Para innovar se necesita cierta predisposición. No puede innovar cualquiera, aunque tampoco es una tarea alcanzable solo a las mentes más preclaras, solo basta con proponérselo y tener el tesón para hacer realidad ese salto. Esto es lo que defiende José Luis González-Blanch, un sevillano que con tan solo 29 años está al frente de Global Incubator, una compañía que el próximo año cerrará una facturación cercana a los cinco millones de euros, conseguidos a base de ayudar a otras empresas e instituciones a poner en marcha procesos de innovación exitosos.
Este empresario sevillano destaca por su afán de superación, por su ambición, por ser capaz de trabajar para alcanzar los retos que se marca. Y es esta misma filosofía la que transmite a las empresas e instituciones que contratan los servicios de Global Incubator.
José Luis González-Blanch estudió en Sevilla, Madrid y Francia, y cuenta con una amplia experiencia fuera de nuestro país, que le ha servido para abrir su mente y pensar a nivel global. El espíritu emprendedor de este joven está sobradamente demostrado, así como su compromiso social.
Hace unos cuatro años dejó un “buen trabajo” en Londres en una compañía eléctrica para crear su propia empresa. “A mí no me vale sólo con ganarme la vida”. Tras barajar muchas ideas, José Luis González-Blanch apostó por crear un empresa con la que ayudar a emprendedores a crearse su espacio en el mercado, y todo con el fomento del espíritu innovador.
Decidió dejarlo todo y emprender su propio proyecto, Global Incubator, con la que aporta las herramientas necesarias para generar sinergias y entornos de innovación. Desde un principio, su idea fue crear una empresa global, que actuara a nivel internacional, de ahí que una de sus primeras acciones fue investigar nuevos mercados a los que llevar su modelo de negocio. “Ir a otros mercados es muy fácil ahora, con los nuevos medios tecnológicos”, explica.
Uno de los secretos de su éxito, confiesa, ha sido ser líderes en su parcela y rodearse de personas que aspiran a ser los mejores en su campo. Eso se ve reflejado en el equipo humano de Global Incubator, formado por una treintena de personas que, en su mayoría, no llegan a los treinta años. Gente idealista, convencida de poder cambiar el mundo y empeñados en hacerlo.
Según González Blanch, “crear una start up es más sencillo de lo que parece, sólo es necesario proponérselo”. En primer lugar, explica, se necesitan clientes y no tanto inversores; en segundo, un plan de negocio claro y una visión completa del proyecto.
Así nació Global Incubator, un firma capaz de poner en marcha toda la maquinaria de fomento de innovación, así como de proporcionar las herramientas necesarias para que esas ideas novedosas, y en la mayoría de los casos, arriesgadas se conviertan en productos de éxito.
“En muchos casos, nuestros clientes están mentalizados de lo que quieren y sólo necesitan que les demos las herramientas necesarias para hacer realidad esa innovación. En otros casos hacemos una venta más educativa, y tenemos que hacerle ver al cliente que debe innovar para no quedarse atrás en su sector”, explica González-Blanch.
Y es que, la mentalización, como él dice, y la ambición por ofrecer el mejor servicio o producto están detrás de cualquier proceso de innovación. Es más, la ambición, dice el responsable de Global Incubator, es una de las recetas para alcanzar el éxito en cualquier parcela de la vida, y los negocios no están excluidos en este caso. “La curiosidad y las ganas por mejorar son las dos grandes recetas o consejos para innovar. La mejora personal y de grupo es lo que hace que la gente innove. Si las empresas no hacen cosas nuevas se quedan atrás, así que la ambición por mejorar cada día es fundamental”, y añade que para favorecer la innovación son necesarias “las redes sociales corporativas, el trabajo en equipo y actuar de forma conjunta”.
La innovación parece estar reñida con la crisis, pero nada más lejos de la realidad, comenta este emprendedor, que piensa que esta situación se supera con nuevas ideas, con proyectos nuevos e ilusionantes capaces de enganchar a miles de personas, proyectos capaces de hacer la vida más fácil. España es un país poco innovador en comparación con otros de nuestro entorno, dice José Luis González-Blanch después de haber comprobado cómo funcionan los procesos de innovación fuera de nuestras fronteras, y lo achaca a un problema de mentalidad.
“Hay que creérselo para ser innovador y presentar nuevos productos en el mercado. Pasa como en el fútbol. Hace unos años la Selección Española estaba sumida en la depresión y no era capaz de nada, y ahora iremos a Brasil con el objetivo de repetir como campeones del mundo. Creérselo es básico; en cuanto nos lo creamos, las empresas se lo crean y los jóvenes también el cambio va a ser brutal. Y yo ya estoy viendo el cambio, que nos va a llevar a una situación mejor”.
Ahora la pregunta que surge es la siguiente: el innovador nace o se hace. Pues un poco de todo, porque si bien hay que tener una curiosidad innata para ser innovador, entrenarlo y estar acostumbrado desde pequeño a buscar soluciones imaginativas a los problemas, reconoce González-Blanch, el primer paso es intentarlo, ya que no hay mayor fracaso que no hacer nada.
Cuando se habla de crisis en su presencia, González-Blanch parece enfadar, porque tiene una visión de lo que ocurre en este país, que coincide con la de otros muchos, y es que de la crisis solo se saldrá si nos lo proponemos, al tiempo que expresa su pesar por todo el tiempo perdido, al pensar que esta crisis era menos virulenta de lo que realmente está siendo. Sus palabras son polémicas, y no faltas de razón. “En nuestro país se vive una situación de parálisis, en parte, por la lentitud en reconocer la crisis económica que tenemos encima y la tardanza en aplicar medidas necesarias para corregirla”.
Y la innovación en la salida de la crisis es uno de los caminos de defiende este emprendedor, convencido de que con buenas ideas y esfuerzo para llevarlas a cabo, este país dejaría atrás el lastre que le impide avanzar más. “Yo creo que hay muchos españoles innovando mucho en muchos sectores. Hay mucha gente que ahora mismo se está reinventando y la gran noticia, que es lo que se cuenta todos los días en los periódicos, es crisis, crisis y crisis”.
Está convencido del potencial de este país para recuperarse, “vamos a superarla y a salir de ésta. Hay muchas empresas que están creciendo, que lo están haciendo bien. Es verdad que hay que salir fuera y ampliar el mercado, que gente poco ambiciosa profesionalmente lo está pasando mal para reinventarse, pero lo vamos a superar”.
Y todo, a pesar de que en el contexto español “a veces es complicado convencer a empresas e instituciones para que se lancen a la innovación”. Algo que, a nivel internacional, tienen muy claro y, además, desde hace mucho tiempo. En todo este proceso no queda nadie excluido, desde la empresa más puntera hasta una panadería de barrio, que también puede innovar. Sólo necesitamos un cambio de mentalidad, creérnoslo y confiar en nuestras posiblilidades.
Artículo publicado en Nova Ciencia
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