Con el objetivo de acercar la realidad colombiana en el contexto de los cambios iniciados por el proceso de paz, analizando las causas del conflicto y centrándose en sus principales víctimas, Amnistía Internacional expone en la UA «Colombia, la paz esquiva». La muestra se inaugura esta tarde a las 18:30 horas, en el Aulario II, y permanecerá abierta al público hasta el 15 de diciembre.
La exposición está integrada por 25 paneles agrupados en cuatro grandes bloques: Actores del conflicto, La población civil, principal víctima del conflicto, Violaciones y abusos de derechos humanos y Consolidando la impunidad (leyes y acuerdos que amenazan con impedir que se haga justicia).
Los organizadores explican que la población civil, especialmente los pueblos indígenas, las comunidades afrodescendientes y campesinas, y los defensores y defensoras de los derechos humanos, sigue siendo la población más afectada por el conflicto armado.
Aunque las cifras oficiales indican que, desde el inicio de las negociaciones y hasta la firma del acuerdo de paz en 2016, había disminuido el número de civiles muertos en acciones militares en las que estaban involucradas las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y las fuerzas de seguridad colombianas, el conflicto armado persiste, y en algunas partes del país parece haberse intensificado. Continúa la preocupación ante la impunidad por los crímenes cometidos durante el conflicto armado.
Las fuerzas de seguridad hacen un uso excesivo de la fuerza, que a veces causa muertes de civiles. Persiste la violencia contra las mujeres, en especial la violencia sexual.
Mas de 50 años de un conflicto armado que ha encontrado en las gentes sin armas sus principales víctimas. Ha habido un número ingente de muertos, más de 265.000, la inmensa mayoría civiles. Seis millones de personas han tenido que dejarlo todo atrás porque la guerra les acechaba demasiado de cerca. Ahí queda el lamento de quienes fueron torturados, secuestrados, amenazados, obligados a coger un arma a su pesar. La búsqueda incansable de los seres queridos aún desaparecidos.
Es la mejor oportunidad en más de una década de acabar con las hostilidades. Pero la paz se seguirá mostrando esquiva mientras no haya justicia y respeto a los derechos humanos. Las personas responsables deben responder por crímenes que han cometido. Si no, será difícil avanzar hacia una paz real y duradera.