La fasciolosis es una enfermedad de las calificadas como zoonóticas, es decir, que es transmitida de animales a personas. A pesar de sus estragos en el hígado, no se conocía bien el origen de esta enfermedad, algo que acaba de esclarecer un equipo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
Gracias a este nuevo descubrimiento, se podrán tomar medidas contra el agente biológico que está detrás de esta enfermedad, así como, en una fase más avanzada, desarrollar medidas para evitar la transmisión del agente biológico que la causa de los animales a personas.
Qué causa la fasciolosis
Investigadores del CSIC han identificado una serie de proteínas implicadas en procesos biológicos relevantes para el desarrollo de Fasciola hepática. Se trata de un gusano parásito que causa la fasciolosis, una enfermedad zoonótica que supone un destacado problema sanitario y económico a nivel mundial.
El estudio está liderado por el Laboratorio de Helmintos Parásitos de Importancia Zoonótica (ATENEA), del Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca (IRNASA-CSIC), y se ha llevado a cabo en colaboración con científicos del Instituto de Salud Carlos III y de las universidades de Salamanca y Córdoba. Este hallazgo, que se publica en dos artículos en la revista PLOS Neglected Tropical Diseases, podría ayudar en la identificación de nuevas dianas para el control y el tratamiento de esta enfermedad.
Qué es la fasciolosis y cómo se produce
La fasciolosis es una enfermedad zoonótica, es decir, una infección que puede transmitirse entre animales y seres humanos. Se produce por la ingestión de plantas acuáticas o de agua contaminada con sus larvas, llamadas metacercarias, que migran a través del hospedador hasta llegar a los conductos biliares principales, donde maduran hasta convertirse en gusanos adultos.
Afecta a animales -en especial a especies herbívoras de gran tamaño, como vacas y ovejas- y humanos en todo el mundo, causando importantes pérdidas económicas a los ganaderos y problemas de salud en los países en vías de desarrollo. Por eso tiene estatus de enfermedad desatendida, se englobándose en el conjunto de enfermedades infecciosas que afectan principalmente a las poblaciones más pobres y con un limitado acceso a los servicios de salud.
Tal y como detalla David Becerro Recio, investigador del IRNASA-CSIC y primer autor de ambos artículos, “el tratamiento y la prevención de esta enfermedad supone un problema de creciente preocupación debido a la aparición de parásitos resistentes al medicamento disponible en la actualidad, el triclabendazol, y a la eficacia limitada de las vacunas ensayadas”. Desarrollar vacunas antiparasitarias, test diagnósticos y nuevos fármacos para el tratamiento y la prevención de la fasciolosis es fundamental.
Con ese objetivo, el equipo científico ha tratado de comprender mejor el proceso de infección por este parásito, en concreto, las interacciones tempranas entre hospedador y Fasciola hepática. Se han podido identificar, como apunta Becerro Recio, proteínas implicadas en la proteólisis o degradación de proteínas, “un proceso fundamental para el parásito ya que le permite migrar a través de los tejidos del hospedador, degradar sus estructuras para alimentarse y degradar los anticuerpos que tiene “pegados” a su superficie como mecanismo de defensa”. También se han detectado proteínas relacionadas con la alteración de otros procesos como la nutrición del parásito, la respuesta a los radicales libres o la actividad muscular del parásito.
Cómo se han realizado los estudios de esta investigación
Para caracterizar los cambios que se producen en esa primera interacción, los investigadores han desarrollado un nuevo modelo in vitro que replica el momento en que la forma juvenil del parásito atraviesa la pared intestinal del hospedador. “Por un lado, hemos utilizado juveniles del parásito y, por otro, un cultivo de células epiteliales primarias de intestino delgado de ratón y los hemos puesto en contacto en una placa. Tras un periodo de incubación conjunta, separamos ambos organismos y hacemos una extracción de proteínas. Y utilizando técnicas proteómicas y bioinformáticas, determinamos qué proteínas cambian sus niveles de expresión tras ese contacto”, señala el investigador. Por otra parte, el equipo de científicos ha planteado un modelo ex vivo, un modelo animal de ratón, para determinar qué efectos tiene para ambos organismos el paso a través de la pared intestinal.
Las moléculas identificadas en estos modelos de interacciones tempranas hospedador-parásito podrían ayudar a definir nuevas herramientas contra la fasciolosis. Para ello, los investigadores del IRNASA-CSIC siguen profundizando en estos procesos. “Por el momento hemos caracterizado qué proteínas cambian su expresión, pero también queremos analizar, utilizando el mismo modelo in vitro, qué sucede con los ARN de la célula, para saber si hay una correlación entre los datos proteómicos y a nivel de ARN, y realizar una aproximación transcriptómica”, avanza Becerro Recio.