La mixomatosis salta a las liebres

En el estudio, liderado por José Prenda, catedrático de Zoología de la Universidad de Huelva, se profundiza en los efectos de esta grave enfermedad provocada por el Myxoma virus –que deriva en tumoraciones en los tejidos conjuntivos–, que ha diezmado desde hace décadas las poblaciones de conejos (Oryctolagus cuniculus) y, desde hace unos cuatro años, ha dado el salto a la especie de liebre de mayor distribución en la península, la liebre ibérica (Lepus granatensis), causando una alarmante reducción del número de efectivos de esta última especie.

Animals’, prestigiosa revista internacional, ha publicado un artículo en el que participan José Prenda y Eduardo Rodríguez, investigadores del Departamento de Ciencias Integradas de la Facultad de Ciencias Experimentales de la Universidad de Huelva, junto a Juan José Negro, investigador del CSIC, y Juan Manuel Pichardo, Catedrático de la Universidad de Sevilla,  con el título The Dynamics of ‘Lepus granatensis’ and ‘Oryctolagus cuniculus’ in a Mediterranean Agrarian Area: Are Hares Segregating from Rabbit Habitats after Disease Impact?’ (https://bit.ly/3NMpHAz), en el que se aborda el análisis de las consecuencias poblacionales y de uso del espacio que ha tenido en conejos y liebres la aparición de la enfermedad infecciosa de mixomatosis en las liebres.

Brote de mixomatosis de 2018 en España

En este estudio se profundiza en los efectos de esta grave enfermedad provocada por el Myxoma virus –que deriva en tumoraciones en los tejidos conjuntivos–, que ha diezmado desde hace décadas las poblaciones de conejos (Oryctolagus cuniculus) y, desde hace unos cuatro años, ha dado el salto a la especie de liebre de mayor distribución en la península, la liebre ibérica (Lepus granatensis), causando una alarmante reducción del número de efectivos de esta última especie.

La mixomatosis era una enfermedad exclusiva del conejo hasta que en el verano de 2018 se produjo un brote que afectó también a las liebres. Ambas especies de lagomorfos, señala el profesor Prenda, son esenciales en la cadena trófica en toda la península ibérica –presa de muchos depredadores, entre ellos especies tan emblemáticas como el lince ibérico o el águila imperial ibérica– y son también animales considerados una pieza noble de caza que sustenta una importante cadena económica en el sector cinegético. A raíz de ese brote de la enfermedad en las liebres, hace cuatro años, se produjo el desplome de esta especie en prácticamente toda la península ibérica, con una población mínima en Andalucía.

El catedrático de Zoología de la Onubense, que ha analizado minuciosamente este fenómeno, ha elaborado una base de datos fruto de sus observaciones y seguimiento –con procedimientos sistemáticos y no sistemáticos– de ambas especies desde 1990, y de su estudio, realizado en la Campiña sevillana, se aprecian perfectamente esta nueva epizootia y sus consecuencias.

De esta manera, fruto de esta investigación, se observa una reestructuración en la distribución de las liebres después del evento de mortalidad, destacando que antes del brote, las poblaciones de conejos y liebres estaban espacialmente diferenciadas, aunque con algunas coincidencias espaciales y similitudes de nicho. Sin embargo, desde el brote, las poblaciones de liebres han desaparecido de las áreas de conejos, lo que sugiere que, en ausencia de conejos, el virus tiene más dificultades para infectar a las liebres.

Hasta el momento, se desconocía cómo había aparecido la mixomatosis en la liebre, y por tanto la dinámica e interacción entre ambas especies resultaba esencial para identificar la causa. Según el trabajo dirigido por el Dr. José Prenda, “se ha debido producir un salto directo, sin intermediarios, desde el conejo a la liebre, y además, el epicentro de todo ha debido estar en el Bajo Guadalquivir, tal y como apuntan otros trabajos”. “Observamos una mayor similitud de nicho ecológico antes del brote, y menor similitud después de este, y de acuerdo con los datos presentados, la mixomatosis podría haberse originado primero en conejos y luego se transmitió a través de pulgas, mosquitos o alguna otra alternativa, a las liebres que coexisten con conejos enfermos”.

“Tanto las liebres como los conejos infectados –se recoge en el trabajo– murieron o desaparecieron. Como consecuencia, los únicos lagomorfos que debieron quedar en el área de estudio fueron conejos con una respuesta inmune adecuada al virus del Mixoma y liebres sin contacto con conejos”.