Cyberbullying, el grooming (engaño pederasta), sexting (envío de material pornográfico) ciberadicción, apuestas online, así como adicciones a las redes, dispositivos o juegos online que desencadenan conductas agresivas que se están tratando en el curso “Nuevas formas de violencia a través de las redes sociales en adolescentes”, inaugurado este lunes dentro de los Cursos de Verano “Rafael Altamira” de la Universidad de Alicante.
El curso ha sido inaugurado por el comisario del CNP, Manuel Lafuente, el decano de la Facultad de Derecho, Pedro Femenía, y por la profesora de la UA, Natalia Albadalejo Blázquez, y por Juan Manuel del Valle Llesta, del Cuerpo Nacional de Policía, ambos directores de la propuesta formativa que aborda aspectos aplicados de las nuevas formas de violencia a través de las redes sociales en adolescentes, los principales riesgos y delitos tecnológicos.
Durante la celebración del curso, la inspectora Raquel Barajas Álvarez jefa del Grupo II de Investigación de la Unidad Familia Mujer (UFAM) de la Brigada Provincial de Policía Judicial de Alicante, ha hablado del nuevo escenario policial que abren las redes sociales y todas las tecnologías de la comunicación y ha indicado que un “fenómeno creciente” que se está detectando son las agresiones de menores a sus padres, desencadenadas por el uso de las tecnologías de la comunicación, dispositivos móviles o juegos online.
Así, ha indicado que ya hay unidades medidas especializadas y organismos que atienden las adicciones a estos dispositivos, habitualmente padecidas por menores que pueden llegar a tener conductas violentas en el hogar e incluso llegar a agredir a sus padres. Estos comportamientos, según ha explicado, pueden conducir a “insultos, disputas, rotura de mobiliario e incluso agresiones”.
A este respecto, ha recalcado que es un tema “difícil” de abordar, ya que muchos padres “no quieren reconocer el problema” y que en ocasiones manifiestan perfiles “como el de las mujeres víctimas de violencia de género” con disculpas a las agresiones y ocultación de los hechos.
En este sentido, la inspectora ha apuntado que el hecho de que “los jóvenes y, cada vez más los niños, sean nativos digitales, que sean capaces de controlar el manejo de la tecnología, no quiere decir que tengan la preparación suficiente para gestionar ese manejo”. En cualquier caso, ha señalado que la implantación de las redes sociales y de los dispositivos “ya no se puede parar”, por lo que es necesario un acompañamiento, educación y supervisión.
Raquel Barajas ha hecho un repaso por la mayoría de los delitos relacionados con redes sociales entre menores, entre los que ha apuntado la violencia de género y violencia de control sobre la pareja; la violencia filioparental desencadenada por la adicción a las nuevas tecnologías, la violencia contra la integridad moral, contra la liberad sexual y la intimidad y los menores como víctimas.
En el caso de la violencia de género o de control, ha recordado que un 25 por ciento de las jóvenes reconoce que ha consentido determinados tipos de control por el móvil, la mayoría de ellos relacionados por no obtener una respuesta inmediata online: “te has conectado y no me has respondido”. Ha lamentado que “a veces se trivializan determinadas conductas ya que incluso quien las comete o las sufre no es consciente de que lo son” pero que hay que estar atentos porque pueden llevar a situaciones “más graves”.
Así, ha comentado que entre algunos jóvenes existe la práctica de la “regla de los tres meses” por la cual, las parejas jóvenes que llevan saliendo este tiempo se intercambian las claves “como una especie de prueba de amor o de confianza”. Ha recordado que determinadas prácticas como interferir en las relaciones con el móvil, espiar el teléfono o las redes, controlar a la pareja en redes o exigir geolocalización “son delitos de violencia de género digital” y que es “un fenómeno que está creciendo”.