Investigadores de las universidades de León (ULE), Alcalá (UAH), Burgos (UBU) y Valencia (UVA), han firmado un artículo en la revista ‘Science Advances’ en el que por primera vez se demuestra la presencia de individuos con síndrome de Down en una especie distinta de la nuestra, los Neandertales.
El estudio reveló malformaciones características del Síndrome de Down en el oído interno, que produjeron al individuo una pérdida de audición severa y un vértigo incapacitante, pero este individuo, lejos de ser abandonado, sobrevivió más de seis años gracias a los cuidados y la solidaridad del colectivo.
El trabajo prueba que un individuo neandertal infantil con síndrome de Down sobrevivió al menos hasta los seis años gracias a los cuidados desinteresados de su grupo. Este estudio confirma el primer caso conocido de la existencia de homininos con síndrome de Down de una especie distinta a la nuestra en la historia de la Paleantropología.
El hallazgo confirma que el comportamiento de la comunidad incluía el altruismo, ya que se ocupaban de sus compañeros vulnerables. La pieza clave de la publicación reside en un pequeño fragmento craneal de la región del oído derecho procedente del yacimiento de Cova Negra (Játiva – Valencia) que ha sido analizado mediante Tomografía Computarizada.
El estudio reveló malformaciones características del Síndrome de Down en el oído interno, que produjeron al individuo una pérdida de audición severa y un vértigo incapacitante, pero este individuo, lejos de ser abandonado, sobrevivió más de seis años gracias a los cuidados y la solidaridad del colectivo.
Nuevas pruebas sobre el comportamiento de los Neandertales
Este estudio, que acaba de ser publicado genera nuevas pruebas respecto a las relaciones sociales y las características que definían a las comunidades neandertales, como el sentido de pertenencia y el altruismo. Todos los grupos humanos se ocupan y cuidan en mayor o menor medida de las personas vulnerables y desde hace décadas, se sabe que los neandertales se ocupaban y cuidaban de sus compañeros vulnerables, comportamiento que también se ha detectado en sus antepasados de la Sima de los Huesos de Atapuerca.
Sin embargo, entre los neandertales, todos los casos conocidos de cuidados afectaban a individuos adultos, por lo que algunos científicos pensaban que no se trataba de un auténtico comportamiento altruista sino de un mero intercambio de ayuda entre iguales: Hoy por ti y mañana por mí.
“Lo que no se conocía hasta ahora era ningún caso de un individuo infantil que hubiera recibido ayuda, aunque no pudiera devolver el favor, lo que probaría la existencia de auténtico altruismo también entre los neandertales”. Eso es, según los autores del estudio, lo que significa el descubrimiento de ‘Tina’, apodo que han puesto a este individuo, que sobrevivió por lo menos hasta los seis años.
“Nuestro estudio, prueba tanto la existencia de personas con síndrome de Down en las comunidades de neandertales, como que dichos colectivos cuidaban y protegían también a estos individuos infantiles de forma altruista”, afirman la Dra. Mercedes Conde, codirectora del trabajo junto con el profesor Ignacio Martínez, de la Cátedra de Otoacústica Evolutiva y Paleoantropología de HM Hospitales y de la Universidad de Alcalá.
El fósil procede del yacimiento de la Cova Negra (Játiva, Valencia), que es uno de los lugares en los que primero se descubrieron fósiles humanos en España y en el que se han recuperado gran número de restos óseos neandertales, muchos de ellos de individuos infantiles.
El hallazgo lo ha realizado el equipo liderado por el catedrático emérito de Prehistoria de la Universidad de Valencia, Valentín Villaverde, que lleva excavando en este yacimiento desde la década de los años ochenta, y que ha sido clave para conocer el modo de vida de los neandertales de la vertiente mediterránea ibérica. El resto craneal objeto de estudio fue encontrado en el año 1989 y se trata de un pequeño fragmento de hueso temporal, el hueso del cráneo que alberga el oído. El resto fósil está depositado en el Museo de Prehistoria de Valencia.
El equipo de investigadores españoles ha estado formado por antropólogos y otorrinos de la Cátedra de Otoacústica Evolutiva y Paleoantropología de HM Hospitales y la Universidad de Alcalá, y por antropólogos del LEH de las Universidades de León y Burgos y arqueólogos de la Universidad de Valencia.