El Aula Magna del Paraninfo de la Universidad de Zaragoza ha sido el punto de encuentro de investigadores, tecnólogos y empresarios del sector agroalimentario, y un centenar de asistentes interesados en conocer y compartir proyectos y desarrollos innovadores, muchos de ellos ya consolidados, creados para reciclar, reutilizar o transformar los residuos y subproductos en materias primas para el propio sector agroalimentario, así como para otros usos. Y es que la aplicación de planes de acción, iniciativas y propuestas de la economía circular facilita al sector optimizar su eficiencia y generar ingresos y nuevos empleos.
La banca cooperativa Cajamar ha organizado el Foro Food&Future 2019 “Economía Circular: generando valor a partir de subproductos agroalimentarios”, en colaboración con la Universidad de Zaragoza, a través del Instituto Agroalimentario de Aragón (IA2), el Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA) y el Clúster de Empresas Agroalimentarias de Aragón, con la finalidad de fomentar la transferencia del conocimiento entre investigadores y empresarios, y el debate de ideas que ayude a las empresas agroalimentarias españolas a incrementar su productividad y competitividad, y desarrollar sus negocios.
La economía circular es una cuestión relevante a nivel europeo en lo que a sostenibilidad medioambiental se refiere, y de interés para las empresas puesto que contribuye a una mejor optimización de los recursos y materiales, entre otros factores. Según el Eurobarómetro sobre las pymes europeas y la economía circular de la Comisión Europea, publicado en junio de 2016, España es el tercer país de la Unión Europea con mayor número de empresas que en los tres años precedentes había realizado actividades de economía circular, sólo por detrás de Malta e Irlanda. Asimismo, un informe de la Fundación Cotec sobre la situación y evolución de la economía circular calcula que la aplicación de toda la normativa vigente en materia de residuos en España crearía aproximadamente unos 52.000 puestos de trabajo.
El acto inaugural de Cajamar Food&Future ha contado con la presencia del consejero de Desarrollo Rural y Sostenibilidad del Gobierno de Aragón, Joaquín Olona Blasco; la vicerrectora para el Campus de Teruel de la Universidad de Zaragoza, Alexia Sanz Hernández, y el director de Innovación Agroalimentaria de Cajamar, Roberto García Torrente. Todos ellos han alentado a investigadores, empresarios y consumidores a trabajar juntos en el impulso de proyectos que fomenten la economía circular, pues ello ayudará a disminuir el uso de los recursos, a reducir los residuos y a limitar el consumo de energía.
La vicerrectora para el Campus de Teruel de la Universidad de Zaragoza ha explicado que la evolución hacia una economía circular requiere de importantes cambios en los patrones de producción, pero también es un prerrequisito el cambio en los patrones de consumo y en las percepciones de todos los grupos de interés acerca de la necesidad de establecer una gobernanza responsable”. Y ha añadido que “la universidad tiene también un papel protagonista, tanto en el campo de la formación como de la investigación, la transferencia del conocimiento y la comunicación científica”. Por ello, la Universidad de Zaragoza impulsó la Catedra Tervalis de Bioeconomía y Sociedad, desde la que se trabaja en proyectos que contribuyen a impulsar una economía circular, desde una perspectiva social y con el abordaje de los aspectos que facilitan la construcción de una sociedad más comprometida y más ‘circular’.
Por su parte, el director de Innovación Agroalimentaria de Cajamar ha señalado que “este foro pretende conectar a investigadores y a empresarios para concienciarles de la importancia que la Unión Europea está dando al desarrollo e implementación de la economía circular en toda la cadena de valor, y para conocer cómo la conversión de los residuos en materias primas crea riqueza y empleo, además de obtener beneficios medioambientales, y por tanto representa una ventaja competitiva en el contexto de la globalización”.
El encuentro ha contado con la ponencia de la Azucena Gracia, jefa de la Unidad de Economía Agroalimentaria y de los Recursos Naturales del CITA, investigadora de IA2, que ha explicado las últimas tendencias de la investigación de la bioeconomía como herramienta de la economía circular. Asimismo, se han celebrado tres mesas redondas: la primera enfocada en las propuestas de innovación de los centros de investigación y tecnológicos; la segunda en el conocimiento de proyectos de innovación empresariales, y la tercera sobre casos de éxitos de la valorización de subproductos por empresas.
