Un equipo de investigación de la Universidad de Huelva ha diseñado un mecanismo que permite la reparación de los sistemas de comunicaciones de una manera más accesible, segura y económica que otras soluciones conocidas. Consiste en el uso de una técnica para mantener estable la torre que puede ser controlada automáticamente, evitando la subida de los operarios para realizar los trabajos de conservación.
Un equipo de investigación de la Universidad de Huelva ha patentado un sistema para el mantenimiento de torres de comunicaciones que incluye un dispositivo que permite asegurarla de forma automática o manual, según se necesite. Este sistema sería válido para cualquier tipo de construcción que incluya una cesta. La patente ya se encuentra disponible para ser aplicada tanto en nuevas instalaciones como en la transformación de las actuales.
Las torres suelen construirse para albergar repetidores de telecomunicaciones, sistemas de sonido o iluminación para conciertos o eventos, instalaciones de radio comercial o de aficionados y emplazamientos militares provisionales de comunicaciones. Pueden medir desde unos pocos metros hasta llegar a los 634 de la Tokyo Skytree, la más alta del mundo. Requieren de un mantenimiento rutinario, pero para ello, los operarios deben acceder a la altura donde se encuentren los dispositivos, por lo que es necesario contar con trabajadores cualificados para los trabajos en altura.
Estas estructuras deben contar con sistemas de arriostramiento, unos tirantes que aseguren su correcta sujeción y estabilidad. La nueva técnica que describe la patente ‘Sistema de Arriostramiento para torres de telecomunicaciones’, incluye un mecanismo que permite atirantar la torre a diferentes alturas sin necesidad de ascender para desmontar ningún elemento una vez realizada la instalación inicial. De esta manera, los cables se destensan al bajar la jaula o cesta que presentan algunas torres del mercado. Esto permite que los operarios o los mismos usuarios realicen las labores de mantenimiento de las antenas de radio o de telecomunicaciones de forma más eficaz y segura.
Las torres pueden ser tanto construcciones fijas como telescópicas. Estas últimas se pliegan sobre sí mismas para conseguir un mejor acceso. Aún así, ambas requieren de mantenimiento a gran altura. Además, los sistemas que incluyen torres telescópicas llegan a un mínimo de algo más de 3 metros una vez plegadas, por lo que realizar labores de reparación en esas condiciones no es fácil. “El problemas de las torres fijas es que obligan a ascender a la parte superior para realizar operaciones de mantenimiento o reparación en el sistema de comunicaciones. Por su parte, las que incluyen cesta tienen la limitación de que sólo permiten un grupo de cables o vientos enlazados a la propia jaula, lo que restringe la altura de la antena”, explica a la Fundación Descubre el investigador de la Universidad de Huelva José Miguel Dávila, uno de los inventores de la patente.
Una cuestión de altura
En las torres con cesta sería posible colocar cables de arriostramiento a una altura intermedia, pero obligaría a desmontarlos antes de bajarla, con lo que se perdería la ventaja de poder manipularlas a demanda del usuario. Hasta el momento, era necesario que un operario especializado tensara los cables de sustentación una vez realizadas las labores de mantenimiento a la elevación definitiva. Ahora, con el nuevo mecanismo, esta labor se puede realizar de forma automática, si lleva motor, o semiautomática, con un cabrestante o sistema de elevación manual.
El nuevo sistema propuesto cuenta con un grupo superior de cables por encima de la jaula, en una pieza denominada ‘sombrerete’. Adicionalmente, se disponen otros tirantes a alturas intermedias. Para tensar éstos incorpora una plataforma o ‘plato’ en un nivel intermedio al que llegan los cables desde su anclaje en el suelo. A partir de ahí, se tensan y se enlazan con la jaula en un trazado vertical moviéndose a la vez y sin tener que realizar ninguna operación adicional.
Para realizar las labores de mantenimiento o reparación, la jaula desciende y el sistema de arriostramiento situado a nivel intermedio de la torre baja al mismo tiempo, quedando la estabilidad de la torre garantizada por los cables anclados al ‘sombrerete’.
Con la aplicación de este mecanismo, los costes en los trabajos de mantenimiento de estas estructuras se reducen considerablemente al no ser necesario ni el uso de maquinaria de elevación ni la especialización en altura de los operarios que los realizan.
Texto y fotos: Fundación Descubre.