Se trata de un proyecto de Economía Circular aplicada en la docencia de la UGR en el que participa profesorado del departamento de Prehistoria y Arqueología, la Unidad de Calidad Ambiental de la UGR y la empresa gestora de residuos Inertes Guhilar
Los estudiantes del Máster en Arqueología han fabricado un hacha de bronce a partir de una aleación de 90% de cobre y 10% de estaño procedentes de ordenadores viejos reciclados, una aleación de metales muy común en torno al año 1500 a.C.
Estudiantes de la Universidad de Granada (UGR), pertenecientes al Master en Arqueología, han realizado prácticas docentes de metalurgia prehistórica con materiales procedentes de los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos que general la propia UGR.
Se trata de un proyecto de Economía Circular aplicada en la docencia de la UGR en el que participa profesorado del departamento de Prehistoria y Arqueología, la Unidad de Calidad Ambiental de la UGR y la empresa gestora de residuos Inertes Guhilar.
Así, a solicitud del profesor Aaron Lackinger del departamento de Prehistoria y Arqueología y a través de la Unidad de Calidad Ambiental de la UGR, la empresa gestora de residuos Inertes Guhilar que recoge los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos generados por la Universidad de Granada (como ordenadores viejos), ha proporcionado al profesorado cobre, estaño y plomo procedente de los residuos de la UGR para la realización de prácticas docentes.
En este taller, los alumnos trataron de fundir una aleación de 90% de cobre y 10% de estaño para producir un hacha de bronce. Se trata de la aleación más común en torno al año 1500 a.C. para fabricar herramientas.
Para la realización de las prácticas se recreó una estructura de combustión simple (una especie de horno primitivo) con fuelles de cuero y un hueco en el suelo donde es posible alcanzar temperaturas de 1.300 ºC. A esta temperatura, la colada está bien fluida y puede penetrar fácilmente en el molde.
Esta práctica marca el inicio de la aplicación de la Economía Circular en la docencia de la Universidad de Granada. Se trata de un proceso altamente eficiente desde el punto de vista medioambiental, puesto que estos materiales se pueden conservar y fundir varias veces o devolverlos al gestor, tras la práctica, para su adecuada gestión.
Desde la Unidad de Calidad Ambiental de la UGR apoyan iniciativas en este sentido y confían en poder continuar introduciendo la economía circular en todas las actividades universitarias.