Innovación de los centros de investigación y tecnológicos
Los investigadores de los centros de innovación tecnológicos y universidades de Zaragoza, Valencia, Valladolid y País Vasco han dado a conocer sus proyectos en una mesa redonda moderada por Manuel Laínez, director de la consultora Laínez Biotrends. Así, Eugenia Venturini, de la Universidad de Zaragoza, a través del Instituto Agroalimentario de Aragón (IA2), ha mostrado que una de las vías de mayor interés para la valorización de los residuos generados durante el cultivo y procesado de los productos es la obtención de extractos que pueden ser utilizados como ingredientes con propiedades antimicrobianas o antioxidantes. Como ejemplos prácticos ha citado los frutos del aclareo y la piel de rambután y granada.
Por su parte, María García, del Centro Tecnológico AINIA, de Valencia, ha dado a conocer los trabajos sobre la conversión de los subproductos en fuente de energías renovables. A su juicio, las biorrefinerías son una de las alternativas más prometedoras para la explotación de los residuos orgánicos agroalimentarios.
Chelo Escricg, del Instituto Tecnológico del Plástico (AIMPLAS), también de Valencia, ha mostrado cómo se pueden aprovechar los residuos agrícolas para la obtención de biopolímeros y aditivos. Ignacio de Godos, de la Universidad de Valladolid, ha explicado el potencial de las microalgas para la obtención de energía. Por su parte, Carmen Villarán, de Tecnalia Research&Innovation, del País Vasco, ha comentado entre otros el proyecto del tratamiento de subproductos de frutas y hortalizas para la obtención, a través de la bioeconomía, de bioplásticos o enzimas para su utilización en detergentes, y Miguel Ángel Domene, del Área de Innovación Agroalimentaria de Cajamar, ha descrito la investigación que se realiza en los centros experimentales de Cajamar en Almería y Valencia para valorizar residuos, mediante la producción de bioestimulantes y biogás; así como el aprovechamiento de residuos procedentes de otros sectores, como el de la construcción, para la generación de tecnosuelos.
Proyectos de innovación empresarial
La segunda mesa, coordinada por José Antonio Domínguez, director gerente del CITA, ha reunido representantes de empresas que están desarrollando proyectos innovadores, como es el caso de la empresa aragonesa Fertinago, cuyo representante, Ignasi Salaet, ha mostrado la importancia de la economía circular en la industria del fertilizante, puesto que dejará de ser química, y ha recordado que el carbono orgánico es el que va a gobernar la nueva agricultura y la producción de biomasa. De ahí la importancia de la valorización de los subproductos.
Jesús Abadías, de Cooperativas Agro-alimentarias de Aragón, ha dado a conocer el proyecto realizado en los últimos años en la Cooperativa Agraria San Miguel de Tauste (Zaragoza), para poner en marcha un sistema de valorización energética de los subproductos agrícolas generados en las explotaciones de sus agricultores, principalmente de la paja de cereal. El objetivo es la puesta en valor de estos subproductos para facilitar la gestión de los mismos al agricultor, y que este obtenga un beneficio; así como para que la cooperativa pueda suplir parte de sus necesidades energéticas con la valoración de los mismos en sus procesos de secado, y pueda poner en marcha un nuevo modelo de negocio como centro logístico de biomasa, de modo que a sus socios agricultores, que además son ganaderos y tienen necesidades energéticas en sus granjas, se les pueda suministrar biomasa agrícola transformada.
Otro ejemplo de economía circular es el de Tecnopackaging (Zaragoza). Berta Gonzalvo ha explicado que esta empresa desarrolla proyectos de I+D en el campo de los materiales biodegradables, la mejora de la sostenibilidad en procesos de aditivación de nanomateriales, y el desarrollo de nuevos materiales antimicrobianos. Uno de sus proyectos es el uso de fibras y proteínas del plátano de Canarias para realizar aditivos para bioplásticos, al objeto de producir un film reforzado, más sostenible, que puede ser usado para bolsas de pienso para peces y fundas protectoras para la bananera.
Por su parte, Óscar Longares, de Feltwood (Zaragoza), ha indicado que su empresa desarrolla tecnologías para, a partir de residuos agrícolas, producirmateriales industriales ecológicos, 100 % fibras vegetales, alternativos al plástico y a la madera. Asimismo, Ana de Diego, de Insectopia (Zaragoza), ha explicado su actividad emprendedora dirigida a explorar y explotar el potencial de los insectos y sus derivados como fuente de proteína alternativa para alimentación.
