El cáncer de mama de intervalo es aquel que aparece entre dos revisiones de un programa de cribado, por lo tanto, es diagnosticado después de una prueba cuyo resultado fue negativo y antes de la siguiente evaluación. Por razones evidentes, se trata de un indicador muy fiable de la eficacia de los programas de detección precoz de esta enfermedad: si el número de cánceres que aparece después de un cribado es elevado, es una muestra de que el programa no está funcionando. Por el contrario, si el número de tumores diagnosticados después del cribado es bajo, indica que el programa está cumpliendo su función: detectar esta enfermedad en una fase precoz.
Un ensayo clínico publicado por la Universidad de Córdoba, el Instituto Maimónides de Investigación Biomédica (IMIBIC) y el Hospital Reina Sofía de Córdoba ha revelado, precisamente, la eficacia de la ‘tomosíntesis’ mamaria para reducir casi a la mitad la incidencia de este tipo de cáncer que aparece entre dos vueltas de cribado, lo que sugiere la idoneidad de incluir esta prueba de forma estandarizada en los programas de detección temprana del cáncer de mama.
Se trata de un método de detección complementario a la mamografía tradicional o ‘mamografía 2D’ que, al igual que esta última, emplea rayos x. La diferencia radica en que la tomosíntesis evita la superposición de estructuras y permite que se vean mejor las lesiones al recrear una imagen volumétrica, de ahí que también se le conozca como ‘mamografía 3D’.
“A pesar de que esta técnica se ha extendido mucho en unidades diagnósticas, en los programas de cribado aún no está tan estandarizada“, destaca la responsable de la Unidad de Radiodiagnóstico del Hospital Reina Sofía, Marina Álvarez, una de las autoras de la investigación y una de las referentes a nivel nacional en el diagnóstico precoz del cáncer de mama.
Qué ha evidenciado el estudio
Durante dos años, el estudio ha trabajado con el cribado poblacional realizado por la Junta de Andalucía. Casi 24.000 mujeres fueron examinadas sólo con mamografías 2D, mientras que otro grupo de 16.000 fue evaluado también con tomosíntesis mamaria.
Según los resultados del trabajo, en el primer colectivo la tasa de cáncer de intervalo fue de 1,8 por cada mil personas, mientras que en el segundo fue del 0,93. En otras palabras, la probabilidad de ser diagnosticada de un cáncer de intervalo fue un 49% menor en mujeres a las que también se les realizó el cribado con la ‘mamografía 3D’.
Por otro lado, tal y como explica la autora principal de la investigación, Cristina Pulido, el impacto de la tomosíntesis en la tasa de carcinoma de intervalo es aún más evidente en mujeres con mamas densas “un dato especialmente relevante” teniendo en cuenta que “en este tipo de mamas con mayor proporción de tejido glandular es más complicado explorar y valorar la existencia de lesiones.
Los resultados del trabajo, además, muestran que los cánceres de intervalo detectados en mujeres que han sido cribadas con tomosíntesis son de menor tamaño que los detectados en mujeres cribadas con mamografía digital, un dato positivo teniendo en cuenta que el tamaño de los tumores está estrechamente relacionado con el pronóstico. Posiblemente, esto se deba a la mayor capacidad diagnóstica del propio método. Si esta técnica permite una detección más precisa de las lesiones, implica que los tumores que han pasado desapercibidos sean más pequeños.
El trabajo, en definitiva, pone sobre la mesa la conveniencia de incorporar esta prueba de forma sistematizada en los programas poblacionales de detección precoz del cáncer de mama, un avance en el que ya se están dando pasos significativos. “Muchos radiólogos ya se están formando en esta técnica, la Comunidad Autónoma andaluza acaba de renovar un número importante de mamógrafos con tomosíntesis y para los cribados ya se está recomendando este tipo de pruebas”, explica la doctora Álvarez.
De esta forma, podría mejorar aún más el diagnóstico de una enfermedad que supone, según la Sociedad Española de Oncología Médica, el 28,9% del total de cánceres en mujeres y la primera causa de muerte por cáncer en esta población. A pesar de ello, su supervivencia y pronóstico ha mejorado exponencialmente gracias a los avances médicos. Todo apunta a que la ciencia continuará ganándole terreno a esta enfermedad durante los próximos años.