La actividad minera de Almería atrajo hasta Adra a representantes de las principales potencias económicas del mundo, que también se interesaron por el comercio de la uva pasa y el vino, y la elaboración de alcoholes y azúcar. En el siglo XIX se contaban en Adra hasta catorce vicecónsules y agentes consulares. Sin embargo uno de ellos, Frederick Burr, tenía una doble misión. Además de representar a Estados Unidos e Inglaterra, se dedicó a espiar la industria local durante seis años.
Esta información la refleja el historiador almeriense Francisco Benítez Aguilar, en ‘El espía del esparto’, en el que se recogen los trabajos de este espía que fue premiado por el propio Congreso de Estados Unidos, a través de la Comisión de Agricultura, por sus “importantes aportaciones sobre tráfico comercial y la utilidad de una fibra prácticamente desconocida en Estados Unidos: el esparto”, dice Benítez Aguilar.
Frederick Burr facilitó información detallada a Estados Unidos sobre el cultivo de esparto y cómo se producía en las sierras de las provincias de Almería y Granada. Y todo para facilitar su cultivo intensivo en zonas estadounidenses con un clima similar al que se da en esta zona.
Burr envió una serie de informes sobre las características y usos de esta fibra. En sus documentos facilitados al Gobierno estadounidense, y que recoge Benítez Aguilar, se explica con detalle cómo se maneja este tejido, así como los usos que se le dan. Como ejemplo, este espía al servicio de Estados Unidos e Inglaterra cita el uso que se hace del esparto en la minería.
“Todos los cables utilizados en las minas están hechos de esparto. Estas cuerdas son muy delgadas, cerca de una y media pulgada de diámetro, sin embargo, perfectamente adecuadas para el descenso y ascenso de los mineros, así como para elevar los minerales y la basura desde abajo”, decía Burr en sus documentos.
Del mismo modo, el espía describe cómo en las “fábricas de los señores William y Albert Richardson, en Jarrow-on-Tyne (Inglaterra)… producen treinta toneladas de papel por semana, usando de cincuenta a sesenta toneladas de esparto”.
“El Departamento de Agricultura del Congreso de los Estados Unidos, tras felicitar a Frederick Burr por su excelente trabajo, ordenó la puesta en marcha de la investigación de posibilidades para la implantación del esparto en el sur de la Nación, teniendo para ello, además de la valiosa información remitida desde Adra por Frederick Burr, una muestra de la hierba en sus dos modalidades, la atocha fina y la bastarda, ya que el agente consular las envió desde el puerto de Adra, en el bergantín ‘Edward Hill’, del capitán Silvester, que zarpó a mediodía del 27 de junio de 1863”, argumenta Benítez Agilar en su trabajo, que es una separata de su obra ‘El legado de John Guntherson’.