También Angel Pereira, de Dairylac (Galicia), ha expuesto el proyecto Biopol liderado por la cooperativa Aira e impulsado por la Xunta de Galicia con el objetivo de transformar el sector lácteo gallego a través de la valorización de producto a través de la obtención de biopolímeros, basado en el aprovechamiento de subproductos y corrientes residuales generados por la industria láctea.
Finalmente, Pedro Echeverría, de Ingredalia (Navarra), ha explicado como a partir de subproductos del brócoli obtienen brasphenol y sulforaphan-smart que funcionan como antioxidantes y preservadores de la vida útil de los alimentos, siendo además elementos funcionales que mejorarán nuestro sistema inmune.
Casos de éxito empresariales en la valorización de subproductos
En la tercera mesa redonda, el director del Instituto Agroalimentario de Aragón (IA2), Rafael Pagán, ha mostrado siete empresas que han dado a conocer casos de éxitos en la valorización de subproductos. Ramón Espuña, del grupo industrial cárnico Grupo Jorge (Zaragoza), ha explicado su línea de negocio basada en el tratamiento térmico de los subproductos de origen porcino en la elaboración de alimentación para animales de compañía y acuicultura, en sus centros de Zaidin (Huesca) y Santa Eugènia de Berga (Barcelona).
Antonio Morenos del Grupo García Carrión (originario de Murcia), ha dado a conocer el proyecto el Andévalo que desarrolla en la provincia de Huelva. Se trata de una planta de exprimidos de naranjas ubicada en la misma finca de naranjos. Este proyecto tiene dos pilares fundamentales: la obtención de un zumo de naranja de máxima calidad y la sostenibilidad del proyecto desde el punto de vista medioambiental. Esta explotación no genera prácticamente ningún residuo orgánico gracias al aprovechamiento de la piel para producir un alimento apto para animales, de las ramas del naranjo como biocombustible e incluso del agua depurada de la factoría que es devuelta para regadío.
Otro caso ha sido presentado por Jordi Ribera, de Copiral (Lleida), cuya empresa se dedica al tratamiento de subproductos, ya sean líquidos (gelatinas, yogures, leches, zumos) o sólidos (harinas, galletas, bollería, productos panificables y pastas), que son transformados en materias primas para piensos animales. Asimismo, Antonio Cruz, de Indulleida (Lleida) ha referido algunas de las líneas de producción de su empresa, como la recuperación de las pieles de fruta para obtención de fibra, aceites esenciales, azucares y polifenoles; la obtención de extractos aromáticos naturales usados en alimentación y cosmética a partir los aromas de la fruta, y la recuperación del agua procedente del procesado de la fruta aprovechando la materia orgánica y los nutrientes que contiene para abonar y poner en regadío terrenos de secano.
Por su parte, Alberto Guadarrama, de Bodegas Matarromera (Valladolid), ha explicado la línea de productos de cosmética basada en la extracción de polifenoles de los hollejos de la uva, siendo el resultado de cuatro años de investigación y análisis. Asimismo, Marcos Quevedo, de Biogastur (Asturias) ha explicado como la central de cogeneración y planta de fertilizantes convierte los residuos ganaderos y produce electricidad que es destinada al consumo de las propias explotaciones ganaderas. Así, esta planta trata anualmente 400.000 toneladas de residuos ganaderos, que se convierten en biogás y en fertilizantes sólidos y líquidos, generando la energía necesaria para abastecer anualmente 1.500 hogares y dejando de emitir el equivalente al CO2 que producen 17.000 coches. Por último, Ana Cabezas, de Alhóndiga La Unión (Almería), ha expuesto las estrategias que han desarrollado para valorizar los residuos hortofrutícolas generados durante su manipulación, transporte y venta, dedicando una atención especial a un proyecto que permitirá su utilización para el desarrollo de bioplásticos.
A continuación, ha tenido lugar un encuentro de networking en el que asistentes y ponentes han tenido la oportunidad de intercambiar opiniones y proyectos sobre economía circular: iniciativas vitales para el sector agroalimentario, ya que el Paquete de economía circular de la Unión Europea exige mejorar la eficiencia de la cadena de valor, buscando la obtención de nuevos productos a partir de lo que hasta ahora se ha venido considerando como subproductos o residuos.