El agua subterránea almacenada en los acuíferos es el mayor volumen de agua dulce al que la humanidad puede tener acceso. Según el director del Centro de Hidrogeología de la Universidad de Málaga (CEHIUMA), Bartolomé Andreo, constituye un recurso de primera necesidad, imprescindible para el abastecimiento de la población, para regadío e industria, y para el sostenimiento de muchos ecosistemas del planeta. Asimismo, dada su capacidad de regulación natural, las aguas subterráneas pueden ayudar a mitigar los efectos del cambio climático, especialmente en épocas de sequía.
Con el objetivo de avanzar hacia un aprovechamiento racional de los acuíferos, la Asociación Internacional de Hidrogeólogos (AIH), que cuenta con más de 4.500 asociados de 145 países diferentes, se reunió a finales de septiembre en Málaga, con motivo de la celebración del congreso más importante del mundo en materia de aguas subterráneas, que en esta ocasión estuvo organizada por el Grupo Español de la AIH y CEHIUMA.
Como principales conclusiones de este encuentro, los investigadores señalan la necesidad de definir los límites y la geometría de los acuíferos, además de caracterizar su funcionamiento hidrogeológico, siempre a partir de métodos específicos adecuados, que combinen las técnicas convencionales con otras más modernas.
“En un contexto de cambio climático, en el que la escasez de recursos hídricos es cada vez más patente, la hidrogeología -ciencia que estudia las aguas subterráneas- está llamada a aportar soluciones para cuantificar adecuadamente los recursos disponibles y caracterizar, e incluso modelizar, el funcionamiento de los acuíferos. Solo así se podrá llevar a cabo una adecuada gestión y protección de las aguas subterráneas compatible con un desarrollo sostenible”, afirma el catedrático Andreo.
Sobreexplotación
La sobreexplotación de estas reservas estratégicas de agua fue, por tanto, otro de los temas abordados en el congreso. Algunos resultados evidenciaban que, en países como China, España y otros mediterráneos el aprovechamiento de acuíferos costeros ha provocado intrusión marina y salinización del agua extraída mediante bombeo, por la mezcla del agua subterránea y la del mar.
“La calidad de las aguas subterráneas se deteriora prácticamente al mismo tiempo que se produce el desarrollo de la actividad humana”, asegura Andreo, quien añade que el impacto de la agricultura y de las grandes urbes es cada vez más notorio. “Resulta imprescindible su protección, implementar medidas de gestión encaminadas hacia su almacenamiento sostenible”, continúa.
Importancia económica
Las implicaciones socioeconómicas de las aguas subterráneas, por último, también fueron objeto de análisis por los expertos, que constataron como en España, por ejemplo, su importancia económica es un hecho demostrable en todo el ámbito mediterráneo, donde actividades como la agricultura y el turismo cubren buena parte de su demanda de agua a partir de estos recursos subterráneos. De hecho, los regadíos más productivos suelen ser los que mayoritariamente se riegan con agua subterránea.
“La reciente transformación agrícola andaluza del riego del olivar, que tradicionalmente ha sido de secano, se ha basado, en gran medida, en el uso de aguas subterráneas”, señala el profesor de la UMA, que insiste en la necesidad de tomar medidas urgentes en este sentido.
Para ello, Andreo demanda que se cuente con un inventario actualizado de pozos, así como de redes dotadas para el control del nivel piezométrico y de los volúmenes bombeados, pero también de la calidad del agua. Igualmente, insiste en la importancia de crear comunidades o asociaciones de usuarios de acuíferos, en las que deben estar presentes los profesionales de la hidrogeología.