Con el título “Y al final tú mismo…dignidad y autonomía al final de la vida” la Sede ciudad de Alicante de la UA, a través de su Aula de Salud, y la Asociación Derecho a Morir Dignamente (DMD), abordarán en unas jornadas las dificultades que una sociedad envejecida plantea, los abordajes comunitarios institucionales existentes, así como las experiencias ciudadanas puestas en marcha. Del mismo modo, las jornadas pretenden promover la reflexión sobre el proceso de final de vida y dar a conocer los aspectos legales vinculados al final de la vida y sus limitaciones. La jornada inaugural tendrá lugar el próximo lunes 2 de marzo en las instalaciones de la Sede de Ramón y Cajal, 4, con la sesión ¿Cómo te sentirás con 30 años más? La experiencia de hacerte mayor, a cargo de la profesora de la UA, Eva Mª Gabaldón.
Estas jornadas incluyen cinco sesiones más. El jueves 5 de marzo, a las 19 horas, se abordará “Convivir con la soledad” en una mesa redonda con la participación de Francisco Cruz-Quintana, catedrático del Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico Universidad de Granada; Francisco Javier Miralles, jefe de Servicio de la Concejalía de Acción Social del Ayuntamiento de Alicante; Gaspar Mayor, gerente del Patronato Municipal de la Vivienda del Ayuntamiento de Alicante; y Francisco Manuel Sabuco, responsable del Teléfono de la Esperanza por Alicante. Modera: Marisa Velasco, responsable de DMD Comunidad Valenciana en Alicante.
Continuarán con la proyección del documental “Viejenials, una nueva forma de ser mayor en España” (10 de marzo. 20:15 horas) y las intervenciones de Constanza Lucadamo, productora de Viejenials; Sonia Díaz, experta en Envejecimiento Activo y Colaboradora del documental con la Sexta Columna de la Sexta TV. El 12 de marzo será el turno de “Arte y creatividad al final de la vida” a cargo de María Albadalejo, experta en arte terapia y terapia Gestalt. El 17 de marzo, a la 20:15 horas, los presidentes de DMD Alicante y Madrid, Javier Velasco y Fernando Soler, acompañados por Laurence Arseguet, responsable de Internacional de DMD, hablarán de “Morir dignamente, del deseo colectivo a la realidad legislativa”. El martes 24 se celebrará un “death café-tertulia” y finalizará el programa el 25 de marzo con una sesión resumen de las jornadas.
Las jornadas se completan con una interesante exposición titulada “La muerte, digna e ilustrada”, que será inaugurada el 16 de marzo a las 20:15 horas en la Sala Miguel Hernández de la Sede, y permanecerá abierta al público hasta el 31 de marzo.
La Exposición
Derecho a Morir Dignamente de Cataluña (DMD-Cat) organizó en 2018 su proyecto “La Mort, Digna i Il·lustrada”, que recopiló más de 30 ilustraciones originales sobre el final de la vida. Desde entonces, y gracias a la cesión de la obras por parte de los artistas, se ha convertido en una exposición itinerante que ha viajado a una decena de ciudades.
La exposición recoge la visión personal sobre la muerte digna de los 33 jóvenes artistas que participaron en el proyecto. Sus trabajos contemplan el final de la vida desde una perspectiva original y contribuyen, así, a cambiar la imagen estereotipada con la que se suele representar a la muerte. La exposición forma parte de un proyecto más amplio, que pretende cumplir uno de los objetivos fundamentales de la asociación Derecho a Morir Dignamente: desmitificar la muerte y romper definitivamente el tabú que la acompaña. Con esta exposición, DMD quiere ofrecer espacio y tiempo para hablar. Creemos que las obras que se exhiben, con su particular forma de representar la muerte, ofrecen la motivación perfecta para comenzar esta conversación. ¿Cómo quiero morir? ¿Cómo no quiero hacerlo? ¿Cuáles son mis derechos al final de la vida? ¿Y cuáles quedan por conquistar?
Derecho a Morir Dignamente (DMD) es la organización de referencia en la defensa de la despenalización de la eutanasia y la lucha por la libre disposición de la propia vida en España.
Retos futuros
La Organización Mundial de la Salud (OMS) en su reunión del 5 de febrero de 2018 concluyó que, en el año 2020, el número de personas mayores de 60 años o más será superior al de niños menores de 5 años. Todos los países se enfrentan a retos importantes para garantizar que sus sistemas sanitarios y sociales estén preparados para afrontar este cambio demográfico. En términos de proximidad, Europa se ha convertido en el continente más envejecido del mundo. Este cambio demográfico requiere cambiar el paradigma del envejecimiento. No es sostenible continuar con la consideración de que ésta sea una etapa de deterioro físico y mental ineludibles. Ante la concepción arraigada de que envejecer implica pasividad, dependencia, fragilidad y ser una carga para la sociedad, los paradigmas del envejecimiento activo y saludable ponen el acento en los componentes positivos de envejecer.
La OMS en febrero de 2018 afirmó que la ampliación de la esperanza de vida ofrece oportunidades, no solo para las personas mayores y sus familias, sino también para las sociedades en su conjunto. En esos años de vida adicionales se pueden emprender nuevas actividades, como continuar los estudios, retomar antiguas aficiones o contribuir de muchos modos a sus familias y comunidades. El alcance de esas oportunidades y acciones depende en gran medida de un factor: la salud. Esta organización define el envejecimiento activo como el proceso en el que se optimizan las oportunidades de salud, participación y seguridad a fin de mejorar la calidad de vida de las personas a medida que envejecen. La adquisición de este proceso, se basa en el reconocimiento de los derechos humanos de las personas mayores, ligados a la independencia, la participación, la dignidad, el cuidado y la autorrealización ((Huenchuan, S. Rodriguez-Piñero, L. 2010), precisando que estos derechos no deben valorarse de forma diferente en función del ciclo vital (Busquets, M 2018).
En la conquista de este proceso no debemos infravalorar el gran cambio proporcionado por la Bioética al reconocer la autonomía de las personas como principio fundamental, ya que tradicionalmente la enfermedad ha sido una buena excusa para tratar a la persona enferma y mayor como alguien incapaz (Busquets, M 2018). La Bioética aporta a la clínica un criterio claro, refuerza la autonomía como la capacidad de decidir acorde a su visión subjetiva sobre el bienestar y lo que vale la pena vivir, precisando que la dependencia, la fragilidad o incluso la vulnerabilidad que la enfermedad conlleva no incapacita a la persona que la sufre para tomar decisiones sobre su salud, tampoco lo hace cuando la situación es de final de vida. (Busquets, M 2018). Quizás deberíamos reconocer que, a la vez que hemos conquistado mayor conciencia de responsabilidad en el inicio de la vida, hemos de conquistar mayor conciencia de responsabilidad al final de la vida, evitando situaciones indeseables vividas con frecuencia como carentes de dignidad en lo que significa de experiencia subjetiva de sentido, calidad y libertad. (Bermejo Higuera, 2012).