«Enseñar a reconocer la autoridad de médicas, matronas, enfermeras y científicas del pasado prepara al alumnado de esas carreras para un futuro profesional y personal más igualitario», así de rotunda se ha mostrado la catedrática de Historia de la Ciencia, Teresa Ortiz, durante el acto de Investidura como doctora Honoris Causa por la Universidad de Alicante. La ceremonia ha tenido lugar esta mañana durante el Solemne Acto de Clausura del Curso Académico 2018-19.
La Universidad de Alicante incorporaba así a su claustro más ilustre a una licenciada en Medicina y Cirugía, que desempeña sus tareas docentes e investigadoras en el departamento de Historia de la Ciencia y en el Instituto de Investigación de Estudios de las Mujeres y de Género en la Universidad de Granada. Se trata de la decimotercera mujer del centenar de Doctores Honoris Causa que ha investido la Universidad de Alicante a lo largo de sus cuarenta años de historia, hecho que la doctora ha destacado «por estar muy por encima de la media de las universidades españolas, en la que el promedio no alcanza el 6%».
En su discurso de agradecimiento, Ortiz ha reivindicado «la presencia de las mujeres en puestos honoríficos». «Representar simbólicamente la autoridad femenina en la ciencia es imprescindible para acabar con la persistente interinidad de las mujeres en la vida académica», ha asegurado. La nueva doctora Honoris Causa ha confesado que se trata de «una distinción inesperada que me llena de satisfacción por lo mucho que supone».
Considerada como «un referente para la historia de las profesiones sanitarias», con su trabajo «ha contribuido en España a cimentar la investigación en los campos interdisciplinares de género y salud, y género y ciencia, desde una perspectiva feminista», ha explicado la profesora Mónica Moreno, encargada de pronunciar la laudatio de la candidata. La madrina ha ensalzado que las investigaciones de la nueva Doctora Honoris Causa «demostraron que las mujeres también eran sujetos históricos y recordaron que las sociedades del pasado también estaban compuestas por mujeres con una impronta política, económica, social o cultural».
En este sentido, Teresa Ortiz considera «imprescindible» construir genealogías científicas en femenino «para conocer mejor el funcionamiento de los sistemas científicos y sanitarios» y recuerda que igual que hace 35 años, el alumnado universitario «sigue reclamando herramientas teóricas feministas básicas que estimulen su capacidad crítica y les ayuden a identificar los saberes androcéntricos, las formas en que se articulan las relaciones de género y la agencia de las mujeres».
El rector, Manuel Palomar, por su parte, ha afirmado que las dificultades que tienen las mujeres para el acceso y permanencia en los centros de investigación y la universidad, «restringe la igualdad efectiva entre las científicas y los científicos». Palomar sostiene que «el corolario a estas desigualdades es la pérdida de mucho talento y de posibilidades de mejorar nuestra ciencia, de innovar y de crear sociedades con valores más sostenibles y eficientes».
La catedrática de Historia de la Medicina ha dedicado lo que ha considerado «un premio» a todas «las compañeras» con las que ha tenido la oportunidad de «aprender de forma transversal y transdisciplinar, sin jerarquías, evitando la soledad disciplinar en un campo radicalmente nuevo donde las relaciones de autoridad han sido al mismo tiempo sólidas y fluidas y donde la posibilidad de crear y transformar siempre ha constituido un aliciente».
El solemne Acto de Clausura del Curso ha sido el escenario para la investidura de 62 nuevos doctores a los que el rector, en su discurso ha recordado que se trata «del máximo título que otorgan las universidades» y a quienes ha atribuido la labor esencial de «generación de conocimiento».
