Fernando Pardo: “Sex Museum es como la nave nodriza de los otros proyectos”

Sex Museum es una de las bandas señeras del rock independiente de este país; 25 años de carrera avala a este grupo que encabezan los hermanos Pardo y que ha sido el germen de bandas como Los Coronas y la apuesta rock folk de Corizonas. Sex Museum es el resultado de una actidud, de una pasión por entender el negocio de la música de una forma diferente en la que la pérdida de la identidad roquera nunca ha entrado en sus planes. Este viernes, Sex Museum estarán en la sala Chamán, en Los Escullo, para presentar ‘Again and Again’, un disco en el que recogen la esencia garagera y rockera que les ha hecho fuertes durante este tiempo. Su guitarrista, Fernando Pardo, cuenta cómo es vivir un cuarto de siglo al margen del mainstream.

¿’Again and Again’ es el reflejo de una filosofía de vida y filosofía creativa mantenida durante los veinte años de la banda?

 

Sí, es también un poco resumen de lo que es y ha sido nuestra música. Es resumen en cuanto a nivel creativo como de actitud, nuestra visión ante la música y un reflejo de todo el camino que llevamos recorrido hasta ahora.

Además intentáis recuperar el sonido del vinilo en la producción.

Pensamos que el punto óptimo en la música rock estaba en los años 70. Nosotros somos amantes de esos sonidos, más que de los sonidos contemporáneos en los que hay un exceso de producción, preproducción, graves gordísimos… nosotros queríamos hacer las cosas a la antigua, como podía sonar un disco de AC/DC del 78, Deep Purple, Led Zeppeling o los primeros discos del punk inglés, como The Clash… son todas nuestras referencias en lo musical y nos queríamos parecer a eso. Que no ahora, que te suena igual un disco de Abril Lavinge que uno de Foo Fighters. Pero el negocio está así montado. Si nosotros tratamos de desmarcarnos y nos lo podemos permitir, porque estamos muy fuera del negocio.

Llevaís 25 años y mantenéis la actitud y el sonido del primer día.

Al principio teníamos la energía suicida juvenil, con la que nos tirábamos a por todo, y ahora hemos conseguido mantener tratando de disfrutar al máximo vivir este tipo de vida, que es tocar en un grupo de rock, un poco fuera de todas las corrientes. Es un modo de vida que está en el jardín de al lado de lo convencional, pero a la vez a mil kilómetros. Realmente, tener ese punto y poder disfrutarlo es brutal, y es eso mismo lo que nos sigue dando energía. Esto enlaza con nuestra actitud y nuestra forma de entender el negocio musical.

Cuando se alcanza cierto nivel, casi que importa poco lo que digan los demás, ¿no?

Sí, es normal, porque hay momentos en los que un grupo como nosotros no debería exigir que le dejaran disfrutar lujos pensados para otro tipo de grupos. Con lo críticos que somos damos bastante la brasa por que nos inviten a sus fiestas, es decir, que a la vez que nos mantenemos al margen queremos que se nos tenga en cuenta en la realidad musical de este país. Durante años ha habido un conflicto con esta forma de ser y muchas veces, sobre todo desde las radios, nos decían que lo que no podemos pretender es tener esa actitud y que además se os haga caso, se os siga, se os recomiende… si queréis hacer las cosas a vuestra manera tenéis que apechugar con esas consecuencias. Entonces, durante años tuvimos una cruzada con todo esto y hubo un momento que hasta es tipo de lucha nos pareció hasta divertida. Es una forma de reivindicar el rock alternativo y cualquier crítica hacia nosotros era como echar gasolina al fuego, nos daba ánimos para seguir con esa actitud.

Sex Museum ha sido el germen de otras bandas como Los Coronas y Corizonas, hay permeabilidad entre los proyectos.

Sí, totalmente. Ha habido temporadas en las que hemos intentado que esto no ocurriera, pero lo dejamos por imposible. A veces tomamos decisiones para Corizonas que también se llevan a cabo en Sex Museum, por ejemplo. Hablamos mucho en la furgoneta y estamos muy comunicados entre todos los grupos. Sex Museum es como la nave nodriza de la que salen los otros grupos y el resto de las bandas, queramos o no, también gira en torno al camino iniciado por Sex Museum, esa orgullosa independencia con una actitud totalmente distinta. Esta misma filosofía la mantenemos con Los Coronas totalmente, con esta banda hemos desarrollado esta visión, que tiene sus desventajas, como que la gente te descubra tarde, pero también ventajas. Nosotros, estando en Madrid, tenemos contacto con gente que ha saboreado las mieles del éxito, que ha tenido momentos muy altos y otros muy bajos, y nos dicen que nos lo montamos muy bien. Lo hacemos de otra manera, con una apuesta más a largo plazo y de otra manera. La ventaja que tiene todo esto es que si te mueves constantemente, lo mismo puedes tocar unos meses en España, más tarde te vas a Alemania, igual surge una gira por México… Este octubre, por ejemplo, estaremos en Estados Unidos con Los Coronas y a final de diciembre iremos otras dos semanas a Australia. No hay queja.

Os dicen que tenéis poco reconocimiento a pesar de los años que lleváis en la música.

Sí, pero depende de cómo se entienda ese reconocimiento. En España hay poco si se compara con Loquillo, por ejemplo; pero nuestro enfoque era diferente, por eso lo que hacemos es que lo que no tenemos aquí lo tenemos en una gira por Alemania o por cualquier otro país europeo.

El caso es que cada vez que habéis tocado en Almería las salas estaban llenas.

Sí, eso es verdad. Ahora ha habido un momento de crecimiento con Los Coronas y Corizonas del que estamos muy contentos. Aunque esto es muy cambiante, lo mismo tienes una temporada en la que todo va muy bien y hacia arriba, que te llega un bajón y tienes que recurrir a los ahorros de la época buena.

El éxito de Corizonas está llegando a niveles mucho más elevados que con el resto de bandas, ¿cómo lo encajáis?

Ha sido algo inimaginable. No podíamos pensar llegar a este punto, porque lo empezamos como una asociación con Arizona Baby. Comenzamos después de conocer a Javier de Arizona Baby en los conciertos de Sex Museum. Él es un gran fan de la banda y venía a hacernos entrevistas y nos iba dando sus maquetas, te hablo de hace unos ocho o diez años. Acabar dando con una persona así, que pertenece a una escena musical muy similar a la nuestra, pues hubo un momento en que nos juntamos para hacer unos conciertos. Todo lo que ocurrió desde entonces ha sido una sorpresa. Empezó a funcionar, mucho más de lo que esperamos, y lo que iba a durar unos cinco meses nos ha durado dos años. Al final lo que comenzó como una unión entre amigos ha funcionado de maravilla y ha sido muy sorprendente: lo primero, porque no pretendíamos llegar hasta este punto, fue una auténtica sorpresa.

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