo 14 de junio, martes, ante la presencia de un público no especializado al que explicar en lenguaje cercano el contenido de las respectivas investigaciones.
De eso va este certamen que llega por primer año a la Universidad de Almería y que tiene su origen en el conocido ‘Three Minutes Thesis 3MT®’, creado por la Universidad de Queensland, Australia. De ahí extrae su objetivo: que los investigadores que están en formación sean capaces de contar la temática de su investigación doctoral al público no especializado en un tiempo limitado.
Este jueves, ante un jurado que lo ha tenido muy complicado y en el que han intervenido Miguel Carrasco, de la Fundación Descubre, y Azucena Martín, de Hipertextual, junto a José Antonio Garrido, director del Secretariado de Divulgación Científica, todos los que han participado han sabido utilizar un lenguaje accesible y diversas herramientas de divulgación y comunicación. Se ha atendido a criterios de comprensión, creatividad, originalidad, capacidad de síntesis y capacidad de comunicación en sus presentaciones.
La decena de finalistas han contraído notables méritos para poder lograr su clasificación. Así, Deseada Ruiz, si bien ella prefiere que le llamen Desirée, es una periodista que lleva a cabo su tesis en el Doctorado de Educación y que está investigando sobre las estrategias comunicativas y educativas de familias oyentes con menores sordos portadores de implantes cocleares. Ella además ha participado en el concurso #HiloTesis y representará a la UAL en la fase nacional del mismo. En cuanto a María Segura, del Área de Genética del Departamento de Biología y Geología, hace su tesis sobre la búsqueda de caracteres de interés agronómico en calabacín para su implementación en sistemas de mejora genética. Respecto a Carlos Cano, investiga sobre las Resonancias de Schumann y, sobre todo, su aplicación en el estudio de los terremotos.
Siguiendo con los finalistas, Ana Isabel Tristán, cuya tesis está desarrollando en el Área de Química Orgánica, explica el uso de la metabolómica empleando la resonancia magnética nuclear aplicada en ámbitos agroalimentario y clínico. José Cebrián, que es biotecnólogo, centra su investigación en la búsqueda de proteínas con potencial para ser utilizadas como vacuna frente a una de las enfermedades más letales de la historia de la humanidad: la malaria. María Estévez, que trabaja en el área de Educación y que, como Deseada Ruiz, representará a la UAL en la fase nacional de #HiloTesis, centra su trabajo en el impacto de la práctica reflexiva en la formación inicial del profesorado con la intención de mejorar su futura práctica docente.
Hay otros cuatro clasificados más, como Francisco Javier González, doctorando en el área de Psicología Básica y cuya tesis trata sobre cómo nos afecta interactuar con entornos naturales en comparación a entornos urbanos. También Antonio Guerrero, cuya estudio va sobre filosofía práctica, y como él mismo asegura en su presentación, “aunque a veces no lo parezca, la filosofía puede ser mucho más práctica de lo que creemos. Jessica Iglesias está haciendo su tesis doctoral en el grupo de Genética de Hortícolas sobre el estudio fisiológico y genómico del papel de una hormona vegetal en la tolerancia al frío de calabacín. Por último, si bien no hay una clasificación establecida, Francisca Purificación Martínez plantea una pregunta: ‘¿Podemos encontrar una farmacia en los residuos?’. Todos afrontarán la misión de hacer llegar el mensaje a quienes no son entendidos en las respectivas materias.
En definitiva, se trata de un proceso que pretende “despertar en los jóvenes investigadores el interés por la divulgación y difusión de la ciencia a través de mostrar el trabajo que desarrollan”, poniendo de manifiesto sus habilidades de comunicación académica y científica para explicar la relevancia y el contenido fundamental de sus investigaciones. El concurso está dotado con un primer premio de 500 euros y dos accésits de 300 y 200 euros. Sumado a esto hay un premio general para todos los inscritos, como es una formación impartida por Álvaro Morales, investigador y divulgador científico ganador de FameLab en 2015 y que representó a España en el Cheltenham Science Festival de Reino Unido. Ya estuvo en la pasada edición de los Cursos de Verano con un taller de gran interés sobre el ‘toque de humor’ a la divulgación a través de los ‘monólogos científicos’.