Investigadores de la Universidad de Almería (UAL) crean una herramienta para conocer la relación entre consumo de dorgas y violencia entre adolescentes, desarrollada a partir de un estudio en el que han participado más de un millar de adolescentes.
La herramienta creada por un grupo de investigadores de la UAL dirigido por la profesora María del Mar Molero permitirá evaluar los factores psicosociales que influyen en la conducta adictiva y violenta, puesto que la mayor parte de las veces ambas se presentan de forma paralela. Los principales resultados del estudio, desarrollado a través de encuestas anónimas en las que han participado más de 1.000 adolescentes estudiantes de Bachillerato de toda la provincia, hacen referencia a los componentes de un instrumento que servirá ahora a los educadores de estos chicos para conocer de qué manera se relaciona el consumo de drogas con determinadas conductas violentas.
La investigación ha analizado aspectos como la presencia de conductas impulsivas (es decir, la tendencia a responder de una manera impulsiva), el apoyo social percibido por parte de los alumnos (si es más por los amigos o por la familia) y la búsqueda de sensaciones, además de la relación de todo ello con la violencia. Otro factor analizado ha sido la agresión en todas sus formas –verbal y física, presentando atención a los comportamientos de ira y hostilidad por parte de los jóvenes- y las formas de agresión –activa o reactiva-. “Que alguien no necesite ser provocado para responder de forma violenta tiene que ver mucho con el consumo de drogas. Existe una relación entre ambas cosas y, frecuentemente, las personas que presentan un comportamiento violento también consumen drogas”, ha explicado Maria del Mar Molero esta mañana durante la presentación de los resultados de este estudio.
El análisis ha encontrado que todos los factores psicosociales tienen relación en el consumo de sustancias como alcohol, tabaco y cannabis, las tres drogas analizadas. El informe realizado por investigadores de la UAL ha comparado a los consumidores de tabaco con los que no lo son, a los de alcohol con los que no beben y, en el caso del cannabis, a los consumidores esporádicos con los que fuman de manera habitual. Molero señalaba que los que consumen cannabis de forma esporádica presentan, por ejemplo, más rasgos impulsivos que el resto que no consume y que quienes lo hacen de forma habitual tienen puntuaciones mucho más elevadas en impulsividad, búsqueda de sensaciones y comportamientos violentos que quienes fuman cannabis solo de vez en cuando.
La muestra analizada comprende a más de 1.000 alumnos de institutos de secundaria de toda la provincia con edades comprendidas entre los 13 y los 18 años. La media de edad de quienes han respondido a las encuestas es de 14,8 años.
Según los resultados, un 13,5% de la muestra (es decir, 111 alumnos de 822) consumen cannabis de forma esporádica, mientras que un 4% reconoce que lo hace de forma habitual. Un 70% de los estudiantes asegura no haber fumando “nunca”. El porcentaje baja ostensiblemente en el caso del alcohol: solo un 32% de los alumnos afirma que “nunca” han bebido. De los que sí beben, el 68 por ciento restante, lo hacen habitualmente cada semana un 7,3%.