Francisco Villaespesa ha sido uno de los escritores más importantes que ha dado esta tierra. Figura del modernismo español, la vida de este almeriense ilustre, nacido en Laujar de Andarax en octubre de 1877, fue recogida por la prensa de la época que, como si de una actual estrella del rock, hacía un seguimiento cercano de toda su actividad intelectual y literaria en universidades, ateneos y centros culturales de la época.
Este seguimiento ha permitido a los estudiosos contar con documentación suficiente para reconstruir la vida y trabajos de este autor literario, conocer cómo era la vida de uno de los intelectuales más destacados, a la vez que permite comparar cómo han cambiado los famosos que copaban las páginas de la prensa antes y ahora.
Sin embargo, a pesar de la fama con la que gozó en los inicios del siglo XX, la figura de Francisco Villaespesa llega a estos días difuminada por años de olvido y por el abandono de su obra, que ha pasado a engrosar el almacén de letras desgastadas por el paso del tiempo. Este olvido no está justificado, sobre todo si se tiene en cuenta que Villaespesa fue la figura más importante del modernismo en español, justo detrás de Rubén Darío, o de que a él fue uno de los artífices del descubrimiento de la figura de Juan Ramón Jiménez.
Aunque esto no parece suficiente para recuperar para nuestros días a Francisco Villaespesa, algo de lo que se está encargando el profesor de la Universidad de Almería, ya jubilado que no inactivo, José Heras, que está dirigiendo un proyecto iniciado en 2008, que consiste en la digitalización de todos los recortes de prensa y fotografías recogidas por la segunda mujer de Francisco Villaespesa, María García, así como una serie de obras mecanografiadas por el propio Villaespesa que todavía se mantienen inéditas y en sus carpetas originales.
Este material le fue donado por los hijos del poeta en 2007 y está compuesto por casi una cincuentena de álbumes llenos de recortes de prensa y de fotografías, con las que se puede reconstruir la aventura americana que Villaespesa inició en 1917 y que se prolongó hasta 1931, catorce años en los que el escritor almeriense disfrutó del cariño y de la admiración de los círculos culturales latinoamericanos más selectos. Por desgracia, no están todos los documentos recopilados durante su etapa americana, ya que gran parte desapareció en 1931 y no se sabe bien qué pasó con ellos o, al menos, la familia y los círculos cercanos al poeta y escritor almerienses no están dispuestos al compartir su versión de los hechos. El caso es que la Universidad de Almería cuenta con un vasto legado que servirá de referencia para que investigadores elaboren un mapa completo de la actividad que Francisco Villaespesa desarrolló por tierras de América.
Fue en 2007 cuando el hijo de Francisco Villaespesa, también llamado Francisco, llamó a José Heras. Le faltó tiempo para presentarse en Madrid y recoger el legado americano del escritor de Laujar. Y esto no fue lo único que los hijos de Francisco Villaespesa le entregaron, también le dieron los muebles del despacho en el que habitualmente trabajaba el poeta, así como un retrato realizado por un pintor de la época.
Los hijos de Villaespesa temían que se perdiera todo este material tan valioso, y decidieron que José Heras, al que ya conocían de contactos anteriores, era el mejor depositario que podían tener, porque estaban completamente convencidos del compromiso de este profesor de la Universidad de Almería con la difusión de la obra de Villaespesa, y de que él haría con ellos todo lo necesario para divulgar su figura. Y fue recoger todo este material en Madrid cuando surgió la duda: ¿dónde ubicarlo? A José Heras se le plantearon varias posibilidades, como la Biblioteca de Diputación, la Biblioteca Francisco Villaespesa, el propio municipio de Laujar o la Universidad de Almería. “Yo pensé que el mejor sitio era la Universidad”, explica José Heras, porque el Campus dispone de espacio suficiente y es el lugar ideal desde el que profundizar en el conocimiento de la obra y la persona de Francisco Villaespesa.
El vicerrector de Investigación, Desarrollo e Innovación, José Luis Martínez Vidal, ha sido una de las personas de la Universidad de Almería que más empeño ha puesto en que los documentos de Villaespesa se guarden en el Campus de la Cañada, reconoce José Heras, que añade que es la propia Universidad quien está sufragando los gastos de la digitalización de los documentos.
El trabajo de digitalización se está realizando mediante un escáner y arrancó en 2008. A pesar del tiempo transcurrido, el trabajo está a medio camino debido a la ingente cantidad de documentos y fotografías recopilados por la mujer de Francisco Villaespesa. Todo este material, una vez esté digitalizado, se colgará en una página web sobre Francisco Villaespesa y otros escritores almerienses, donde también se podrá conocer un “florilegio de escritores almerienses”, explica José Heras.
A este profesor de la Universidad de Almería le gustaría ver en pie un espacio en el que se albergara la obra y algunos objetos personales de escritores almerienses, en lo que podría ser un museo de la literatura de esta provincia. Aunque ésta es una posibilidad que requiere un esfuerzo importante por parte de las instituciones, y no está claro que éste sea el mejor momento para plantear este tipo de iniciativas.
Los documentos recopilados por María García están todavía por estudiar, pero a simple vista se puede deducir que componen una crónica del paso por casi todos los países latinoamericanos de este autor literario tan seguido y respetado en su época. Una aventura que le llevó por casi todos los países de América Latina y que comenzó como un viaje para pronunciar cuatro conferencias en México. Lo que comenzó como un viaje de unos meses se prolongó durante catorce años, en los que Villaespesa y su mujer recitaban poesía en los círculos culturales más presitigiosos, Francisco Villaespesa participó en tertulias, conferencias y encuentros intelectuales, y era reclamado por las universidades locales para impartir cursos y conferencias.
En total, Villaespesa y su mujer estuvieron de un lado para otro, sin establecerse en ningún lugar en concreto, excepto en Brasil, donde estuvieron cerca de dos años, y donde Villaespesa adaptó al español obras literarias brasileñas, que todavía están inéditas; y comenzó a escribir la historia de la literatura brasileña, un proyecto que no llegó a acabar.
Almería se merece reencontrarse con Francisco Villaespesa, y Francisco Villaespesa necesita que lo rescaten del olvido, un encuentro que se puede producir con el trabajo apasionado y desinteresado de este profesor de la Universidad de Almería que, a pesar de estar jubilado, confiesa que es ahora cuando más trabaja.