Almería presenta en la actualidad una serie de factores estructurales, además de los comunes para otras ciudades de tipo sociodemográfico (edad, genero, tamaño familiar, nivel de ingresos) y subjetivos (percepción de riesgo, tráfico, falta de hábito, prejuicios, imagen de marca, riesgo de robo), que ejercen un efecto barrera para la incorporación de la población a este medio de transporte urbano autónomo, flexible, fiable, eficiente, económico, accesible e intermodal con el transporte público. Estos factores estructurales limitantes son: el reducido número y longitud de los itinerarios ciclistas existentes y la falta de conectividad entre ellos; el riesgo ante la obligación de compartir espacios con vehículos motorizados, que reduce considerablemente el número de usuarios potenciales de la bicicleta a reducidas franjas de edad y grado de habilidad; la falta de planeamiento y normativa urbanística relacionada; el reducido número de aparcamientos destinados a bicicletas; la falta de señalización (horizontal y vertical) y semaforización específica; y la vigencia de ordenanzas municipales que no fomentan ni facilitan su uso por restringir su circulación y prohibir su estacionamiento.
Esta situación viene siendo denunciada por asociaciones, colectivos ciudadanos y partidos políticos, y especialmente por la asociación de ciclistas urbanos Alpedal Almería, que desde su fundación demanda a las distintas administraciones públicas la adopción de las medidas necesarias para el fomento del uso de la bicicleta como medio de transporte urbano seguro y accesible a todas las edades y barrios de la ciudad. Estas medidas deberán ser implantadas de una forma planificada, ya que las actuaciones puntales no integradas en un plan global suelen generan sensaciones de “falsos fracasos”, como puede constatarse en la ejecución de tramos cortos de itinerarios sin continuidad en la trama urbana o de sistemas públicos de préstamo incompletos e implantados de cara a la galería. Por ello, será necesario que la ciudad de Almería cuente con un instrumento de planificación, independiente o incluido dentro de otras figuras como el Plan General de Ordenación Urbano o un Plan de Movilidad Urbana Sostenible, en el que se defina el futuro de la bicicleta en la ciudad y se temporalice su implantación.
El futuro “Plan Director para el uso de la bicicleta” analizaría la situación de partida de la ciudad (usuarios, demanda, infraestructuras existentes), definiría una red de itinerarios ciclistas entre todos los barrios y centros de actividad (trazado, características constructivas, normativa urbanística, programación de actuaciones) y una red de aparcamientos (superficiales y subterráneos apoyados en las infraestructuras existentes destinadas al vehículo privado), analizaría la relación de la bicicleta con otros modos de transporte (intermodalidad), contemplaría la implantación de sistema público de préstamo de bicicletas, desarrollaría programas de fomento del uso destinados a la ciudadanía en general, estudiaría la creación de la Oficina Municipal de la bicicleta y propondría la aprobación de una nueva ordenanza de peatones y ciclistas acorde con las actuales necesidades. Este plan debería incluir la programación temporal de las distintas actuaciones previstas, así como la fijación de una serie de indicadores que permitieran realizar el seguimiento de su grado de implantación, desarrollo y cumplimiento de los objetivos marcados. A pesar de que la redacción de un documento de estas características fue aprobada por unanimidad de todos los grupos del Pleno del Ayuntamiento de Almería, en sesión celebrada en noviembre 2008, hasta la fecha no se comenzado a la elaboración del mismo. A los almerienses nos queda esperar que la reciente anunciada elaboración del Plan de Movilidad Urbana Sostenible de nuestra ciudad no caiga también en el olvido, tanto del equipo de gobierno como de la oposición.