Con una mesa redonda titulada ‘El reto de modernizar las universidades españolas’ ha tocado a su fin un repaso general, realista y crítico pretendido por Crue para dar un tono totalmente constructivo a la celebración de su 25 aniversario. Con sede en la Universidad de Almería, preocupada precisamente por completar con éxito su proceso de internacionalización, el cierre a dos días intensos de análisis y debate ha tenido a esa necesidad de apertura exterior como la protagonista.
Juan Romo, rector de la Carlos III de Madrid y miembro del Comité Permanente de Crue Universidades Españolas, ha sido el moderador de la mesa, haciendo un planteamiento inicial que no ha dejado lugar a la duda: “Si el papel de la universidad es generar y transmitir el conocimiento, claramente el conocimiento o su búsqueda por la especie humana es anterior a la creación de las naciones, a la misma idea de nación, así que es claro que la universidad tiene que ser internacional, la universidad es universalidad y sobre ello hay que focalizar”.
Ha añadido en su introducción que es “una institución con más de 800 años, también anterior a la creación de la mayor parte de las naciones”, siendo otro argumento puesto sobre la mesa, nunca mejor dicho, que “la búsqueda de conocimientos es global o internacional”. En la relación con el entorno, “una vez creadas las naciones, estas generan culturas distintas, idiomas distintos; es muy importante para los alumnos vivir en un ambiente internacionalizado, en contacto con personas de otras culturas, con personas de lenguas diferentes”, remarcando la relevancia que tiene la “internacionalización de la experiencia universitaria y de la docente en particular”. Junto a él han participado Jaume Casals, rector de la Universitat Pompeu Fabra, Pilar Aranda, rectora de la Universidad de Granada y miembro de la Comisión Ejecutiva de la Asociación de Universidades Iberoamericanas de Postgrado, y José Vicente Saz, rector de la Universidad de Alcalá.
Este último ha sido rotundo: “La universidad cada vez va a tener que trabajar en más ámbitos y con más actividades fuera de su país, y para esto tenemos que colaborar con otras universidades de otros países”. Ha explicado la evolución que se está siguiendo: “Hasta ahora, colaboraciones bilaterales casi siempre, pero cada vez más estamos implicándonos en las redes de cooperación universitaria, ya no monográficas, sino que hay un movimiento de redes que abarquen todas las funciones de la universidad”. Como una de las claves que ha expuesto, “es importante colaborar con otras universidades, pero hay que hacerlo con instituciones internacionales, como es el caso de la UNESCO o el de la Organización de Estados Sudamericanos”. Entre las cuestiones a tener en cuenta para sacar ventaja está el español como lengua: “Tenemos la suerte de tener un idioma que nos facilita nuestra conexión con el mundo; el internacional es el inglés, el segundo que más se habla es el chino, pero solo en su país, y el tercero del mundo es el español, el que se habla en el mayor número de países, lo cual es una ventaja que tenemos que utilizar más para difundirlo y para usarlo como herramienta”.
Otra parte de la intervención de José Vicente Saz se ha dedicado a las zonas estratégicas en las que interactuar: “El área natural es Europa, en la que estamos integrados, pero es evidente que la iberoamericana es otra vía natural para las universidades españolas; en los últimos años hay más con Asia, en concreto con China, Japón o Corea, con Oceanía, en concreto con Australia, que son dos ámbitos de colaboración más, y no se puede olvidar el área del Mediterráneo”. Eso sí, “no se puede tener relación con todas las áreas, sino que hay que hacerlo en función a nuestras necesidades y a cuáles son las estrategias para las actividades a desarrollar”, ha finalizado. En la misma línea de la importancia del proceso de apertura se ha expresado Pilar Aranda: “Para la educación superior es fundamental la internacionalización; para las universidades europeas el programa Erasmus, creado en 1987, ha sido clave para empezar a internacionalizar, para poder conocer los beneficios, los aciertos y los errores que estos procesos han podido tener”.
Aranda ha puesto el foco en un buen entendimiento de lo que es la internacionalización, más allá de los números: “Los indicadores frecuentes tienen errores, por ejemplo, una persona que hace su tesis doctoral en el extranjero, que habla dos idiomas, que trabaja en redes, que tenga proyectos internacionales y que publica internacionalmente, ¿se cuenta como persona internacional o por no ser extrajera no es internacional?”. En esa línea, ha subrayado un error frecuente, según su criterio: “Tendemos a confundir internacionalización con extranjero, y es algo erróneo, porque la internacionalización es un medio, no es un fin, sino un medio para lograr formar a la ciudadanía global que pueda dar respuesta a ese mundo global, con vista a los objetivos del desarrollo sostenible, que es la mejor función que podemos tener en la universidad”. Por lo tanto, “los indicadores son necesarios, pero todos y cada uno de ellos son reduccionistas y por ello se tiende a un concepto de internacionalización basado en números; tenemos que saber medir y creemos que es un proceso que va mucho más allá, y casa institución tiene que tener su propia motivación, saber por qué y para qué quiere estar en este proceso”.
En la clausura de dicha jornada, la presidenta del Consejo Social de la UAL, Magdalena Cantero ha finalizado diciendo que “los Consejos Sociales somos aliados de las universidades y estas jornadas son un claro ejemplo de ello. Creemos en el potencial innovador y en sus capacidades para dar respuesta a las demandas reales de la sociedad, abogando por un incremento de la financiación pública y privada, por el acercamiento al ámbito empresarial, la mejora de la internacionalización y la introducción de nuevos modelos de gestión en el ámbito universitario”.