La Fundación Renovables celebra la que considera una decisión de sentido común e inevitable como la anunciada el pasado martes en rueda de prensa por el ministro Álvaro Nadal de cerrar de forma definitiva la central nuclear de Garoña.
La Fundación Renovables manifiesta también su preocupación de que la decisión del Gobierno no se haya producido como consecuencia del establecimiento de un plan transparente y público para una planificación de cierre de las centrales nucleares ni por la petición mayoritaria del Parlamento, sino como consecuencia de los desencuentros entre los accionistas de las dos empresas propietarias que no han obedecido a las facilidades que el Gobierno les ha ido dando en el tiempo como la retirada del impuesto sobre el combustible nuclear gastado o la prolongación de la vida de las centrales nucleares hasta los 60 años.
Sin planificación real
En esta línea, la Fundación Renovables lamenta que esta decisión no sea la consecuencia lógica de una verdadera política energética, de la que “el país carece y que en las últimas décadas se ha caracterizado por mantener una economía y un sistema energético basado en el predominio de los combustibles fósiles, con un modelo de negocio que ha incentivado el mayor consumo de energía y el predominio de las operaciones corporativas en el sector de la energía”. Expresa, igualmente, su preocupación por que este tipo de decisiones puedan utilizarse como moneda de cambio de acuerdos políticos.
Por ello, la Fundación Renovables exige acabar con la actual discriminación que permite que algunas fuentes de energía escondan sus costes, externalizándolos al resto de la sociedad, mientras las energías renovables tienen incorporados todos los suyos. El Informe aprobado por el Tribunal de Cuentas en 2015 de Fiscalización de la Gestión realizada por Enresa sobre el fondo para la financiación de las actividades del Plan General de residuos Radiactivos ya volvió a poner de manifiesto la incapacidad de esta tecnología de internalizar sus costes de gestión de los residuos nucleares y dejaba claro que los titulares de las instalaciones nucleares no están aportando lo suficiente para la gestión de los residuos radiactivos y por lo tanto recomendaba subir la tasa que recae sobre ellos para cubrir los costes que ha de asumir Enresa en la gestión de estos residuos.
En un escenario actual y futuro de reducción de la demanda eléctrica en España, la Fundación Renovables aboga por el abandono de la energía nuclear por cara, insolidaria e insostenible y pide que la industria nuclear internalice la totalidad de los costes de seguridad y gestión de los residuos radiactivos que genera.
Propuesta de cierre de centrales nucleares
En el documento La energía como vector de cambio para una nueva sociedad y una nueva economía, la Fundación Renovables, en 2015, ya recogía una propuesta para el cierre de las centrales nucleares al término de la licencia de operación de la que disponen en la actualidad, lo que supondría prescindir de esta tecnología en 2024.
En dicho documento, la Fundación Renovablesparte de la consideración de “la energía como un bien básico y escaso, que debe estar por encima de los intereses económicos que se generan a su alrededor para recuperar el atributo de utilidad pública”, lo que cobra todo su sentido a la hora de abordar el tema de prolongar o no la vida de las centrales nucleares, y propone el cierre programado de todas las centrales nucleares por considerarlas “insostenibles, medioambientalmente no asumibles y no competitivas para la sociedad” y añade que “la energía nuclear no forma parte del escenario energético deseable para España y, en general, si lo son para el sector eléctrico es porque disfrutan de un régimen de funcionamiento y de no asunción de costes no equitativo con otras fuentes con las que deberían competir.”
Los plazos de la Fundación Renovables
Con el fin de no provocar un cambio retroactivo sobre la fecha de cierre, se considera que este debe producirse en el momento que finalice la licencia de operación de la que disponen en la actualidad, sin otorgarles más autorizaciones administrativas. Por tanto, la propuesta de la Fundación Renovables para el fin operativo de las distintas centrales es la siguiente:
- Garoña (446 MW).- Cerrada
- Almaraz I (977MW).- 8 de junio de 2020
- Almaraz II (984 MW).- 8 de junio de 2020
- Vandellós (1087,1 MW).- 27 de julio de 2020
- Cofrentes (1092 MW).- 20 de marzo de 2021
- Ascó I (1032,5 MW).- 28 de julio de 2021
- Ascó II (1027,2 MW).- 28 de julio de 2021
- Trillo (1066 MW).- 15 de noviembre de 2024
Estas fechas son revisables a la baja ante la viabilidad y oportunidad de su sustitución, según los programas de transición energética que se diseñarían en 2016 y y que, en el caso de Alemania, por ejemplo, ha llevado a que esté previsto que en 2022 se cierren todas sus centrales nucleares.
En cuanto a la viabilidad de este cierre, la Fundación Renovables mantiene que esta medida tiene todo su sentido en un cambio global de modelo energético, que incluye un cambio de cultura de la energía empezando por el ahorro —sin renunciar a los servicios que nos brinda la energía, sino racionalizándolos— la eficiencia y una apuesta clara y decidida por las energías renovables.