Mediante el análisis genético de 80 muestras tomadas en fincas porcícolas de Yumbo y Palmira (Valle del Cauca), investigadores de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira identificaron cepas de Escherichia coli relacionadas con casos de infección bacteriana intestinal en cerdos. El hallazgo evidencia la necesidad de diseñar estrategias de vigilancia y prevención.
En Europa el uso de antibióticos en la industria ganadera ya está sujeto a regulaciones más estrictas. Sin embargo en Colombia la falta de control facilita el acceso a estos fármacos y para el manejo de la diarrea en lechones cada granja porcina tiene su propio enfoque de tratamiento con antibióticos, lo que puede resultar en el surgimiento de cepas multirresistentes.
Mientras en 2010 el consumo per cápita en Colombia era de 4,8 kg de carne de cerdo, en 2023 aumentó a 13,5 kg. Atender esta creciente demanda ha traído consigo el incremento del uso de antibióticos en granjas porcinas, una práctica que plantea serios riesgos para la salud pública, ya que una eventual multirresistencia bacteriana provocaría que cepas de E. coli, como las halladas en el estudio, se vuelvan cada vez más difíciles de tratar, lo que representa una amenaza tanto para la seguridad alimentaria como para la eficacia de los tratamientos médicos en humanos.
Existen dos tipos de E. coli, una que produce enfermedad (patogénica) y otra que no (no patogénica), y aunque la segunda no es dañina, sí coexiste en armonía en el intestino con su contraparte, que puede causar enfermedades tanto intestinales como en diferentes órganos, tejidos y sistemas.
Las cepas se clasifican según la presencia de factores de virulencia; las halladas en el Valle del Cauca están asociadas con la diarrea y la multirresistencia a los antibióticos, un hallazgo relevante, ya que representaría un riesgo para la salud pública al permitir la transferencia de genes de resistencia a antibióticos a otras granjas porcinas, a la cadena alimenticia, y finalmente, a los seres humanos.
En el estudio, realizado entre 2019 y 2023 por el Grupo de Investigación Bacterias Ácido Lácticas y sus Aplicaciones Biotecnológicas Industriales de la UNAL Sede Palmira, los investigadores las identificaron molecularmente a través del estudio de su ADN o material genético, lo que permitió detectar por primera vez esta cepa en la región. Para ello se analizaron 80 muestras de frotis rectales en 6 granjas porcinas intensivas del departamento, en Yumbo y Palmira.
Para su estudio, el investigador Omar Pabón Rodríguez, doctor en Ciencias Agrarias, aisló 52 cepas presuntivas de E. coli de las muestras recogidas. De estas, 6 (11,5 %) presentaron capacidad hemolítica, que se refiere a su habilidad para degradar los glóbulos rojos en un medio de cultivo, lo cual indica un criterio para identificar ciertas especies bacterianas y evaluar su potencial virulencia. Las muestras provenían de una granja porcina intensiva en el corregimiento de El Bolo, en Palmira.
“La enfermedad diarreica causada por E. coli es una de las más comunes en lechones recién nacidos y destetados, con un importante impacto económico debido a sus altas tasas de morbilidad y mortalidad que afectan la producción industrial”, informa el experto.
En países europeos, por ejemplo, el uso de antibióticos en la industria ganadera ya está sujeto a regulaciones más estrictas. Sin embargo en Colombia la falta de control facilita el acceso a estos fármacos y para el manejo de la diarrea en lechones cada granja porcina tiene su propio enfoque de tratamiento con antibióticos, lo que puede resultar en el surgimiento de cepas multirresistentes.
Investigaciones revelan que la calidad de la carne se ve comprometida, ya que los antibióticos penetran en la cadena alimentaria contaminando el producto que luego es consumido por las personas. Esta situación genera resistencia a los antibióticos, lo que dificulta el tratamiento de enfermedades infecciosas también en humanos.
Según el artículo científico, la resistencia a los antibióticos es uno de los problemas más relevantes en la producción porcina y es el resultado de prácticas de manejo inadecuadas, higiene deficiente y uso terapéutico aumentado de varios agentes antimicrobianos, además de la incorporación de antibióticos como promotores del crecimiento.
Los resultados sugieren la importancia de la vigilancia continua y la implementación de estrategias efectivas para controlar la resistencia antimicrobiana y prevenir la propagación de cepas resistentes en la producción.
La profesora Liliana Serna Cock dirigió la investigación, la codirección estuvo a cargo de la docente Gloria Casas Bedoya, y contaron con la asesoría de los docentes Consuelo Ramírez Nieto, José Darío Mogollón Galvis, Karina López López y Mario Augusto García Dávila.