La segunda jornada del Curso de Verano de la Universidad de Almería ‘La comunicación política en el siglo XXI’ contó, este martes, entre sus ponentes con Manuel Ángel Vázquez Medel, catedrático del Departamento de Literatura española e hispanoamericana de la Universidad de Sevilla.
En su ponencia ‘La comunicación política y los límites de la interpretación’ mostró su preocupación por los derroteros que está tomando el discurso político marcado por el odio y el radicalismo. “Creo que estamos en un momento muy crítico en el que la democracia misma está en peligro y las libertades, a veces, van en retroceso. Considerar cuál es nuestra parte de responsabilidad es muy importante”.
Para el catedrático es necesario “volver a considerar al adversario político como adversario político y no como un enemigo considerado y contemplado con odio. Hay que volver a saber discernir y dialogar y compartir todo aquello que nos une antes que aquello que legitima, y yo creo que enriquecedoramente, nos separa”.
Manuel Ángel Vázquez ha señalado que la comunicación política “necesita recuperar la mesura y el equilibrio. Estamos viviendo una situación de crispación que podemos contemplar también en situaciones de nuestro entorno próximo y ver que en este ya avanzado siglo XXI a veces estamos emprendiendo dinámicas que nos pueden conducir a la confrontación y a la violencia y es lo que se trata de evitar”.
Sobre el origen de esta crispación constante, el catedrático apunta a “una serie de acontecimientos a lo largo del siglo XXI que han hecho que los seres humanos terminemos confundiendo los medios con los fines. Evidentemente, un partido político no es un fin en sí mismo, es un medio para gestionar el poder y realizar desde él todo un conjunto de gestiones según un programa y proyecto y con vocación de hacerlo al servicio de la ciudadanía. Sin embargo, la radicalización, la infoxicación (la intoxicación informativa), la pérdida del sentido de las palabras y el uso y abuso de insultos, potenciados por las redes sociales, han hecho que en política el adversario está contemplado como enemigo”.
Volver a la cordialidad “es responsabilidad de todos, pero muy especialmente de quienes tienen una cierta labor de ejemplaridad”. Para ello, el ponente apunta a la necesidad de que “nuestros políticos superen los conflictos a través del diálogo y de los consensos, de lo contrario, la polarización lleva a la destrucción mutua y, desgraciadamente, en este país tenemos recuerdos. Precisamente si rebobinamos, hace ahora un siglo se estaba gestionando toda esa polarización y toda esa gestión que llevó a matarse hermanos con hermanos y amigos con amigos. Y, en eso, ni nosotros ni ningún pueblo del mundo debe volver a caer”.