El director de Calidad de Prolongo-Faccsa, Luis Polo, ha analizado esta semana, en la Sede Antonio Machado de Baeza (Jaén) de la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA), el papel del operador de empresa alimentaria en la investigación de brotes y alertas sanitarias. Polo ha destacado el trabajo conjunto de industria, administración y comunidad científica para mantener estándares de seguridad a lo largo de la cadena alimentaria.
Como parte de su ponencia en el curso de verano de la UNIA, Investigación de alertas, brotes y fraude en la cadena alimentaria, dirigido por Jaime A. Gata, director de la Unidad de Gestión de la Protección de la Salud del Distrito Sanitario Jaén, el doctor en veterinaria ha aportado la perspectiva del sector ante el reto de minimizar y abordar los riesgos microbiológicos, centrándose en aquellos asociados a los alimentos listos para consumo.
Cuáles son los principales riesgos de los alimentos
“Los principales riesgos asociados a este tipo de productos en materia de agentes patógenos se asocian a contaminaciones de salmonella y listeria”, explica el ponente, aludiendo a los dos microbios perniciosos con los que la población está más familiarizada. “Se trata de organismos que suelen causarproblemas gastrointestinales, complicaciones en el embarazo e incluso se asocian a mortalidad”.
“Resulta evidente que para el consumidor la seguridad alimentaria no es negociable”, afirma el director de Calidad de Prolongo-Faccsa en referencia a la concienciación pública sobre los riesgos que entrañan estos microbios. “Un consumidor puede estar dispuesto a pagar más o menos por la calidad de un producto, pero exige la máxima seguridad. Es una demanda que nace de la sociedad, estructura la Administración y nosotros nos fijamos como exigencia”.
Polo ha apuntado, además, que los últimos avances en materia de seguridad y trazabilidad han estado marcados por la incorporación de nuevas tecnologías para agilizar procesos, algo claveen una situación de alerta alimentaria.
“Intentamos aprovechar las nuevas tecnologías, se está trabajando en digitalizar procesos para tener antes resultados de laboratorio, o desplegar controles en línea antes de que lleguen al consumidor”. En opinión del experto, la trazabilidad “es importante, porque la incertidumbre del consumidor empieza cuando no sabe qué lotes y marcas son los afectados y si puede tener uno de los alimentos contaminados en su nevera”. Lo adecuado, ha recalcado, “es que en pocas horas desde la detección del problema se ponga toda la información disponiblea disposición del cliente y la administración”.
La seguridad en la cadena alimentaria, a debate en la UNIA
Luis Polo ha analizado losriesgos microbianos por agentes patógenos asociados a los alimentos ya listos para el consumo en el marco de su ponencia.
El curso Investigación de alertas, brotes y fraudeen la cadena alimentaria ha abordado la identificación de microorganismos patógenos en alimentos, las metodologías a seguir y un análisis descriptivo repasando la investigación existente en torno a estos brotes. Las técnicas genómicas de identificación de microorganismos, los procedimientos operativos de investigación del fraude y sus aspectos penales, así como la actuación del UPRONA son otras de las cuestiones tratadas.
Ha contado con la participación de una decena de expertos y profesionales involucrados en los procesos de seguridad alimentaria, desde el entorno académico, sanitario, empresarial, fiscal y de los Cuerpos de seguridad. Así, junto a Polo han participado los investigadores de la Universidad de Córdoba (UCO), Elena Carrasco y Antonio Valero; los profesores de la Universidad de Jaén (UJA), María José Grande y Natacha Caballero; el miembro del distrito sanitario Aljarafe – Sevilla Norte, Francisco José Bernal; la investigadora y profesional del Distrito Sanitario Jaén-Jaén Sur; José Milena, del UPRONA de la Comandancia de la Guardia Civil de Jaén, y el fiscal Juan Manuel Fernández, de la Fiscalía provincial de Jaén.