El Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel es un humedal que tiene alto valor ecológico debido a que es lugar de nidificación y migración de muchas aves, y porque es una importante reserva de biodiversidad. En los últimos años, se ha perdido gran parte de la diversidad existente en este ecosistema. Por ejemplo, se ha observado un descenso en la presencia de una anátida, un ave emblemática como la Netta Rufina que se alimenta de unas algas del género Chara sp. que también están desapareciendo y entre otros factores puede ser debido a un incremento en la turbidez del agua con la consiguiente falta de luz. “Este incremento de turbidez puede tener una relación directa con la eutrofización que está sufriendo el parque y con importantes poblaciones de especies invasoras de peces con hábitos bentónicos (carpa, pez gato), que ayudan al incremento de este parámetro y además se alimentan de esta vegetación sumergida”, nos explica Esther Santofimia, investigadora del Instituto Geológico y Minero de España (IGME).
Las Tablas de Daimiel están situadas en la meseta central de la Península Ibérica, en la región de La Mancha. Las Tablas es uno de los representantes de los ecosistemas denominados tablas fluviales y presentan dos entradas principales de agua a través de los ríos Cigüela y Guadiana que le confiere diferencias hidroquímicas importantes al humedal. Además, el humedal está separado en dos zonas por una presa (Presa del Morenillo), confiriéndole a ambas masas de agua diferencias hidroquímicas importante.
Desde marzo de 2018 el IGME y el Centro de Astrobiología (CAB) han trabajado en un proyecto denominado “Parque Nacional de las Tablas de Daimiel: El humedal frente a la actividad de las especies exóticas invasoras” que ha contado con el apoyo de la Fundación Biodiversidad. El objetivo principal era estudiar una serie de variables que inciden en el estado del sistema (hidroquímica, nutrientes, fitoplancton, turbidez y radiación solar), y evaluar la influencia que tiene sobre las mismas la abundante población de peces, en la que se incluye especies exóticas invasoras.
Una de las primeras conclusiones obtenidas es que el humedal presenta dos zonas muy diferenciadas respecto a los parámetros estudiados. El agua retenida por Puente Navarro presentó un agua con poca turbidez y bajos valores de clorofila, y nutrientes. Debido a la transparencia del agua se constató una mayor penetración de la luz, lo que ha favorecido que en esta zona se hayan desarrollado las ovas, desarrollo que se ha podido constatar durante prácticamente todo el estudio.
Por otro lado, el agua retenida por la Presa del Morenillo presenta mayor turbidez, mayores valores de clorofila-a y nutrientes, como el fósforo y nitrógeno. Además, esta masa de agua en verano ha presentado un bloom algal con altísimos valores de turbidez (80-120 NTU), clorofila-a (hasta 40 μg/l), y de ficocianina (aprox. 20 μg/l), que indican el desarrollo de cianobacterias. Tras un estudio de la biodiversidad microbiana por parte del CAB se ha confirmado la presencia de tres tipos de cianobacterias, las cuales junto con las algas fotosintéticas forman tapetes en los que es imposible la entrada de luz necesaria para el desarrollo de la vegetación bentónica, ya que impide la realización de la fotosíntesis, lo que genera que la producción primaria no puede existir en profundidad.
“Como resultado del estudio del humedal de Las Tablas de Daimiel se puede considerar eutrófico, alcanzando el nivel de hipereutrófico en la zona en la que hay mayor turbidez, nutrientes y clorofila-a, lo que señala el estado ecológico actual. Esta eutrofización de nuestros humedales indica la degradación que se está sufriendo”, concluye Santofimia.