Finaliza la campaña de la UMA en el Ártico para observar los efectos del cambio climático en algas

Tras un mes en el Ártico, los científicos del Departamento de Ecología y Geología de la Universidad de Málaga (UMA), Raquel Carmona y Pablo Cobos, aterrizaron ayer en el aeropuerto de Málaga, desde donde se fueron directos al Laboratorio de Investigaciones Polares de la UMA, que se ubica en el centro de experimentación Grice-Hutchinson, para depositar las muestras recogidas de algas polares y continuar con los estudios del impacto del cambio climático en estos ecosistemas bajo el hielo.

La expedición comenzó a principios de junio en el archipiélago de Svalbard, en el paralelo 79 Norte, a apenas 1000 kilómetros del Polo Norte geográfico. En concreto, en la base científica de Ny-Ålesund, el enclave humano más al norte del planeta.

En esta nueva campaña de investigación, la número 17 de la Universidad de Málaga en el Polo Norte, se ha continuado con el proyecto ‘DYNARCTIC’, que busca estudiar la dinámica del uso de los nutrientes, durante los meses de primavera (de marzo a junio), por los principales productores primarios de Kongsfjorden, un fiordo de Svalbard donde los efectos del cambio climático se dan a una mayor velocidad que en el resto del planeta. En concreto, se ha analizado la capacidad de las macroalgas para usar nutrientes orgánicos.

Uso de sustratos orgánicos para mantener el crecimiento

“Debido al aumento de la temperatura en el Ártico, se predice un incremento en los aportes de materia orgánica en los ecosistemas costeros, que se debe al aumento anual y estival del deshielo glaciar y los ríos (IPCC 2019)”, explica la científica de la UMA Raquel Carmona.

La experta añade que, aunque el Nitrógeno Orgánico Disuelto (DON) no ha sido tradicionalmente considerado como una fuente importante de Nitrógeno para las macroalgas, algunos estudios han resaltado el papel potencial que tiene en el crecimiento de estos organismos fotosintéticos, especialmente en condiciones de baja disponibilidad de nitrógeno inorgánico en el agua de mar.

“En Kongsfjorden la concentración de nutrientes inorgánicos es baja durante los meses de verano, periodo en el que la luz solar está disponible durante todo el día, por lo que el uso de sustratos orgánicos podría mantener el crecimiento de las macroalgas en dichos meses”, afirma Carmona.

Resultados preliminares

Así, los trabajos realizados en el Ártico se han dirigido a analizar la capacidad de 4 especies de macroalgas representativas de Kongsfjorden para incorporar nitrógeno y fósforo orgánicos. “Hemos planteado experimentos con distintos tratamientos de nutrientes con estas especies durante 7 días en cultivo, recogidas por el equipo de buzos del Alfred Wegener Institute for Polar and Marine Research’ (AWI) para estimar sus tasas de crecimiento y de fotosíntesis, tasas de incorporación de nutrientes orgánicos, actividades enzimáticas y su composición interna, caracterizando así su respuesta metabólica a estos nutrientes”, señala la investigadora de la UMA.

Los resultados preliminares apuntan a que las especies de algas pardas, que forman los grandes bosques submarinos del fiordo, presentan una mayor capacidad de incorporar nitrógeno orgánico que las algas rojas.